Este próximo domingo 7 de mayo, las chilenas y chilenos volverán a encontrarse en las urnas para un nuevo proceso eleccionario, esta vez, para elegir a los integrantes del consejo constitucional, luego del fallido proceso del 2022, que terminó con el Rechazo en el Plebiscito de salida para la propuesta de nueva Constitución elaborada por la ex Convención.
El proceso llega en medio de un bajo interés ciudadano -según los últimos sondeos-, e incluso llamados a «votar nulo», por parte de algunos parlamentarios independientes.
En tanto, también existen dudas sobre la forma en que quedará conformado el consejo, considerando que Republicanos y el PDG decidieron llevar a sus propios candidatos; situación que podría beneficiarlos con el voto más conservador e incluso de centro, considerando la coyuntura por la que atraviesa el país: como la crisis de seguridad, y otros temas relevantes como la economía, educación y salud.
Por otro lado, el oficialismo, aunque «optimista», se enfrenta a una baja aprobación del Gobierno, llega en listas separadas. Esto, sin contar que un buen resultado en la elección podría, al menos, alivianar el proceso para sacar adelante las «grandes reformas» que impulsa.
En conversación con Emol, tres analistas políticos desarrollan sus proyecciones sobre el escenario que se podría abrir en la votación de próximo 7 de mayo, cómo quedaría configurado el Consejo Constitucional y los escenarios posibles en el desarrollo de la instancia como en las reformas que el propio Gobierno busca impulsar.
Rol de Republicanos y pugna por la hegemonía en la derecha
El Partido Republicano decidió llevar a sus candidatos en una lista propia para la conformación del Consejo Constitucional, con un total de 72 nombres, por eso, para varios esta elección se convierte en una suerte de «prueba de fuego» para la hegemonía de la derecha.
Máximo Quitral, analista político de la Utem, sostiene que «es una posibilidad que Republicanos se transforme en el partido más votado». Esto, porque en el contexto en que se encuentra Chile «puede contribuirle a que logre una representación relativamente importante, porque además viene avalada por la participación permanente en otras elecciones. Eso naturalmente que va a provocar tensión al interior de Chile Vamos, puesto que al no ir con ellos, ya se allanó el camino para una posible tensión y ver finalmente cuál de estos dos sectores se impone para el votante de derecha».
Por su parte, para el analista político Kenneth Bunker, efectivamente la tienda «se puede transformar en el más votado de país», pese a que «es posible que Chile Vamos saque más votos que Republicanos, pero este último logre más votantes que la UDI, RN y Evópoli, al pensarlo uno contra uno».
«Yo creo que efectivamente hay una disputa sobre la hegemonía de la derecha, pero creo que es en el contexto de este Gobierno y de este momento social, político y económico tan particular. En condiciones normales, no sé si el partido Republicano tendría tanta fuerza», subrayó Bunker.
La misma opinión tiene Tomás Duval, analista político de la Universidad Autónoma, quien cree que Republicanos podrá convertirse en el partido más votado, «aunque eso no implica que consiga una gran cantidad de consejeros; cuatro o cinco consejeros yo creo que ya es un éxito para el Partido Republicano, de ahí para arriba ya es un triunfo total».
Además, estima que en Chile Vamos «están preocupados» porque «están mirando la elección presidencial de la primera vuelta, donde José Antonio Kast sacó un 28% y Sebastián Sichel un 16%, lo que indica que una gran cantidad de electores de Chile Vamos se fue con Kast».
Peso del PDG, el partido «bisagra» Otra de las interrogantes que surgen en este contexto es el peso que podría tener el Partido de la Gente (PDG) en la elección. De hecho, el ex presidenciable, Franco Parisi, ya ha manifestado que su expectativa es conseguir entre 4 a 8 consejeros; una muestra de confianza para la tienda, considerando que tomaron la decisión de competir con lista propia (al igual que Republicanos).
«Yo creo que es un partido contextual, que arma su narrativa en base a lo que está pasando en el momento, considerando además que no tiene fuertes rectores ideológicos, y por lo tanto, se adapta fuertemente a la coyuntura. En este momento es un partido de oposición, más identificado con la derecha, y en el momento que llegue la derecha al poder, puede que se identifique más con la izquierda o centro izquierda», comenta Bunker.
