Israel reveló que el año pasado el régimen de Irán traficó oro desde Venezuela para financiar las actividades terroristas del grupo libanés Hezbollah en Medio Oriente.
Según consigna The Jerusalem Post, una orden firmada recientemente por el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, da cuenta de las conexiones entre Teherán y Caracas, como resultado de un trabajo conjunto de la Oficina Nacional de Lucha contra la Financiación del Terrorismo de Israel (NBCTF) y el Ministerio de Defensa, junto con la Policía y la Autoridad Fiscal.
Las autoridades israelíes indicaron que en mayo del año pasado decenas de kilogramos de oro fueron contrabandeados a través de Mahan Air, una aerolínea iraní de propiedad privada designada por la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Tesoro de los Estados Unidos (OFAC, por sus siglas en inglés).
Los fondos de esa actividad ilícita fueron transferidos al grupo terrorista Hezbollah.
La información publicada por este medio de forma exclusiva en noviembre del año pasado, detallaba que, en violación de las sanciones internacionales, el oro se cambiaba por petróleo iraní, y luego era vendido en Turquía y otros países de Medio Oriente.
Para la inteligencia israelí, un actor clave en este entramado de contrabando fue Seyed Badroddin Naiemael Moosavi, un empresario iraní que se dedica al comercio en todo el mundo. Según lo revelado por las autoridades israelíes, dirigió una operación secreta dentro de la Fuerza Quds iraní, comprando oro en Venezuela y utilizando sus conexiones empresariales y políticas para encubrir su financiación ilícita.
Es decir, Musawi fue el responsable del tráfico de oro de Venezuela a Irán y de su posterior venta para financiar las actividades terroristas de Hezbollah.
Según fuentes de seguridad, altos mandos de Hezbollah también estarían implicados en esta trama de contrabando.
Entre ellos se encuentran Ali Kassir, representante del Ministerio de Asuntos Económicos de Hezbollah en Irán, y Mohammad Kassir, jefe de la unidad logística de Hezbollah. Éste último, según The Jerusalem Post, se encargaba de la transferencia de fondos una vez que el oro se había convertido en efectivo. Ambos están sancionados por Estados Unidos por su participación en el terrorismo internacional.
El oro constituye la mayor parte de las reservas de Venezuela. Eso incluye USD 1.200 millones del metal precioso depositado en el Banco de Inglaterra, el cual bloqueó los repetidos intentos de retiro de Maduro.
Musawi, por su parte, formó parte de una delegación de la Fuerza Quds iraní que viajó a Venezuela junto con el director general de Mahan Air, Hamid Evranjad, para estrechar los lazos de Teherán con la dictadura de Nicolás Maduro.
El 19 noviembre de 2020, en plena pandemia, Maduro creó la Empresa de Transporte de Aerocargo del Sur (EMTRASUR), como una filial de carga de la aerolínea estatal Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos (Conviasa). Hasta mediados del año pasado su única aeronave era un Boeing 747-300, matrícula YV353, comprado en febrero de 2022 a Mahan Air.
El principal destino de ese avión ha sido Teherán. Sin embargo, la aeronave de EMTRASUR también aterrizó en Moscú cuando Vladimir Putin ya había ordenado la invasión a Ucrania. También realizó vuelos a Bielorrusia y China, entre otros destinos.
En junio del año pasado, la aeronave, que transportaba autopartes desde México, fue retenida en el aeropuerto internacional de Ezeiza, en Buenos Aires, durante su segundo aterrizaje en una semana en la capital argentina. Allí realizó una escala de dos días, y luego se dirigió hacia Uruguay. Sin embargo, tuvo que regresar a Buenos Aires después de que se le negara el aterrizaje en Montevideo.
La justicia federal argentina probó que el Boeing pertenecía a Mahan Air y que después de su presunta transferencia a EMTRASUR se realizaron una sucesión de viajes entre Caracas y Teherán. “El 21 de mayo de 2022, o alrededor de esa fecha, el Boeing voló de Caracas, Venezuela, a Teherán, Irán; el 24 de mayo de 2022, o alrededor de esa fecha, el Boeing voló de Teherán, Irán, a Moscú, Rusia; y el 25 de mayo de 2022, o alrededor de esa fecha, el Boeing voló de Moscú, Rusia, a Teherán, Irán”, según lo firmado el 11 de agosto del año pasado por el juez federal argentino Federico Villena.
Este incidente desató un escándalo internacional y dejó al descubierto, una vez más, los estrechos lazos entre los regímenes de Venezuela e Irán.
Estados Unidos, que solicitó a las autoridades argentinas el decomiso del avión, y varios países denunciaron que EMTRASUR funcionaría como una pantalla chavista para que el régimen iraní eluda las sanciones internacionales y continúe financiando actividades terroristas en Medio Oriente y todo el mundo.
“La aerolínea iraní Mahan Air, también conocida como Mahan Airlines y Mahan Airways (Mahan Air), hizo una transferencia del Boeing a la aerolínea venezolana Empresa de Transporte Aérocargo del Sur, S. A. EMTRASUR) y, después, EMTRASUR reexportó el Boeing a destinos que incluyen Irán y Rusia, todo ello en violación de la ley estadounidense, específicamente la Ley de Reforma del Control de las Exportaciones (en adelante ECRA, por sus siglas en inglés) de 2018, sección 4801 y siguientes del título 50 del Código de los Estados Unidos”, indica el pedido de colaboración que llegó a la Argentina en agosto del año pasado por parte del Departamento de Justicia norteamericano.
Asimismo, el Buró Federal de Investigaciones de los Estados Unidos (FBI) y el servicio de inteligencia de Israel (Mosad) indicaron a la justicia argentina que el piloto del avión venezolano-iraní, Gholamreza Ghasemi, estaba vinculado a la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria iraní y a los terroristas de Hezbollah.
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