Nicolás Maduro dejó en claro el mundo que sueña: el que pretenden configurar Xi Jinping y Vladimir Putin. Un lugar sin libertades, con represión a las minorías y a quienes piensan distinto al poder imperante. Lo dejó en claro ayer, en el marco del informe anual de gestión que ofreció ante la Asamblea Nacional chavista. El dictador venezolano dijo que en su afán por cumplir con los deseos de sus “hermanos mayores” como los calificó a los jefes de los regímenes chino y ruso, respectivamente, se comprometía a encabezar la construcción de un bloque político que reúna a todo América Latina y el Caribe.
En su discurso, al momento de referirse al plano internacional, el caribeño propuso “avanzar en la consolidación de una nueva geopolítica regional” y “en la construcción de la patria grande”. En tal sentido, dijo que el tema lo habló con el presidente Lula da Silva (Brasil), con Gustavo Petro (Colombia) y con Alberto Fernández (Argentina).
“Lo hablaba con Lula por teléfono el otro día, personalmente con el presidente Gustavo Petro, lo hablaba con el presidente de Argentina, Alberto Fernández. Está llegando una hora nueva, una hora especial para juntar los esfuerzos y los caminos de América Latina y el Caribe para avanzar en la conformación de un poderoso bloque de fuerzas política, de poder económico que le hable al mundo”, dijo el dictador venezolano.
Maduro también indicó que su idea es que ese “bloque político” sea aliado de Xi y de Putin, sus “hermanos mayores”. “Un bloque que invite al mundo a la integración, a la construcción de nuevos polos de poderes. De esa comunidad de destino compartido que habla nuestro hermano mayor, el presidente Xi Jinping. La humanidad como una comunidad de destino compartido. O de ese mundo pluripolar, multicéntrico que habla nuestro hermano mayor el presidente Vladimir Putin. Para que ese mundo llegue hace falta un bloque latinoamericano, caribeño, unido, avanzado”.
“Venezuela se pone al frente de la batalla por la construcción de ese mundo de patria grande. De esa fuerza independiente y soberana que le va a traer más progreso y prosperidad a nuestra patria y a todo el continente latinoamericano y caribeño”, concluyó el dictador venezolano.
Sin diálogo interno
El régimen de Maduro nuevamente condicionó la continuación de las negociaciones con la oposición, reanudadas en México en noviembre pasado, a la liberación por parte de Estados Unidos de más de 3.000 millones de dólares congelados por las sanciones.
“Estamos esperando que el Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica cumpla su palabra y libere los recursos de los 3.150 millones de dólares firmado con la Plataforma Unitaria, con la participación del Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica. Esperamos ese depósito, pues, para seguir las conversaciones, para que tengan validez”, expresó el dictador venezolano este jueves.
Durante su rendición de cuentas ante la cuestionada Asamblea Nacional chavista, Maduro recordó que, el 26 de noviembre del año pasado, la delegación oficialista en el diálogo en México, encabezada por Jorge Rodríguez, firmó un acuerdo social con la oposición para “rescatar 3.150 millones de dólares”. Según el dictador venezolano, parte de esos recursos serán invertidos para mejorar los servicios básicos, entre los que mencionó el agua y la electricidad, además de la infraestructura escolar y sanitaria. Promesas que ha hecho desde que llegó al poder en el año 2013 y que siguen sin cumplirse.
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