La tasa interanual de inflación en Estados Unidos siguió bajando en enero, por séptimo mes consecutivo, y se situó en el 6,4%, una décima por debajo de la de diciembre, según los datos ofrecidos este martes por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, en inglés).
Sin embargo, en términos mensuales los precios de consumo subieron medio punto, en un momento en el que se analiza si las subidas de los tipos de interés de la Reserva Federal (Fed, en inglés) están teniendo efecto en la bajada de los precios.
“El índice de vivienda fue, con diferencia, el que más contribuyó… representando casi la mitad del aumento mensual de todos los artículos”, señala el informe, que añade que los índices de alimentos y gasolina también contribuyeron.
Al mismo tiempo, el informe sobre los precios al consumo publicado el martes por el Gobierno mostró que las presiones inflacionistas en la economía estadounidense siguen siendo obstinadas y es probable que alimenten las subidas de precios hasta bien entrado el año.
El ïndice de Precios al Consumidor (IPC) subió un 0,5% intermensual en enero, tal como esperaba el mercado, reportó del Departamento de Trabajo, mientras que el IPC de diciembre fue revisado al alza, desde un -0,1% a un 0,1%.
Por su parte, el IPC subyacente (un índice de precios que excluye el los alimentos frescos y la energía por su elevada volatilidad) interanual subió un 5,6%, tras un aumento del 5,7% en diciembre.
La Reserva Federal ha subido agresivamente su tipo de interés de referencia en el último año hasta su nivel más alto en 15 años en su afán por controlar la inflación galopante. El objetivo de la Reserva Federal es frenar el endeudamiento y el gasto, enfriar el ritmo de contratación y aliviar la presión que sienten muchas empresas a la hora de subir los salarios para encontrar o mantener trabajadores. Las empresas suelen repercutir sus mayores costes laborales a sus clientes en forma de precios más altos, contribuyendo así a alimentar la inflación.
Hasta ahora, la mayor parte de la ralentización de la inflación refleja la mayor fluidez de las cadenas de suministro y el descenso de los precios de la gasolina. Pero las subidas de tipos de la Reserva Federal -ocho desde marzo del año pasado- no han tenido ningún efecto perceptible en el mercado laboral estadounidense, que sigue siendo excepcionalmente fuerte.
La tasa de desempleo ha caído al 3,4%, el nivel más bajo en 53 años, y las ofertas de empleo siguen siendo elevadas. A su vez, la fortaleza del mercado laboral ha contribuido a sostener el gasto de los consumidores, que sustenta la mayor parte de la economía estadounidense.
Los salarios medios están aumentando a un ritmo rápido de alrededor del 5% desde hace un año. Estos aumentos salariales, repartidos por toda la economía, probablemente estén inflando los precios de los servicios con gran intensidad de mano de obra. Powell ha señalado a menudo los fuertes aumentos salariales como un factor que está haciendo subir los precios de los servicios y manteniendo alta la inflación, incluso cuando otras categorías, como el alquiler, probablemente desaceleren sus precios.
Muchos economistas prevén que la inflación caiga hasta aproximadamente el 4% a finales de este año. Pero podría estancarse en ese punto mientras la contratación y los aumentos salariales sigan siendo vigorosos. En ese caso, la Reserva Federal podría verse obligada a mantener altos los tipos de interés hasta bien entrado 2024, o incluso a seguir subiéndolos este año.
(Con información de EFE, Reuters, AP)
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