Los problemas que ha tenido el gobierno para demostrar que está en control de la crisis sanitaria producida por la llegada del invierno, con sus bajas temperaturas y las inevitables enfermedades respiratorias, dejan en evidencia el resultado de pretender que se puede gobernar adecuadamente cuando existen dos coaliciones de gobierno.
Además del problema de tener un gobierno de dos cabezas, la ausencia de liderazgos capaces de hacerse cargo de un problema y ofrecer soluciones adecuadas a la ciudadanía subraya que, cuando los gobiernos carecen de suficientes manos capaces de solucionar problemas, los costos los terminan pagando siempre los más necesitados y los que menos tienen.
No se requiere ser experto en salud pública para entender que el Ejecutivo tiene un serio problema de gestión y liderazgo. La demanda por servicios médicos en el sector público, que siempre se produce con la llegada del invierno (especialmente cuando las condiciones del aire en Santiago son especialmente malas), pareció sorprender a la administración del Presidente Boric. Como si el gobierno no hubiera sido capaz de mirar el calendario y anticipar que se venía este aumento en la demanda por servicios médicos para menores afectados por enfermedades respiratorias, la sensación de emergencia y la creencia de que, una vez más, nadie en el gobierno vio venir el problema alimentan la desconfianza de las personas en las instituciones y en la capacidad del sector público para desempeñar adecuadamente sus labores.
Si bien todos los gobiernos enfrentan problemas similares -porque la capacidad estatal es insuficiente y el sector público no está a la altura de los desafíos- este muestra menos habilidad que los anteriores para actuar de forma coordinada y coherente. La razón, en parte, se debe a que se reconoce como una administración de dos coaliciones -lo que equivale a funcionar con dos cabezas, cuestión que inevitablemente termina produciendo confusión en el resto del cuerpo. Como si tácitamente reconocieran que están juntos, pero no revueltos, las dos coaliciones que componen el gobierno tienen lecturas de la realidad, objetivos y visiones diferentes.
Mientras la izquierda de la Concertación (el PS, PPD y PR) abrazan una visión socialdemócrata, el FA y el PC comparten una visión de mundo que quiere sepultar el modelo que exitosamente implementaron las administraciones de la Concertación. Como esta orquesta esta compuesta por dos grupos que tocan distintas melodías a ritmo distinto, no debiera sorprender que la audiencia termine confundida e incluso molesta por lo mal que suena la orquesta.
La reciente polémica respecto a si la muerte de un menor en San Antonio pudiera haber sido evitada de haberse puesto en funcionamiento protocolos que involucraran la participación de clínicas privadas y las respuestas contradictorias y confusas que han entregado distintos funcionarios reflejan este desorden que se produce cuando el gobierno está compuesto por dos coaliciones que no pueden hablar con una sola voz y que, peor aún, tampoco pueden actuar de forma coordinada.
Pero como si tener un gobierno de dos cabezas no fuera un problema lo suficientemente grande, la situación hoy se ve empeorada porque este monstruo de dos cabezas parece no tener suficientes manos para hacer bien su trabajo. Como ya ha ocurrido varias veces, el gobierno parece llegar tarde a todo.
Si bien el Presidente Boric se apura en ir a acompañar a las víctimas y es honesto en sus abrazos y en sus emotivas palabras, la incapacidad del gobierno para llegar a ayudar antes de que se necesiten repartir abrazos solidarios y sentidos que compartan el dolor de las víctimas, refleja un grave problema de capacidad y gestión en esta administración. De poco sirve que el gobierno llegue a llorar las pérdidas humanas junto a las víctimas si esas vidas pudieron haberse salvado de haberse puesto en funcionamiento mejores protocolos y de haberse utilizado los recursos que estaban disponibles. Si, teniendo la capacidad para haberlo hecho, no hiciste nada para que un conocido se ahogara, es poco apropiado que vayas al funeral y llores con los deudos.
El gobierno de Boric ha dado repetidas muestras de incapacidad para hacer bien su trabajo. A más de un año de haber asumido el poder, el gobierno sigue cometiendo errores de principiante. Esa lógica del alumno en práctica resulta especialmente contradictoria con la verborrea que, desde una injustificada superioridad moral, gustan de criticar administraciones anteriores. Además de las dos cabezas, este gobierno no tiene suficientes manos para hacer su tarea. Y cuando lo intenta, muestra que tampoco tiene dedos para el piano.
La buena noticia es que todo esto es corregible. Hay capacidad estatal y personas preparadas en el país que pueden hacerse cargo de las tareas para las que este gobierno no da el ancho. Falta ahora que el Presidente Boric acepte la realidad y convoque a equipos de personas capaces que estén a la altura de lo que el país hoy necesita para salir de la crisis.
Por Patricio Navia, sociólogo, cientista político y académico UDP, para El Líbero
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