Por su parte, Quitral coincide en que el PDG es una tienda que si bien ese vidente que ir en lista propia «tiene sus riesgos», es cierto que «están aprovechando la coyuntura, al igual que Republicanos». Sin embargo, plantea que al observar la campaña que han iniciado, «queda claro que no están mirando a la izquierda ni tampoco se están ubicando hacia el centro, yo diría que han transitado a una derecha moderada».
Si bien para Duval el resultado que obtenga el PDG es más bien una incógnita. «Probablemente sea vota, pero creo que podrá elegir uno dos consejeros. La apuesta del PDG es por ese electorado que votó por primera vez en el Plebiscito, anti político, y por lo tanto ahí está la incertidumbre de saber el resultado».
«De todas formas, el PDG ha realizado una campaña expandiéndose más allá de la zona norte, que era su fuerte, y eso puede tener cierto rendimiento electoral», sostuvo el analista.
Configuración del oficialismo
El oficialismo llega a este segundo proceso constitucional dividido en dos listas; se trata de pacto «Todo por Chile» (PPD- PR y DC), y «Unidad para Chile» (PS, PL y Apruebo Dignidad), pero pese a ello, la apuesta global es conseguir al menos 21 escaños, cifra necesaria para lograr incidencia en la votación de normas y el llamado «poder de veto».
En ese sentido, Duval dice ver preocupación en el oficialismo, especialmente porque «el número mágico, de 20 o 21 consejeros se lo pusieron como una meta que devela una suerte de pesimismo, de que el resultado no va a ser tan bueno». Ahora, la esperanza, comenta, está en que existen «seis regiones binominales, lo que los puede beneficiar».
A juicio de Bunker, «el Socialismo Democrático es este nombre re-empaquetado del PS, para manifestarse un poco más dispuesto a representar a votantes de izquierda y rivalizar un poco con el Frente Amplio, pero en el fondo es el PS. En tanto, Apruebo Dignidad tiene un problema, que es un nombre poco popular, y parte de esta elección se va a definir como un referéndum a la gestión del Presidente Gabriel Boric».
«Y si bien el PS llegó a reforzar todo aquello, desde que hicieron el pacto en enero, han pasado sólo cosas negativas, entonces no sé cuál va a ser la posibilidad de que les vaya bien. Pueden seguir llegando segundos, pero van a sacar un resultado mucho peor de lo que podrían haber optado si se hubieran hecho cargo de los temas que son importantes para la ciudadanía hoy día», agregó.
Asimismo, apuntó que «es interesante pensar qué hubiera pasado con el PS si hubiese ido con el pacto de la ex Concertación («Todo por Chile»), yo creo que ganó el tener posiciones en el Gobierno, pero la duda es cuánto hipotecan del futuro».
Por su parte, Duval cree que «Todo por Chile», «pareciera no tener muchas opciones de elegir candidatos, y eso va a ser complicado al interior de las dos coaliciones oficialistas, porque por el otro lado, Apruebo Dignidad con el PS y el PL, ahí la relación de fuerzas va a ser complejas. En el fondo, van en un pacto distintos partidos, por lo que los resultados pueden ser difíciles de ver, además, la paridad puede cambiar a los candidatos electos».
Participación y el rol del «voto nulo»
Si bien esta elección tendrá voto obligatorio, los sondeos hasta ahora muestran que existe un mayor desinterés en este nuevo proceso. De hecho, la última encuesta Criteria arrojó que sólo un 31% de los encuestados dijo estar interesado en el proceso de redacción de la nueva Constitución, al que contrasta con el 60% que se registraban en 2021.
En tanto, la elección de consejeros constitucionales, pasó de un 66% en 2021 a un 30% en la actualidad. Por eso, los expertos apuntan a que hay que observar lo que ocurrirá con los votos nulos o blancos, pues a mayor porcentaje de éstos, mayor es el reflejo de una «molestia» que incluso desligitima el resultado del proceso.
En cuanto a los votos nulos, Quitral sostiene que «en esta ocasión puede aparecer mucho más fuerte, de lo que los partidos y candidatos esperan», en el entendido que este tipo de sufragio «es un voto de castigo, de molestia de una ciudadanía que no cree en este proceso constituyente y que está esperando que se resuelvan los temas de fondo: economía, salud, educación y seguridad, como ejes fundamentales que el Gobierno no ha podido resolver».
