Desde su aparición en Wuhan a finales de 2019, el COVID-19 ha provocado millones de infecciones y un impacto global sin precedentes. Mientras el mundo continúa enfrentando sus consecuencias, persisten interrogantes clave sobre la gestión inicial de la crisis en China y el conocimiento que las autoridades tenían sobre el virus en sus primeras etapas.

Primeras advertencias silenciadas

El virus SARS-CoV-2 fue detectado por primera vez en diciembre de 2019 en Wuhan, provincia de Hubei. Los primeros contagios se relacionaron con un mercado de mariscos donde también se vendían animales vivos. Varios médicos, como el Dr. Li Wenliang, intentaron alertar sobre la peligrosidad del virus. Sin embargo, sus advertencias fueron ignoradas por las autoridades, e incluso enfrentaron sanciones por «difundir rumores».

Reacción tardía y medidas drásticas

El 23 de enero de 2020, el gobierno chino impuso una cuarentena estricta en Wuhan y otras ciudades de Hubei, afectando a millones de personas. Aunque estas medidas fueron reconocidas por su magnitud, también surgieron fuertes críticas internacionales por la falta de transparencia y la aparente ocultación de información en las primeras semanas del brote.

Lo que se sabía y no se dijo

Desde los primeros días de la pandemia, diversos informes cuestionaron la versión oficial china. Documentos internos y declaraciones de funcionarios indicaron que el gobierno conocía la transmisión de persona a persona antes de hacerlo público. Un informe de Associated Press, basado en documentos filtrados, sugiere que los líderes chinos entendieron el potencial pandémico del virus, pero retrasaron voluntariamente la alerta tanto a su población como al resto del mundo.

Rol de la OMS y críticas externas

La Organización Mundial de la Salud (OMS) también fue objeto de críticas, especialmente por no exigir mayor transparencia al gobierno chino en las etapas iniciales. Aunque la organización ha defendido su actuación asegurando que trabajó con la información disponible, su papel durante los primeros días del brote sigue siendo motivo de debate.

Transparencia y cooperación: la lección pendiente

La falta de comunicación clara en los primeros momentos de la crisis sanitaria tuvo consecuencias profundas. La demora en confirmar la transmisión entre humanos probablemente facilitó la propagación global del virus. Esta experiencia subraya la necesidad urgente de fortalecer los mecanismos de alerta temprana y garantizar la transparencia en la gestión de futuras emergencias sanitarias.

Aunque el desconcierto inicial es comprensible, la pandemia de COVID-19 dejó una advertencia clara: sin cooperación internacional y sin acceso oportuno a la información crítica, el mundo seguirá siendo vulnerable ante nuevas amenazas.

  • Esta noticia fue redactada utilizando los adelantos técnicos propios de este sitio web. Se acepta cualquier reproducción en otro medio, ojalá citando la fuente:www.eldiariodesantiago.cl

/psg