Como suele ocurrir cuando un Gobierno está en problemas, se han multiplicado los rumores sobre un posible cambio de gabinete antes de que comience el receso legislativo en el mes de febrero. Pero, a diferencia de lo que ha ocurrido en períodos presidenciales anteriores, es improbable que los problemas que tiene este Gobierno se solucionen con una nueva reestructuración del gabinete presidencial.

En tanto el Presidente siga tratando de ser de forma simultánea el candidato rupturista de la primera vuelta y el candidato moderado y pragmático de la segunda vuelta, cualquier composición del gabinete presidencial pronto será triturado por el peso de esa contradicción vital. En la medida que Boric siga siendo el principal responsable de los errores no forzados del gobierno, da lo mismo el nombre de los actores secundarios que acompañan al capitán que lleva vez tras vez al Titanic a chocar con un témpano de hielo.

Boric quiere seguir siendo el joven líder rupturista que saltó a la fama en la arena política como líder estudiantil en las protestas de 2011. Ese es el papel que le queda más cómodo. Pero el problema que tiene ahora es que la gente lo eligió para que ejerciera como un Presidente que produce resultados positivos. Igual que un actor que llegó a la fama cuando recién cumplía los 20 años, Boric necesita entender que no puede seguir siendo para siempre el más joven en la película. Los actores deben aprender a transitar del rol de joven rebelde a otros roles, más apropiados para su edad.

Como Presidente de la República, Boric debe asumir un papel diferente. No basta rebelarse contra la injusticia. Ahora debe demostrar que es capaz de hacer algo para mejorar la calidad de vida de las personas. No basta con explicitar su descontento con la forma en que se han hecho las cosas. Ahora debe demostrar que su gobierno es capaz de hacer las cosas de mejor forma.

Ahí es donde su Gobierno ha fallado miserablemente. El último escándalo de los indultos muestra desprolijidades inaceptables para cualquier Gobierno. A lo mejor, para un líder estudiantil que lidera marchas contra la autoridad, los errores que ha cometido el Gobierno del Frente Amplio pudieran no ser tan importantes. Pero cuando estás en el gobierno y hay mucho en juego, ese tipo de errores de principiante -los errores de alumno en práctica-tienen consecuencias nefastas en la sociedad.

El Gobierno ya lleva dos semanas hundido en el escándalo de los indultos. En vez de reconocer el error presidencial, el Presidente optó por hacer un apresurado cambio de gabinete, reemplazando a la socióloga que ejercía como Ministra de Justicia y poniendo como reemplazante a un abogado experto en Derecho Administrativo. Pero el nuevo Ministro ha sido absorbido rápidamente por el torbellino de revelaciones, conjeturas, acusaciones y preguntas que siguen rodeando a este auto destructivo paso en falso que dio el gobierno.

En vez de pasar página, Luis Cordero parece forzado a reescribir la desastrosa página que inevitablemente apunta a la responsabilidad personal de Boric en dar luz verde a esos indultos.

Ya que el Gobierno se encuentra nuevamente paralizado, los rumores sobre un cambio de gabinete han comenzado a circular con fuerza en los pasillos del poder. Pero como recientemente hubo un cambio de gabinete que trajo nuevos liderazgos a Interior y la Secretaría General de la Presidencia, es difícil imaginar qué otros ministerios importantes podrían ahora ser el objetivo de recambio.

Es improbable que Boric opte por reemplazar a la vocera de gobierno, Camila Vallejo, porque el Partido Comunista no tiene nadie de igual peso que pueda reemplazar a la que resultó ser la más hábil política del grupo de exlíderes estudiantiles que llegó al poder en marzo de 2022 y porque es improbable que Boric quiera dejar al Partido Comunista fuera del equipo político. La salida de la Ministra de la Mujer, Antonia Orellana, o del de Desarrollo Social, Giorgio Jackson, tendrían un efecto más simbólico que efectos concretos en evitar que el gobierno siga cometiendo errores no forzados. Ninguno de esos ministros tiene ahora el poder que alguna vez tuvieron. No hay ningún ministerio cuyo cambio movería lo suficiente la aguja para marcar un golpe de timón en esta administración que insiste en tropezar repetidamente con la misma piedra.

El problema -y, por lo tanto, también la solución- pasan por el Presidente Boric. El Mandatario debe entender y asumir que la única forma de salvar su Gobierno es aceptar la realidad y dejar de tratar de hacer el rol de joven líder estudiantil rebelde.

A unas semanas de cumplir los 37 años, Boric debe empezar a demostrar que su manera de enfrentar la vida y liderar al país se parece más a la de un adulto que ya anda por los 40 años que a la del líder estudiantil veinteañero rebelde que saltó a la fama cuando todavía era estudiante universitario. Ese es el único cambio que producirá los resultados positivos que necesita el Gobierno del Frente Amplio para lograr salir del hoyo en que repetidas veces se ha metido en su primer año en el poder.

Por Patricio Navia es Doctor, Ciencia Política y profesor de la UDP, para El Líbero

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