Para Tomás Duval, en el caso de que se registre una alta participación, ésta podría beneficiar principalmente a los partidos como el PDG y Republicanos. «Si hablamos de más de 8 millones de votantes, es un número que abarca a los que votan regularmente, pero si llegamos a los 11 o 12 millones, hay un grueso porcentaje que votará por primera vez por un candidato, y ahí hay que mirar hacia dónde van esos electores», comenta.
Composición del Consejo Constitucional
Por cierto, una de las grandes incógnitas es cómo quedará conformado el Consejo Constitucional. Si bien los expertos aclaran que eso sólo se podrá evidenciar en el resultado de la elección, algunos sostienen que la tendencia podría llevar a un consejo más «moderado» y que será la derecha la que tiene mejores proyecciones de salir beneficiada.
«Comparativamente, las reglas favorecen un consejo mucho más conservador, tradicional, moderado o centrista de lo que fue el primer proceso. Por ejemplo, es imposible que lleguen muchos independientes porque simplemente no hay tantos candidatos independientes; en la primera elección de constituyentes había un 40% y ahora hay sólo un par de independientes», recalca Bunker.
En esa línea, a su juicio, la elección beneficiará «a las fuerzas tradicionales; a los partidos que son coyunturales, como Republicanos y el PDG, y va a castigar a los extremos; todo eso, pensando en la coyuntura y el rol que está cumpliendo el Gobierno actualmente», complementa el analista y director de Tresquintos.
A juicio de Quitral, «el consejo puede favorecer a la derecha en esta ocasión, no sólo por el voto obligatorio, sino que porque hay que ver cómo se van a desempeñar los votos nulos. Eso sí, aunque pueda una tener preponderancia un poco mayor, no quiere decir que controle por sí sola el proceso constituyente».
Impactos en las reformas del Gobierno
Un mal escenario para el oficialismo podría también incidir en la agenda de reformas que busca impulsar el Gobierno. Esto, porque los propios analistas sostienen que esta votación de todos modos podría significar un referéndum a la gestión del Presidente Gabriel Boric.
De todas formas, ayer el ministro de la Segpres, Álvaro Elizalde, sostuvo que, independiente del resultado, el Gobierno continuará promoviendo el diálogo entre las fuerzas políticas. «Hoy, el Gobierno, para aprobar proyectos de ley tiene que sentarse a conversar con la oposición porque es la única manera de construir mayorías en ambas Cámaras ¿Eso va a cambiar? No», dijo a Radio Pauta.
En tanto, al ser consultado por cuánto podría cambiar o moderarse el programa de Gobierno ante una derrota del oficialismo el próximo 7 de mayo, Elizalde dijo que existen «convicciones», las cuales «se plantean a la ciudadanía y luego la sociedad resuelve». No obstante, y según sus proyecciones, el oficialismo conseguirá «un buen resultado».
Para Bunker, «mientras el Presidente sea poco popular, va a poder hacer poco, va a ser muy fácil ser oposición, incluso de parte de los mismos partidos que lo dicen apoyar. Además, cada vez hay más rencillas dentro de su coalición, tal como lo demostró la ley Nain-Retamal».
«Esta elección va a establecer qué tan poco popular es el Presidente, vamos a ver qué porcentajes de votos obtiene su coalición y a partir de ello, sacar conclusiones, pero nadie se quiere subir a un barco que se está hundiendo, esa es parte de la razón por la que se duda tanto de que haya sido buena decisión del PS unirse a la coalición en enero», cerró Bunker.
Por su parte, Quitral recuerda que aún resulta complejo no asociar el proceso constituyente con el Gobierno, especialmente por el «error» que cometieron el año pasado, cuando ataron los destinos del programa al resultado del mismo y donde tuvieron un rol muy activo. «Ahora tomaron ciertos resguardos y no han participado activamente del proceso, pero más allá de la conformación con la que quede el consejo, hay que ver cuál va a ser la votación final en diciembre, yo creo que ahí nos vamos a encontrar con otro dilema».
«De todos modos, si la derecha logra un buen desempeño en este proceso, ciertamente que el Gobierno queda muy debilitado frente a todo lo que quiere encarar de ahora en adelante. Ahora, si se concentran en los cuatro ejes clave; educación, seguridad, economía y salud, seguramente podrá recuperar el relato e instalar su propia agenda política», cerró el analista de la Utem.
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