El Banco Central de Argentina (BCRA) puso este lunes en circulación el nuevo billete de 2.000 pesos (US$,8,2) de curso legal ante la necesidad de papel moneda de mayor denominación debido a la aceleración de la inflación, de casi el 110% anual.
Según informó el BCRA en un comunicado, el billete será distribuido progresivamente a través de la red de sucursales bancarias a todo el país. «Mientras avanza el proceso de digitalización de los pagos, este billete de mayor denominación permitirá mejorar el funcionamiento de los cajeros automáticos y al mismo tiempo optimizar el traslado del efectivo», explicó el BCRA.
Este billete se distingue por presentar en el anverso los retratos de los doctores Cecilia Grierson y Ramón Carrillo, precursores en el desarrollo de la medicina argentina, y en el reverso el Instituto Nacional de Microbiología Dr. Carlos G. Malbrán, en homenaje a la ciencia y a la salud pública en el país.
Entre las medidas de seguridad del nuevo billete -diseñado en colaboración con la Casa de Moneda Argentina-, se destacó la marca de agua que reproduce las imágenes de Carrillo y Grierson y la tinta de variabilidad óptica que cambia de color, también presenta microimpresiones, imagen latente, motivo de complementación frente-dorso y tintas magnéticas, infrarrojas y luminiscentes.
Desde noviembre de 2017, cuando aún gobernaba Mauricio Macri (2015-2019), el billete de mayor denominación era el de 1.000 pesos, que en ese momento, aún sin ningún tipo de restricciones a la compra de divisa estadounidense, equivalían a poco más de US$57.
Pero actualmente ese billete solo representa US$4,1 dólares al cambio oficial y US$2 dólares en el paralelo.
Los vaivenes cambiarios y la emisión monetaria para financiar al fisco hacen que cada año Argentina suba un escalón en el nivel de inflación: en 2017, el índice de precios al consumidor fue del 24,8%; en 2018 del 47,6%; en 2019 del 53,8%; en 2020 del 36,1%; en 2021 del 50,9% y en 2022 del 94,8%.
La moneda de curso legal argentina comenzó a circular el 1 de enero de 1992 como «peso convertible», tras la ley que, durante el Gobierno de Carlos Menem (1989-1999) fijó la paridad con el dólar, como parte de las medidas impulsadas para poner fin a la hiperinflación de 1989-1990.
La equivalencia ‘1 peso, 1 dólar’ rigió hasta 2002, cuando la grave crisis del `corralito` que explotó el año anterior obligó a poner fin a esa convertibilidad. Desde entonces, las recurrentes crisis han devaluado sin parar la moneda argentina. Ya durante el mandato de Macri, la depreciación del peso obligó al Banco Central a incorporar billetes más altos que los de 100 pesos, que durante años fueron los de más alto valor.
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