Y si de adaptación se trata, volvemos como siempre –como ese viejo mono porfiado- a la educación.

Mientras algunos en la región impulsan profundas reformas educativas, con críticas más o críticas menos -como en Uruguay-, por acá, según Manuel Agosin, “del gobierno se escucha poco o nada, los profesores parecen defender sus intereses (…) y la ciudadanía espera un liderazgo del estado que no llega”.

Quien abre la puerta de una escuela, cierra la prisión, decía Víctor Hugo, y la frase resuena por acá, pero a la inversa.

Y más aún, dice Agosin, “la mejoría de la calidad de la educación es un objetivo prioritario para lograr el desarrollo económico” y “un medio importante de movilidad social”, y la pregunta que queda es “¿hasta cuándo vamos a esperar?”.

Boletín semanal de Opinión de La Tercera por Juan Paulo Iglesias

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