Nicolás Maduro seguirá refugiado en Caracas. El origen de su decisión no está, como dijo, en conspiraciones de la “derecha neofascista” o en emboscadas que pudiera sufrir en su paso por Buenos Aires para participar de la 7ma Cumbre de la CELAC. El temor a abordar un avión de Conviasa que lo deposite en la Argentina radica en la causa del Distrito Sur de Nueva York, donde se describen uno por uno los delitos por narcotráfico que pesan sobre él.
A partir de la enumeración detallada de los crímenes que se le imputan, el Departamento de Estado norteamericano emitió un alerta internacional para que se aporte información sobre el paradero del jefe del régimen chavista en caso de que abandone su país, algo que rara vez hace. Estados Unidos está detrás de Maduro -y otros funcionarios- como uno de los líderes del Cartel de los Soles, una organización dedicada al narcotráfico que opera en Venezuela. También por sus conexiones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), también dedicadas al tráfico de drogas.
En el mismo aviso internacional que sigue vigente, el gobierno norteamericano ofrece una recompensa de 15 millones de dólares para aquellos que pudieran ofrecer información relevante sobre Maduro que condujera a su detención. Quien aportara datos debería presentarse en consulados o embajadas norteamericanas para dar aviso a las oficinas de la DEA y estos pongan en marcha los mecanismos de extradición pertinentes.
Las alarmas se accionaron formalmente en la Embajada de los Estados Unidos en Buenos Aires a partir de que Patricia Bullrich realizara una denuncia y una comunicación allí para que se accionaran los mecanismos necesarios para detener a Maduro. Esa información sobre una denuncia en marcha llegó al Palacio de Miraflores en Caracas, donde comenzaron a evaluar el peligro que significaría que el jefe del régimen pisara la capital argentina sin todas las garantías.
Por ese motivo, Maduro no visita países sudamericanos desde hace cinco años. Teme que una orden judicial y un pedido de extradición lo coloque tras las rejas. Sólo viaja a aquellos países amigos donde las instituciones democráticas están comprometidas o no existen: Rusia, Irán, China, Cuba, son sus destinos más seguros.
En la Argentina, Alberto Fernández se mostraba entusiasmado con su llegada: “Está más que invitado”, dijo hace unos días cuando fue consultado sobre la presencia del dictador venezolano en Buenos Aires.
Detalles de la causa
En marzo de 2020, el fiscal del Distrito Sur de Nueva York, Geoffrey Berman, presentó un expediente en el que detalla uno por uno los cargos por narcotráfico contra funcionarios y ex funcionarios del régimen venezolano, y miembros del grupo guerrillero colombiano de las FARC.
En concreto, la justicia norteamericana concluyó que “desde por lo menos 1999 hasta 2020, Nicolás Maduro Moros, Diosdado Cabello Rondón, Hugo Armando Carvajal Barrios, alias ‘El Pollo’, Cliver Antonio Alcalá Cordones, Luciano Marín Arango, alias ‘Iván Márquez’, y Seuxis Paucis Hernández Solarte, alias ‘Jesús Santrich’, participaron en una conspiración narcoterrorista corrupta y violenta entre el Cartel venezolano de Los Soles y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)”.
Para el fiscal de Manhattan, el rol de Maduro fue esencial para las actividades narcoterroristas del Cartel de Los Soles. Según el expediente, el dictador “ayudó a dirigir y, en última instancia, a liderar el Cartel de Los Soles a medida que ganaba poder en Venezuela”.
“Bajo el liderazgo de Maduro Moros y otros, el Cartel de Los Soles buscaba no sólo enriquecer a sus miembros y aumentar su poder, sino también ‘inundar’ los Estados Unidos con cocaína e infligir los efectos nocivos y adictivos de la droga a los consumidores de este país. Por lo tanto, mientras que la mayoría de las organizaciones de narcotraficantes en América del Sur y Central han tratado de retractarse de su papel en la importación de narcóticos a los Estados Unidos en un esfuerzo por evitar la persecución de los Estados Unidos, el Cartel de Los Soles, bajo el liderazgo de Maduro Moros y otros, priorizó el uso de la cocaína como un arma contra los Estados Unidos y la importación de tanta cocaína como fuera posible”, agrega la contundente acusación contra el jefe de la dictadura venezolana.
