Un equipo de astrónomos que opera el telescopio espacial Hubble de la NASA observó la evaporación y el desprendimiento de la atmósfera de hidrógeno de un planeta joven, denominado AU Microscopii b, que orbita una estrella enana roja.

AU Microscopii b (AU Mic b) fue descubierto en 2020 y es muy similar en tamaño a Neptuno, pues es gaseoso y tiene aproximadamente cuatro veces el diámetro de la Tierra. Este es el planeta más interno del sistema planetario de la estrella anfitriona AU Microscopii. AU Mic b gira alrededor de la estrella a menos de 10 millones de kilómetros de distancia, que sería alrededor de la décima parte del trayecto de Mercurio al Sol.

¿Se puede sobrevivir a una convulsa enana roja?

AU Microscopii tiene solo el 1% de la edad del Sol y se encuentra a 32 años luz de la Tierra. La estrella tiene menos de 100 millones de años (el Sol tiene 4.600 millones de años) y alberga uno de los sistemas planetarios más jóvenes jamás observados. Los intensos y enrevesados campos magnéticos de esta enana roja producen supererupciones entre 100 y 1.000 veces más poderosas que las que produce el Sol. Debido a la extrema cercanía a su estrella, AU Microscopii b recibe una explosión abrasadora de energía constante y torrencial de radiación ultravioleta y de rayos X.

Bajo estas condiciones los científicos querían averiguar qué tipo de planetas pueden sobrevivir en estos entornos. «¿Cómo se verán finalmente cuando la estrella se estabilice? ¿Y habrá alguna posibilidad de habitabilidad eventualmente, o terminarán siendo simplemente planetas quemados?» pregunta Keighley Rockcliffe, del Dartmouth College (EE.UU.). «¿Eventualmente pierden la mayor parte de sus atmósferas y sus núcleos sobrevivientes se convierten en Supertierras? Realmente no sabemos cómo se ven esas composiciones finales porque no tenemos nada así en nuestro sistema solar», enfatizó.

Sorprendentes cambios en períodos cortos

En una primera observación del paso del planeta por delante de su anfitriona, Hubble no pudo constatar pérdidas de material. Sin embargo, una observación realizada un año y medio después reveló claras señales de que el planeta experimentaba una pérdida atmosférica.

Esta extrema variabilidad entre órbitas sorprendió a los astrónomos. «Nunca habíamos visto que un escape atmosférico pasara de ser completamente no detectable a muy detectable en un período tan corto cuando un planeta pasa frente a su estrella», señaló Rockcliffe. «Realmente esperábamos algo muy predecible, repetible. Pero resultó ser extraño. Cuando vi esto por primera vez, pensé: ‘Eso no puede ser correcto'», manifestó.

¿Cómo explicar estos cambios breves?

Los cambios nunca antes vistos en el flujo atmosférico de AU Mic b durante uno de los tránsitos pudieron deberse a una poderosa llamarada estelar: una enorme eyección de AU Microscopii vista siete horas antes pudo haber fotoionizado el hidrógeno que escapaba hasta el punto en que se volvió transparente a la luz, por lo que no fue detectable.

Los astrónomos también sostienen que el viento estelar pudiera estar dando forma al flujo de salida planetario haciéndolo observable en algunos momentos y no observable en otros momentos. Este viento estelar estaría provocando que parte del flujo de salida tenga ‘hipo’ delante del propio planeta, como se predice en algunos modelos. Los resultados se publicaron el jueves en The Astronomical Journal.

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