La inteligencia artificial (IA) sigue situándose en el centro de los mayores avances científicos actuales, y el último año ha sido especialmente transformador para el campo de la biotecnología. Más allá de su uso en la generación de imágenes o textos, la IA se ha convertido en una herramienta indispensable para procesar, analizar y descubrir patrones en volúmenes de datos genéticos y biológicos sin precedentes.
La revista National Geographic recopiló algunos ejemplos recientes que muestran cómo la colaboración entre especialistas y algoritmos de aprendizaje automático ha permitido logros que, hasta hace poco, parecían ciencia ficción.
IA identifica más de 70.000 especies de virus desconocidas
En octubre de 2024, un artículo publicado en Cell presentó un avance notable: gracias al sistema LucaProt, un equipo de científicos logró analizar 51 terabytes de datos genéticos y documentar 70.458 especies de virus de RNA, muchas de ellas nunca antes descritas.
Los resultados incluyeron la creación de una base de datos con 180 supergrupos víricos, entre los cuales 60 no tenían registro previo. Este logro tiene una relevancia médica crucial, ya que los virus de RNA son responsables de enfermedades como COVID-19, hepatitis C, VIH y gripe. Esta clasificación permitirá mejorar el desarrollo de tratamientos y vacunas, especialmente frente a virus con mutaciones rápidas.
Cartografía neuronal para entender el Alzheimer
En otro hito impulsado por la IA, en octubre de 2024 un equipo internacional logró mapear con precisión el cerebro completo de una mosca adulta: 140.000 neuronas y más de 50 millones de conexiones sinápticas, gracias al trabajo del consorcio FlyWire.
Este atlas cerebral supera todo lo logrado hasta ahora en neurobiología comparada y permite prever la actividad neuronal y parte del comportamiento del insecto. Dado que muchos circuitos neuronales son compartidos entre moscas y humanos, este trabajo representa un paso fundamental para comprender enfermedades como el Alzheimer y otras demencias. Sin la intervención de la IA, este análisis habría tomado décadas de trabajo humano.
AlphaFold3 y el futuro del diseño de fármacos
El modelo AlphaFold3, desarrollado por DeepMind, fue otro protagonista clave del año. Esta IA no solo predijo la estructura tridimensional de prácticamente todas las proteínas imaginables, sino también cómo interactúan entre sí y con otros compuestos.
Este avance supone una revolución para la biología molecular y la medicina, ya que entender el plegamiento y las interacciones proteicas es esencial para diseñar fármacos más precisos y crear enzimas industriales innovadoras. AlphaFold3 acelera procesos que antes requerían meses de trabajo experimental, aumentando al mismo tiempo la precisión.
Un nuevo paradigma en la exploración de la vida
Estos tres logros representan apenas la superficie del impacto de la IA en la biotecnología actual. Desde el procesamiento de datos genéticos, hasta la simulación de procesos biológicos y el descubrimiento de nuevas formas de vida, la inteligencia artificial está inaugurando una era donde el conocimiento sobre la vida se expande de forma exponencial y a un ritmo sin precedentes.
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