Quizá la temporada estival ayude a la reflexión. Es un buen momento para leer, decía Ernesto Ottone.

Y también para aprovechar los beneficios del ocio, según Sylvia Eyzaguirre, porque “la quietud y calma, incluso el aburrimiento, que experimentamos durante” ese tiempo libre “nos permite entrar en un estado anímico que nos predispone a mirar el mundo de forma distinta”, escribe, “liberarnos del paradigma utilitario”.  Y si bien, apunta, “pensar en la importancia del ocio puede parecer una frivolidad cuando atendemos a los desastres que nos rodean”, el hecho es que “para encontrar un sentido en medio de este desastre, resulta fundamental “ recuperarlo. Es en el ocio, a fin de cuentas, según Ovidio, donde revelamos qué tipo de personas somos.

Boletín semanal de Opinión de La Tercera por Juan Paulo Iglesias

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