“Llevo cuatro años dándole forma a esta rutina, preparándola” afirmó Belén Mora, minutos después de su fallida presentación en el Festival de Viña, tratando de elaborar una justificación a su rotundo fracaso. Porque salvo los animadores que forzadamente le regalaron una gaviota de plata, la mayoría del público presente y la unanimidad de los televidentes, consideramos que fue un show pobre, ordinario y esencialmente, fome.
Ha sido un festival de contrastes. Antenoche, y con apenas cinco días de preparación, el comediante Diego Urrutia logró enganchar con el público presente y sacar varias carcajadas con una rutina simple y graciosa. Fue llamado de emergencia, luego de que Daniel Alcaino – con su personaje Yerko Puchento – decidiera bajarse del certamen, aludiendo a que el público juvenil no era su objetivo. Curiosamente, una respuesta similar musitó la Belenaza al tratar de explicar su aburrida presentación.
Y en la misma noche en que la mayoría nos aburrimos con la presentación de Mora, tuvimos el privilegio de presenciar uno de los actos más completos y emocionantes de la historia festivalera reciente, con el merecido homenaje a Los Jaivas. La Gaviota de Platino se quedó corta para valorar, no solo los 60 años de trayectoria, sino que un espectáculo completo, vibrante y de gran calidad.
Al final del día, no se trata simplemente del día en que te toca o de cuánto tiempo te preparaste para una presentación. A veces simplemente se trata de si eres un buen o mal artista, o en el caso de los humoristas, si eres fome o entretenido a la hora de montar un show y desarrollar tu rutina.
En este caso, salvo pequeños chispazos, Belén Mora presentó una rutina aburrida, llena de garabatos y reflexiones ordinarias; con una forzada sección de resentimiento –disfrazada de crítica social– y abusando de un recurso cuestionable, como reírse de familia a un punto que ya resultaba incómodo. Belén Mora podrá ser una gran actriz de programas de farándula, pero como humorista deja muchísimo que desear.
Pero la presentación de Mora no solo fue fome y rasca, sino que sobre todo indigna. Ni durante ni después del show hubo un asomo de autocrítica o reflexión sobre su pésimo desempeño. A pesar de las evidentes pifias, la pseudo comediante recibió feliz la inmerecida gaviota y en vez de retirarse del escenario, decidió apostar por la de oro, en abierta disputa con el reproche popular. Para rematarla, en una entrevista al bajarse del escenario, celebró feliz su éxito y mostraba orgullosa la gaviota que nunca debió aceptar.
Imposible no acordarse del fracaso de Jani Dueñas el 2019, con la salvedad de que Dueñas reconoció de inmediato su fracaso y no se arrastró, con frases hechas ni caras impostadas, en busca de un premio que no se merecía. Ojalá con los días, Belén Mora reflexione sobre su presentación y reconozca, con humildad y sinceridad, que fue un completo fiasco. Con la misma honestidad, esperamos que Belenaza devuelva la gaviota que no se merece y que se prepare cuatro años más para volver al escenario y ganarse la gaviota de verdad y no por lástima.
/Escrito por Cristián Valenzuela para La Tercera