La llegada de este marzo coincide con un hito histórico que recién en esta ocasión nos permite recuperar libertades que vimos perdidas por un momento: es el tercer año desde que se descubriera el primer caso de covid-19 en Chile. Uno de los hombres que estuvo a cargo del manejo de la pandemia fue el exministro de Salud, Jaime Mañalich, quien de entrada destacó, la mañana de este viernes en ADN Hoy, la forma en la que condujo la crisis la administración de la que fue parte, no sin hacer advertencias.

“En Chile y el mundo ha ocurrido un evento histórico: va a quedar en los textos escolares y de historia una brutal pandemia que tuvo el costo en salud y en vidas humanas. Se supone que a nivel del mundo, porque las cifras están muy subrreportadas: esta pandemia generó más de 20 millones de fallecidos, transformándose en uno de los peores desastres de salud de la historia humana. Más del 60% de la población probablemente tuvo infección por este virus. Fue un evento catastrófico que produjo, además de los problemas de salud que mencionamos, pérdidas económicas, educacionales, políticas, en fin. Fue una verdadera guerra”, precisó en el prólogo de la conversación.

La posición de Chile en el mundo fue favorecida, acotó el exsecretario de Estado: “Se ha consolidado la idea mundial de que nuestro país lo hizo bastante mejor que el promedio en términos de medidas sanitarias, de política, de comunicación, de extraordinaria campaña de vacunas, de disponer de camas críticas para quienes necesitaran, y eso fue un gran aprendizaje”.

Pero bajo la misma mirada global, lo que mostró la pandemia fue, en primer lugar, “una debilidad del gobierno mundial, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), respecto a estos riesgos. La pregunta tremenda es respecto al control que tienen del mundo los laboratorios de bioseguridad nivel cuatro. En Wuhan hay uno de estos laboratorios que manipulan, con fines a veces no muy santos, este tipo de agentes infecciosos y producen riesgo, y la vigilancia sobre esos laboratorios es extraordinariamente pobre”

Como segundo punto, está el cuestionar “los niveles de colaboración internacional y de equidad: esta pandemia afectó a los países más pobres y dentro de estos países, a la gente más vulnerable”.

Hace algunos días, el director del FBI, la polía estadounidense, aseguró que el origen del covid-19 fue “probablemente” por un incidente en un laboratorio en Wuhan, China. Según los datos que él conoce, son 60 laboratorios en todo el mundo donde tienen “virus muy peligrosos y teoricamente, en el sentido positivo, lo que ocurre ahí es una manipulación de esos virus para darles más potencia, para empoderarlos, hacerlos más agresivos, teoricamente, con el fin de prever posibles riesgos para el ser humano y fabricar vacunas, lo que fuera”.

En esa línea, “es lo que ocurre hoy con la influenza aviar, en donde en teoría en estos laboratorios se podría potenciar este virus H5N1, pensando en que podría tener la capacidad de infectar persona a persona y fabricar vacunas ante ese posible riesgo. Pero para que no nos miremos la suerte entre gitanos, estos laboratorios son también lugares de experimentación de armamento biológico. Lo que ha hecho el director del FBI ha sido poner el dedo en la llaga”, precisó Mañalich.

Ante este escenario, la vigilancia en estos laboratorios llama a que sea “mucho más estricta, como la Comisión Europea de Agentes Nucleares, para que no haya riesgos como Chernobil”.

Un ranking mundial posicionó a Chile en el puesto número 18 dentro de los con mayor mortalidad. La cifra, en la comparativa regional, podría deberse a la forma en la que se hacen esos reportes. “Chile reporta muy bien”, dijo Mañalich, y agregó: “De hecho, es probable que en el balance final que en realidad tengamos un sobrerreporte de fallecidos adjudicados al covid, estimado al 10%, es decir, seis mil personas menos habrían fallecido directamente por covid, y eso es por la buena data y la comparación de lo llamado ‘exceso de mortalidad’: cuánta gente, sobre lo que era esperable estadísticamente, falleció y adjudicar a covid ese exceso de fallecidos”.

La pandemia misma motivó a que los registros fuesen más confiables. Pero que no sea igual en países vecinos “es extremadamente importante para nosotros. Saber en este momento que hay un brote muy significativo de gripe aviar en aves en Perú es importantísimo para nosotros y afortunadamente Perú reporta muy bien esa data”.

Gripe aviar

En línea con lo anterior, la ruptura de “nichos ecológicos”, dijo el exministro, es parte del cambio climático “y representa una amenaza creciente: cada vez más estas pandemias serán más frecuentes, no menos. En gripe aviar, estamos siendo más livianos de lo necesario: primero, por la cadena alimentaria del ser humano. En Chile se come mucha ave y la vigilancia que hay sobre esa producción y los grandes gallineros es muy poca. Se requiere una alerta para tener más laboratorios y vigilar más, y testear muy rápidamente los riesgos humanos, porque ya en este brote de influenza aviar el virus que afecta al mundo es distinto a los anteriores es mucho más agresivo para las aves. Y que se produzca una mínima mutación que afecte a los seres humanos está a un paso. No podemos actuar con ingenuidad, sino que con lo aprendido de covid, mucho más proactivamente, con una vigilancia más activa, para que no ocurra una catástrofe y que no haya un nuevo brote pandémico que alerte al mundo”.

Así las cosas, disparó sus dardos al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), planteando que lo que hace la institución “es insuficiente. En este tipo de transmisiones viajaron con pelícanos en zonas costeras. No hay SAG que valga. Estas aves no están sometidas a ningún control. Llegan al Biobío y de ahí pueden llegar aves domésticas y de producción y puede producirse un contagio enorme. La respuesta ha sido insuficiente. El ministerio de Salud, independiente de lo bien que lo hace el SAG, tiene que tomar responsabilidades más estricta para hacer vigilancia del riesgo a humanos de esta gripe aviar”.

/psg