“El PPD debe ser capaz de encabezar un amplio conglomerado en donde democratacristianos, radicales y socialistas democráticos puedan participar activamente”, dijo el sábado el expresidente Ricardo Lagos durante el Consejo general del PPD, dando cuenta de su postura de que el Socialismo Democrático compita en una lista separada de Apruebo Dignidad en el futuro proceso constituyente.
Poco antes la presidenta del PS, Paulina Vodanovic, había oficializado en el comité central de su partido que la exmandataria Michelle Bachelet estaba disponible para ser candidata al Consejo Constituyente con una condición: que el oficialismo compita en una lista única. Esto, en línea con el llamado que ha hecho el Presidente Gabriel Boric.
“La presidenta (Michelle Bachelet) fue superclara: ella quiere una lista unitaria y en el momento en que exista esta lista, ella va a ser candidata”, señaló el diputado Marcos Ilabaca (PS).
Las cartas entre ambos exmandatarios -que cristalizan el áspero debate que se ha instalado en el oficialismo con miras a la futura elección del órgano destinado a proponer una nueva Constitución- estaban echadas y sumaron un nuevo capítulo a las posturas antagónicas que han tenido durante su trayectoria política.
La diferencia más controvertida entre los expresidentes Lagos y Bachelet se remonta al 2007, año del estreno del flamante nuevo sistema de transporte metropolitano, Transantiago.
El plan fue diseñado durante el gobierno de Lagos entre los años 2002 y 2005. Pero tras la elección de Bachelet, la entonces presidenta fue la encargada de ejecutar el ambicioso sistema que buscaba cambiar drásticamente el transporte público urbano de Santiago, en febrero de 2007.
La historia es conocida: el fracaso rotundo del plan, quejas de los usuarios sobre las filas, el espacio al interior del bus, deterioro del Metro y las demoras en el tiempo de traslado fueron las tónicas que continuaron perdurando en el tiempo como crítica al sistema de transporte y golpearon con dureza la popularidad de la entonces Mandataria.
En marzo de ese año, luego del desastre mayor ocasionado en los primeros días de ese mes, Lagos defendió su estrategia, acusando que la puesta en marcha del proyecto corría por responsabilidad de Bachelet. “La forma cómo ese diseño se implementa ya son tareas del gobierno actual”, argumentó días después de la falla sistémica.
Bachelet acusó el golpe: “Me hago cargo de la responsabilidad gubernamental en las deficiencias en la puesta en marcha del Transantiago, como de los problemas relacionados con su propio diseño”.
Casi una década después, la vocera del segundo gobierno de Bachelet, Paula Narváez, intentaría poner punto final al debate diciendo que “frente a una iniciativa de esa envergadura, y ya se ha dicho, se ha reconocido públicamente algunos errores, incluso la Presidenta pidió disculpas (…) Hay dificultades en ambas dimensiones, en el diseño y en la implementación”.
Apenas hace siete meses, las opciones de Lagos y Bachelet nuevamente se bifurcaron, esta vez en referencia a sus opciones frente al plebiscito sobre la propuesta de Constitución elaborada por la Convención.
Mientras Bachelet asumió una activa postura en favor de la opción Apruebo, incluso participando en la franja televisiva, Lagos criticó abiertamente el texto constitucional y -aunque nunca explicitó cuál fue su voto en el plebiscito- varios señalaron que su opción favorecía al Rechazo.
“La propuesta no es perfecta, más se acerca a lo que siempre soñé”, manifestó la exmandataria, en tanto Lagos con tono crítico señaló que “me puse a estudiar detenidamente razones para el Apruebo y razones para el Rechazo y lo que concluyo es que no importa que gane el Apruebo o el Rechazo en esta vuelta porque lo que está claro es que vamos a continuar con el debate constitucional a partir del 5 de septiembre”.
En los meses posteriores Lagos no trasparentó cuál fue su voto, pero sí explicitó en más de una oportunidad diferencias considerables con lo expuesto en el texto de nueva Constitución.
En agosto del 2014, a meses del desembarco por segunda vez en La Moneda de Bachelet, ambos tuvieron un duro intercambio en el III Congreso de Empresa y Sociedad, evento organizado por Icare.
En esa oportunidad, Lagos llamó a que “la autoridad pública que se ponga los pantalones”, en alusión a los últimos ocho años de gobierno (Bachelet I y Piñera I) donde cuestionó que no hubo avances notables en infraestructura pública.
Bachelet respondió a las críticas de su antecesor diciendo que “yo no estoy aquí como Presidenta para hacerle el quite a los problemas. Por el contrario, los estamos enfrentando como corresponde”.
Dos años después, en diciembre del 2016, Lagos criticó otra medida que fue impulsada por la exmandataria.
El expresidente tildó de “poquitito populista” la propuesta levantada por el gobierno de Bachelet, reflejada en la Ley 20.983, en la que se estableció que se daría por feriados los días 17 de septiembre y 2 de enero, en el caso del primero, cada vez que 18 y 19 de septiembre sean sábado y domingo, respectivamente, mientras que para el segundo caso, el día 1 de enero sea domingo.
Asimismo, la medida, que fue aprobada por el Congreso, permitió que el 2 de enero del 2017 y 2022 fuese feriado en nuestro país.
En esta oportunidad, Bachelet guardó silencio.
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