La justicia norteamericano detalló que, mientras Maduro y la cúpula del régimen chavista perseguía los objetivos antes descritos, también negociaba envíos de varias toneladas de cocaína producida por las FARC. Asimismo, ordenó que el Cartel de Los Soles proporcionara armas de grado militar a los guerrilleros colombianos, y coordinó con otros países -entre ellos Honduras- “para facilitar el tráfico de drogas a gran escala”. Como parte de esa alianza, el dictador venezolano pidió a los líderes de las FARC “entrenar a un grupo de milicias no sancionadas que funcionaba, en esencia, como una unidad de las fuerzas armadas para el Cartel de Los Soles”.
Por su parte, mientras el gobierno colombiano buscaba un acuerdo de paz con las FARC, los guerrilleros acordaron con los líderes del Cartel de Los Soles “trasladar algunas de sus operaciones a Venezuela”. De esta manera, ambos cárteles comenzaron a “despachar cocaína procesada desde Venezuela a Estados Unidos a través de puntos de transbordo en el Caribe y Centroamérica, como Honduras”.
“Con el fin de lograr un paso seguro para los grandes cargamentos de cocaína que transitaban por Venezuela, miembros y asociados de las FARC y del Cartel de Los Soles pagaron sobornos, que en última instancia beneficiaron a Nicolás Maduro”, y el resto de los acusados.
La justicia de Estados Unidos afirma que Maduro y Cabello fueron los que lideraron la conspiración narcoterrorista con las FARC.
A fines de 2013, meses después de la llegada de Maduro a Miraflores tras la muerte de Hugo Chávez, el Cartel de Los Soles despachó 1. 3 toneladas de cocaína en un vuelo comercial desde el Aeropuerto de Maiquetía, en Caracas, al Aeropuerto Charles de Gaulle, de París. El cargamento fue incautado por las autoridades francesas. Tras lo sucedido, el dictador canceló su participación en la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York alegando supuestas amenazas de muerte en su contra. Sin embargo, según la acusación de la fiscalía neoyorquina, Maduro convocó a una reunión de emergencia a Cabello y “El Pollo” Carvajal para remarcarles que no deberían haber utilizado el aeropuerto internacional de Maiquetía para el tráfico de drogas después de la incautación de 2006 en México. Según les dijo en ese entonces, el Cartel debía utilizar en su lugar sus otras rutas y ubicaciones bien establecidas para el envío de cocaína.
Ante la opinión pública -nacional e internacional- debía mostrarse supuesto esfuerzos de lucha contra el narcotráfico, por lo que Maduro ordenó las detenciones de oficiales militares venezolanos.
Pero lo que realmente golpeó la imagen de un régimen que ya perpetraba numerosas violaciones a los derechos humanos en Venezuela fue la detención en 2015 de Efraín Campo Flores y Franqui Francisco Flores de Freitas, sobrinos de Maduro. Los hombres fueron detenidos en Haití en una operación de la Administración para el Control de Drogas e inmediatamente fueron llevados a Nueva York para ser juzgados. Fueron condenados al año siguiente en un caso altamente cargado que arrojó una dura mirada a las acusaciones de Estados Unidos sobre el tráfico de drogas en los niveles más altos de la administración de Maduro.
“Durante las reuniones grabadas con las fuentes, Campo Flores y Flores de Freitas explicaron que estaban en ‘guerra’ con los Estados Unidos, describieron el Cartel de Los Soles, hablaron de una conexión con un ‘comandante de las FARC’ que era ‘supuestamente de alto rango’, e indicaron que estaban tratando de recaudar 20 millones de dólares en ganancias de la droga para apoyar una campaña de la primera dama venezolana – y esposa de Maduro- en relación con una elección a finales de 2015 para la Asamblea Nacional de Venezuela. Campo Flores se refirió a Maduro Moros como su ‘padre’ y afirmó que ‘lo que queremos es que vuelva a tomar el control de la Asamblea Nacional’”, detalla la acusación de la justicia norteamericana.
“El alcance y la magnitud del narcotráfico denunciado sólo fue posible porque Maduro y otros corrompieron las instituciones de Venezuela y proporcionaron protección política y militar a los crímenes de narcoterrorismo desenfrenados descritos en nuestros cargos. Como se alega, Maduro y los otros acusados tenían la intención expresa de inundar los Estados Unidos con cocaína con el fin de socavar la salud y el bienestar de nuestra nación. Maduro desplegó muy deliberadamente la cocaína como arma. Aunque Maduro y otros miembros del cártel ostentaban altos cargos en la cúpula política y militar de Venezuela, la conducta descrita en la Acusación no era un acto de Estado ni un servicio al pueblo venezolano. Como se alega, los acusados traicionaron al pueblo venezolano y corrompieron las instituciones venezolanas para llenarse los bolsillos con el dinero de la droga”, expresó el fiscal Berman durante la presentación formal de los cargos.
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