Es la ironía –siempre presente- de la historia. Los “malditos 30 años” volvieron de golpe a palacio de la mano de los mismos que los criticaban.

Pero más allá de ello, lo cierto es que, como apunta Juan Carvajal, el año que ahora se inicia heredará “desafíos de alto calibre para el gobierno”. Si el 2022 fue complejo, prepárense para el 2023, parece sugerir.

“Será un año”, dice, “donde sin elecciones que cambien el escenario parlamentario, un Ejecutivo sin mayorías y con una gran fragmentación de los partidos deberá negociar cada iniciativa voto a voto y sin garantías”.

Se necesita, asegura Carvajal, un trabajo de persuasión ciudadana de parte del Presidente Boric “que permee la resistencia de la oposición” y “se imponga a las críticas que puedan venir de su sector”.

Queda por ver si es posible en estos tiempos.

Boletín semanal de Opinión de La Tercera por Juan Paulo Iglesias

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