El Partido Comunista Chino y su máximo líder, Xi Jinping, han hecho un esfuerzo descomunal para restarle importancia al descontrolado aumento en el número de muertes por contagios de covid-19 en China.

Prueba de ello, es el silencio que ha mantenido Xi con respecto a esta preocupante situación, la cual, el régimen ha querido ocultar a través de un conteo irregular de las víctimas que reduce drásticamente las cifras oficiales de fallecidos.

A medida que los contagios se desbordaban en China durante el mes de diciembre, el silencio de Xi se agudizaba cada vez más. Hasta que, el sábado en un discurso pregrabado por Nochevieja y que fue transmitido por la televisión estatal, el líder más poderoso de China desde Mao Zedong, apareció defendiendo su manejo de la pandemia.

“Desde el estallido de la epidemia, siempre hemos puesto a las personas primero y la vida primero, nos hemos adherido a la prevención y el control científico y preciso, hemos optimizado y ajustado las medidas de prevención y control según el momento y la situación, y hemos maximizado la protección de la vida y la salud de las personas”, dijo Xi.

Además agregó que “después de arduos esfuerzos, hemos superado dificultades y desafíos sin precedentes. Si bien todavía es una lucha, todos están trabajando duro con perseverancia y el amanecer está por venir. Trabajemos más duro, la persistencia significa victoria y la unidad significa victoria”.

Entretanto, tan sólo un día antes de ese discurso, las autoridades sanitarias del régimen reportaron que se registró una sola muerte relacionada con la pandemia del coronavirus. Esto, pese a los pronósticos del importante incremento de casos por la llegada del invierno al país asiático, que normalmente debilita las defensas de los ciudadanos.

Algo que resulta absolutamente contradictorio con las palabras de Xi, es que prácticamente durante todo el mes de diciembre evitó hacer cualquier comentario a los alarmantes reportes que hacían prestigiosos medios internacionales sobre el colapso del sistema de salud por la llegada de pacientes contagiados de covid, así como las abrumadoras cifras de muertos que se registraban en los centros de cremación.

Muy por el contrario, mientras las personas se enfermaban en casi todo el país, Xi realizó ejercicios de guerra navales con Rusia, lanzó su tercera incursión más grande de la fuerza aérea alrededor de Taiwán y voló un avión de combate a metros de un aeronave militar estadounidense en el sur de China.

“Podemos ver muy claramente que Xi Jinping está gravemente herido en el sentido de que su prestigio y autoridad han sufrido tremendamente”, dijo Willy Lam, experto en política china de la Universidad China de Hong Kong al medio británico Financial Times.

“Su afirmación de que el sistema chino es el mejor del mundo ahora está sujeta a serios cuestionamientos”, agregó.

Es importante recordar que el jefe del régimen chino, se había adjudicado anteriormente una supuesta victoria sobre la pandemia del covid.

Xi basaba su argumento en los estrictos controles y las exageradas medidas de aislamiento a los ciudadanos chinos para evitar la propagación del virus. Sin embargo, pese al férreo autoritarismo con el que se ejercieron dichas medidas, la población civil se reveló contra el régimen y tomaron las calles a modo de protesta para exigir el cese de las políticas de “covid cero” que los mantenía encerrados durante meses. Finalmente el régimen reculó ante el reclamo ciudadano y levantó las medidas.

John Delury, un experto en China de la Universidad de Yonsei en Seúl, le dijo al Financial Times que “como mínimo”, la dirección del partido comunista enfrenta un “problema narrativo” de “cómo explican a su público qué diablos está pasando”.

“Se está causando un daño grave a la confianza pública”, dijo. “Es posible que no veamos los efectos inmediatos de eso. Pero va al cálculo público sobre cuán competente es su gobierno”.

“Este es el peor comienzo posible para el tercer mandato de Xi”, agregó. “No hay duda de que esto redunda en su estatura”.

Todo esto ocurre mientras que la economía china, una de las más grandes del mundo, sufre una fuerte descaceleración como resultado de todas estas medidas.

Yun Sun, director del Programa de China en el Stimson Center, le dijo al Financial Times que el legado de la política de cero covid de China, socavaría, de ahora en más, la confianza en la toma de decisiones de Xi.

“La pregunta más controvertida, es el mejor momento para la apertura y la preparación que debería haber hecho el gobierno”, dijo Yun. “El núcleo no es si Xi perdió credibilidad porque cambió la política de cero covid. En cambio, es: si cambiar la política era inevitable, ¿por qué no hizo un mejor trabajo preparándose para las consecuencias?”.

Por otra parte, Diana Fu, experta en política interna de China del grupo de expertos Brookings Institution, le dijo también al medio británico que, el cambio de sentido de Xi podría haber llegado demasiado tarde para salvar su reputación.

“Por un lado, este cambio de política puede ser evidencia de que el sistema político chino bajo Xi todavía se adapta y responde a los gritos de sus ciudadanos. Por otro lado, también subraya el fenomenal grado de poder discrecional que ejerce el máximo líder”, dijo Fu. “La vida de 1.400 millones de ciudadanos depende de lo que Xi y su camarilla de asesores decidan sobre cuándo cerrar y cuándo abrir el país”, agregó.

Ahora, tras el levantamiento de la cuarentena, los ciudadanos chinos se tendrán que enfrentar a una nueva problemática debido a la imposición de controles para quienes pretendan viajar a países como EEUU, Italia, Japón, entre otros. Esto último debido a la inexistencia de datos confiables por parte de las autoridades oficiales del régimen de Beijing y los crecientes temores de nuevas mutaciones del virus.

“Los funcionarios estadounidenses creen que el gobierno chino ha sido menos que comunicativo sobre los orígenes de covid-19 y menos que sincero sobre la cantidad de casos positivos de covid en China”, dijo al Financial Times Elizabeth Freund Larus, miembro adjunto del Foro del Pacífico, un instituto de investigación de política exterior de EEUU.

“El gobierno chino permitió que millones de turistas viajaran dentro y fuera del país para el año nuevo lunar en 2020 sabiendo que había un nuevo coronavirus infectando a la población. Cuando se hizo evidente la tasa de mortalidad e infección… ya estaba fuera de control en los Estados Unidos”, agregó.

“Washington no va a cometer el mismo error dos veces”, sentenció.

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