Los trabajadores de los distintos gremios de Venezuela marchaban en todo el país este lunes, aniversario del fin de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958, en una nueva jornada de protestas para exigir aumentos salariales y mientras el régimen de Nicolás Maduro ve aparecer más fisuras en su política antinflacionaria.
“El miedo se cambió de acera. Los trabajadores, jubilados, pensionados, las fuerzas vivas del país, el ciudadano de a pie, la ama de casa, los padres y representantes son la fuerza moral de la familia trabajadora venezolana. Salimos a protestar para recuperar nuestra calidad de vida, el estado de derecho, la democracia y el país”, dijo la Coalición Sindical Nacional en su convocatoria a marchar.
La protesta fue bautizada “marcha de las ollas vacías”, en una referencia a la dificultad para alimentarse en un país en el que el sueldo mínimo es de unos 7 dólares al mes, mientras que una familia necesita 50 veces ese monto solo para comer.
Gricelda Sánchez, dirigente gremial y presidenta de la ONG de Formación de Dirigentes Sindicales (Fordisi), dijo que este lunes se va a conmemorar las masivas manifestaciones que el 23 de enero de 1958 acabaron con la dictadura de Marcos Pérez Jiménez (1952-1958).
“Hace 65 años se abrieron las puertas para la más larga etapa democrática que ha tenido Venezuela. Todos a las 9:00 am al Reloj de la UCV. Por el recate de la democracia plena”, escribió en su cuenta de Twitter.
En la capital Caracas, la concentración comenzó a las 9 locales en la Plaza del Rectorado de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Videos difundidos en las redes sociales también mostraron personas marchando en lugares como San Juan de los Morros, en el estado de Guarico, San Felipe (Yaracuy) y Maracaibo (Zulia).
Las protestas alimentan la tensión en el país y aumentaron la incertidumbre sobre la participación de Maduro en la cumbre de la CELAC que comienza este martes en Buenos Aires.
Hoy Venezuela decidió cancelar un encuentro pactado previamente entre Maduro y su par brasileño, Lula da Silva, sin indicar los motivos.
En las últimas semanas se registraron amedrentamientos de los grupos de choque chavistas y este lunes motorizados encapuchados lanzaron piedras y bombas molotov a la sede del medio digital Palpitar Trujillano en el municipio Valera, estado Trujillo.
Aún así, Maduro puede ser reacio a ordenar una represión violenta como la que se vio en el pasado.
Está a la espera de la liberación de más de USD 3.000 millones congelados por las sanciones estadounidenses, y otra ola de derramamiento de sangre podría hacer que Washington bloquee su acceso a los fondos.
Reclamo por mejoras salariales
En las últimas dos semanas, miles de trabajadores de la salud, educadores, jubilados y estudiantes están organizando las mayores protestas contra el régimen de Maduro en años, a medida que se van quedando rezagados en una economía que ha abrazado el dólar estadounidense.
El régimen no ha ajustado los salarios de los empleados del sector público, incluidos los educadores, desde marzo, en momentos que la inflación anual de 2022 habría sido 305%, según estimaciones de un grupo no gubernamental de economistas que calcula indicadores ante la ausencia de datos oficiales.
El retraso en las aumentos se debe a la estrategia de oficial de reducir el gasto público para frenar la inflación. Esa medida se ha acompañado con la limitación del crédito y el anclaje del tipo de cambio que lleva al Banco Central a colocar divisas en efectivo en la banca local.
El salario mensual mínimo de un maestro está en 10 dólares y el de un profesor universitario entre 60 y 80 dólares mensuales.
Para atender la crisis, Fedecámaras, la principal patronal de Venezuela, propuso este lunes discutir un aumento de salario mínimo entre el Gobierno, los empleadores y sindicatos, en la tercera sesión presencial del Foro de Diálogo Social, bajo el apoyo técnico de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que se llevará a cabo el próximo 30 de enero.
El gremio empresarial señaló que hasta el momento no ha planteado un monto para la discusión del salario mínimo, pues considera que este proceso de diálogo es el espacio para definir los “elementos necesarios que le permitan al Ejecutivo nacional, en el ejercicio de sus competencias, tomar las decisiones pertinentes”.
Agregó que el principal problema económico de Venezuela es la “insuficiencia del ingreso de los trabajadores y de las familias venezolanas”.
Al permitir la libre circulación del dólar, el régimen ayudó a orquestar una recuperación tras la crisis económica de 2013-2020, una de las caídas más profundas de la historia mundial. Pero mientras muchos empleados del sector privado ahora cobran en dólares y disfrutan de un aumento de su nivel de vida, los trabajadores del sector público que cobran en bolívares, afectados por la inflación, están quedando de lado.
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