El Papa Francisco dijo que cuando era arzobispo de Buenos Aires, hace más de una década, el gobierno argentino quería “cortarme la cabeza” por acusaciones falsas de colaboración con la última dictadura militar, que tomó el poder en 1976, según un medio italiano.

Francisco hizo sus comentarios el 29 de abril en una conversación privada con jesuitas durante una visita a Hungría. Francisco también es de la orden jesuita y los dichos fueron difundidos el martes en la publicación italiana jesuita La Civiltà Cattolica, como suele suceder tras reuniones de ese tipo.

Durante la visita de Francisco, un jesuita húngaro le preguntó respecto a su relación con el fallecido padre Frenc Jalics, un jesuita de origen húngaro que hizo trabajo social en barrios humildes de Buenos Aires y que fue detenido por militares bajo la sospecha de apoyar a guerrillas de izquierda.

Jalics fue arrestado en 1976 junto a otro cura jesuita, Orlando Yorio, de Uruguay. Yorio murió en el 2000 y Jalics en el 2021.

Cuando Francisco fue electo Papa en el 2013, un periodista argentino lo acusó de haber traicionado a dos curas cuando el actual pontífice era el padre Jorge Mario Bergoglio y la autoridad de la orden jesuita en Argentina, durante el terrorismo de Estado implantado durante la dictadura militar (1976-1983).

“La situación (durante la dictadura) era realmente muy confusa e incierta. Luego se desarrolló la leyenda de que yo los había entregado para su detención”, dijo Francisco, de acuerdo con la publicación.

Francisco siempre negó esto y cuando fue electo Papa, Jalics difundió un comunicado diciendo que su arresto no había sido por culpa del futuro Papa.

En 2010, cuando Bergoglio ya se había convertido en arzobispo de la capital argentina Buenos Aires, testificó ante un panel de tres jueces que investigaban el período de la dictadura.

“Algunas personas en el gobierno querían ‘cortarme la cabeza’… (pero) al final mi inocencia fue establecida”, señaló Francisco, de acuerdo con La Civiltà Cattolica.

El Papa no dio detalles, pero durante su tiempo como arzobispo de Buenos Aires mantuvo una difícil relación con la entonces Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, que gobernó durante dos mandatos consecutivos entre el 2007 y el 2015.

Fernández, referente del ala izquierda del peronismo y actual vicepresidenta argentina, lo acusaba de tomar posturas políticas durante su gestión y una vez lo evitó faltando a una tradicional misa en Buenos Aires.

En la conversación con los jesuitas en Hungría, Francisco dijo que luego de convertirse en Papa se encontró con uno de los tres jueces que lo habían interrogado en el 2010 “y me dijo claramente que habían recibido instrucciones del gobierno de condenarme”.

La tensa relación de Francisco con los políticos argentinos es señalada como un motivo por el que aún no ha vuelto a su país natal desde su asunción como Papa.

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