A un mes de que la Cámara de Diputados renueve a sus autoridades, un primer encuentro formal sostendrán este martes los representantes de las bancadas de la UDI y RN con sus pares de Demócratas y el PDG.

La idea es comenzar a darle forma a un nuevo pacto administrativo que permitiría a la oposición tomar el control de esta rama del Congreso con el respaldo de fuerzas no alineadas, es decir, parlamentarios que no son partidarios del gobierno, pero que tampoco tienen domicilio político en la derecha.

Aunque este acercamiento es de carácter administrativo para repartirse las cuotas de poder en la Cámara, también tiene un trasfondo electoral. Los partidos de Chile Vamos (UDI, RN y Evópoli) están tratando de lograr un entendimiento con miras a las próximas elecciones municipales y regionales, que involucre al Partido Republicano y también a estas colectividades que se identifican con un centro político, como Demócratas, Amarillos o el PDG.

Por tal razón, existe una fuerte presión de las directivas de estos partidos a sus diputados para que no den sus votos al candidato(a) que levantará el Partido Comunista para presidir la Cámara.

En este tema, la presidenta de Demócratas, la senadora Ximena Rincón, junto a otros miembros de su mesa directiva, han sido los más categóricos en ese llamado a sus legisladores.

Estas gestiones han dado resultado. Por ejemplo, en nombre de la bancada Demócrata, el diputado Miguel Ángel Calisto puso en duda, la semana pasada, el apoyo en favor de un(a) diputado(a) comunista, usando como excusa la postura que ha tenido el PC respecto de Venezuela.

A pesar de que los diputados de Demócratas tenían un acuerdo de palabra con la DC y el oficialismo para respaldar la carta comunista en este período, el inminente alineamiento político electoral hoy dificulta que ese compromiso se pueda cumplir. A cambio, la alianza gubernamental estaba dispuesta a ceder una vicepresidencia de la Cámara y la presidencia de la Comisión de Hacienda a Demócratas.

Para compensar esa situación, la derecha está dispuesta a cederle la presidencia de la Cámara a Demócratas, mientras que al PDG se le está ofreciendo una vicepresidencia.

Esta concesión de la derecha tiene también otra motivación. La idea es que una vez que tomen el control de la mesa, las nuevas autoridades de la Cámara podrían proceder a modificar la composición de las comisiones legislativas.

Si bien esta acción puede ser cuestionada del punto de vista de su legalidad, existe un informe jurídico elaborado por RN que avala una jugada reglamentaria de ese tipo. Además, existiendo una mayoría que respalde esa interpretación, el oficialismo quedaría atado de manos frente a esa maniobra.

Ello permitiría, por ejemplo, que más diputados de oposición ingresen a la Comisión de Hacienda, una de las instancias estratégicas para la discusión de una nueva reforma tributaria.

Al tomar el control de la mesa y de las principales comisiones, las bancadas de derecha podrían definir qué leyes se discuten, situación que sería catastrófica para la agenda del Ejecutivo.

En todo caso, el plan de la derecha no es nuevo. Entre octubre y noviembre de 2022, en momentos en que la diputada Karol Cariola (PC) era la carta del oficialismo para asumir en la presidencia de la Cámara, la derecha había logrado un preacuerdo con Demócratas y el PDG para desbancar a la alianza gubernamental.

No obstante, el oficialismo y el gobierno respondieron con una jugada sorpresiva. Con la venia del PC, Cariola debió deponer su candidatura y en su reemplazo se propuso al diputado del Partido Liberal, Vlado Mirosevic, como una forma de debilitar el discurso “anticomunista” de la estrategia opositora. Además, el gobierno logró quebrar a la bancada del PDG, que se dividió al momento de la votación.

Finalmente, Mirosevic se impuso por 77 votos contra 73 de Calisto, quien fue levantado como carta opositora.

Precisamente debido a esta experiencia -en la que se logró dar vuelta a última hora un resultado adverso-, en la alianza gubernamental aún no dan por perdida la elección de la Cámara. No obstante, hasta ayer, en el mejor escenario se contabilizaban solo 75 votos para la carta del PC.

Desde el Ejecutivo añaden que todavía hay tiempo para evitar una derrota.

De hecho, recién el viernes 22 de marzo, a través de una carta, renunciará a la presidencia de la Cámara, el diputado Ricardo Cifuentes (DC), quien fue elegido en julio del año pasado.

Con ese documento se activará un procedimiento para renovar la mesa directiva de la corporación, en vista de que ese día también presentarán sus dimisiones las vicepresidentas Carmen Hertz (PC) y Daniella Cicardini (PS).

Sin embargo, la renovación no opera en forma inmediata. El reglamento dispone un pausado protocolo. Las renuncias se darán cuenta el primero de abril. Luego, a la semana siguiente, el lunes 8, se votan esas dimisiones y, finalmente, el lunes subsiguiente, el 15 de abril, se eligen las nuevas autoridades.

En el actual escenario, para la alianza gubernamental era clave que las elecciones internas de la Cámara, en la que votan los 155 diputados, se dieran después de la primera inscripción de pactos electorales para las municipales. El 10 de abril, los partidos políticos deben formalizar si realizarán primarias para definir candidatos a alcaldes y a gobernador.

Si bien, luego, hay otro plazo en julio (para declarar pactos sin primarias), esta fecha de abril podría ser la manifestación inicial de un acuerdo que se está fraguando entre la derecha (UDI, RN, Evópoli y Republicanos) con los partidos no alineados o de centro, como Demócratas, Amarillos y el PDG.

/psg