China negó hoy haber vendido armas a Rusia, aseguró que su estrecha relación con Moscú no es una amenaza para otros países y arremetió con dureza contra EE.UU. durante la primera comparecencia pública ante la prensa del nuevo ministro de Exteriores, Qin Gang.

Qin, que accedió al cargo en diciembre del año pasado, ofreció una rueda de prensa de casi dos horas en los márgenes de la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP, Legislativo), en la que elevó el tono contra Washington, a quien acusó de «crear crisis» para «contener a China».

Como tarjeta de presentación, Qin embistió contra la administración estadounidense por «desviarse por completo» de la racionalidad: «Lo vimos en el reciente episodio de los globos. Acudieron a la presunción de culpabilidad, dramatizaron lo que era un accidente, usaron la fuerza y provocaron una crisis. EE.UU. está equivocado sobre China», dijo.

El canciller consideró que Washington ha tomado a China «como su rival principal geopolítico» y que «solo intenta hacer tropezar o incluso herir a la otra parte. Eso no es competencia justa, es confrontación malintencionada», aseguró.

«No se saldrán con la suya», espetó. El diplomático exhortó a Washington a que tenga «una visión inclusiva si quiere volver a ser grande» y subrayó que no podrá «detener los pasos de China en su camino a la modernización».

«Si no pisan el freno, si siguen con esta locura, nada podrá evitar que las relaciones descarrilen. Esta confrontación es una apuesta temeraria, y están en juego los intereses de ambos países e incluso el futuro de la humanidad», aseveró Qin.

Las relaciones bilaterales se deterioraron a pasos agigantados en el último año a cuenta de conflictos como la visita a Taiwán en agosto pasado de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, las sanciones comerciales y tecnológicas o la reciente crisis de los globos «espía».

El nuevo orden chino

En contraste con el mal momento que atraviesa con Washington, Qin alabó los lazos de Beijing con Moscú: «Hacen avanzar la multipolarización del mundo, se basan en una confianza estratégica mutua y la buena vecindad. Hay quien ve en esta relación ecos de la guerra fría, pero esta relación no amenaza a ningún otro país».

Qin negó que su país haya vendido armas a Rusia y defendió que China ha hecho «un juicio independiente» y «apostado por la paz» en Ucrania, en referencia a la reciente declaración en la que defiende el respeto a la soberanía de todos los países y llama a la «moderación», propuesta criticada por Occidente por poner en el mismo plano «al agresor y al agredido».

No obstante, Qin se mostró conciliador sobre Europa al asegurar que China apoya su «integración» y su «estabilidad y seguridad a largo plazo», aunque apuntó que espera que el continente haga patente «una verdadera autonomía estratégica».

En la rueda de prensa, en la que las preguntas estaban pactadas de antemano y a la que numerosos corresponsales permanentes en el país asiático no tuvieron acceso, Qin destacó que la iniciativa de seguridad global del país apuesta por ese «multilateralismo» que se opone a la «confrontación» de bloques: «El mundo está marcado por turbulencias, y la diplomacia china surca oleajes tormentosos. Pero no cesaremos en nuestro empeño».

Qin agregó que Beijing «mantendrá una política exterior de paz y apertura que brindará oportunidades», y que China «seguirá con su compromiso de ayudar a quienes tienen problemas financieros», además de anunciar un tercer foro de las Nuevas Rutas de la Seda, proyecto que busca construir infraestructuras en más de 60 países.

«No a una Ucrania en Asia»

Durante su debut público, Qin abrió ante los presentes un ejemplar de la Constitución china al responder a una pregunta sobre Taiwán, y citó que la isla, que Beijing reclama, es un «territorio sagrado».

«Nos reservamos la opción de tomar medidas si se diera una circunstancia violatoria de la ley contra la secesión de la RPC. No se puede subestimar la determinación del pueblo chino para defender su soberanía. Es una línea roja que no se puede cruzar», dijo.

El canciller sostuvo que EE.UU. «tiene que dejar ya de intervenir» en lo que China considera sus asuntos internos.

Taiwán, con quien el país norteamericano no mantiene relaciones oficiales, es uno de los mayores motivos de conflicto entre China y EE.UU., debido sobre todo a que Washington es el principal suministrador de armas de Taiwán y sería su mayor aliado militar en caso de conflicto bélico con el gigante asiático.

«¿Por qué EE.UU. no respeta la soberanía de China en la cuestión de Taiwán y nos exige que mostremos que respetamos la soberanía de Ucrania? ¿Por qué envía armas a Taiwán y nos pide que no enviemos armas a Rusia? Si EE.UU. quiere paz debe dejar de usar Taiwán para contener a China y rechazar y detener la independencia de Taiwán», afirmó.

Asimismo, arremetió contra la estrategia estadounidense en Asia-Pacífico que, dijo, «trata de fomentar la confrontación y frenar la integración racional».

«Ninguna guerra fría ni ninguna crisis al estilo de la de Ucrania debe repetirse en Asia», remató.

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