No deja de ser irónico que en la época de Netflix y Amazon Prime, del streaming y las series, el mundo parece haberse convertido en una –incluso con variantes locales.

Porque si alguien hubiera imaginado un mundo en pandemia, con guerra en Europa y con ciudades enteras encerradas, de seguro le habrían dicho que se estaba sobregirando en imaginación.

Y si en el caso de Chile le agregamos el estallido social y una convención constitucional con disfraces de dinosaurios y de pikachu, el asunto se vuelve demasiado delirante para ser real.

Pero aquí estamos y todo eso ya sucedió. Por ello, prever lo que se viene por delante exige abundante imaginación.

Muchos probablemente estarán pidiendo en sus deseos de fin de año, que la serie se vuelva un poco más aburrida.

Tanta sorpresa agota.

Boletín semanal de Opinión de La Tercera por Juan Paulo Iglesias

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