Encélado, una de las lunas de Saturno, es uno de los lugares más prometedores del Sistema Solar para albergar vida fuera de la Tierra. Y a partir de este miércoles lo es aún más: este mundo gélido está cubierto por un océano global bajo una capa de hielo en el que los científicos acaban de descubrir fósforo, uno de los ingredientes que consideran crítico para que sea habitable.
Como detallan en una investigación publicada en la revista Nature, se trata de la primera vez que se encuentra fósforo en océanos fuera de la Tierra, un descubrimiento que, además de permitir avanzar en la comprensión de estos mundos oceánicos del Sistema Solar, respalda que Encélado pueda reunir las condiciones necesarias para albergar algún tipo de vida.
El descubrimiento se ha hecho utilizando datos de la sonda Cassini, cuya misión concluyó en 2017 zambulléndose en la atmósfera de Saturno para autodestruirse. Los científicos siguen analizando los abundantes datos que recopiló durante los 13 años que dedicó a explorar el planeta de los anillos y sus lunas Titán y Encélado, en las que ha encontró elementos que las convierten en candidatos para buscar vida en el Sistema Solar.
En concreto, el hallazgo de fósforo fue posible gracias al análisis de partículas de hielo expulsadas del océano subterráneo de la luna a través de unas grietas de las que escapaban una especie de géiseres. Modelos previos habían sugerido la presencia de fósforo, pero no estaba claro si este elemento se encontraba en grandes cantidades.
«Mediciones anteriores de la sonda Cassini ya habían demostrado que el océano subterráneo de Encélado tiene una salinidad moderada, un pH adecuado, una amplia variedad de compuestos orgánicos y probablemente sistemas hidrotermales en el fondo del océano como fuente de energía. Sin embargo, el fósforo aún no se había detectado, aunque en general, se considera un ingrediente crítico para la vida. La vida en la Tierra no puede existir sin fósforo (está en el ADN o en las membranas celulares, por ejemplo)», explica a EL MUNDO Frank Postberg, profesor de Ciencias Planetarias en el Instituto de Ciencias Geológicas de la Universidad Libre de Berlín y líder de la investigación. «Nuestro hallazgo de fósforo en forma de fosfatos solubles, fácilmente disponibles en el océano, puede interpretarse como la pieza que faltaba para que el océano de esta luna de Saturno sea habitable. Sin embargo, eso no significa necesariamente que esté habitado», destaca.
Coincide J. Miguel Mas Hesse, científico y ex director del Centro de Astrobiología (CAB/CSIC-INTA), que considera que la detección efectiva de nutrientes como los fosfatos «es muy relevante» y respaldaría que agua de esta luna es una buena ‘sopa primordial’ para el desarrollo de vida. «El hecho de que hayan encontrado fosfatos en el agua expulsada de Encelado es una noticia muy interesante de cara a determinar la posibilidad de que la vida haya surgido allí. El fósforo es un elemento básico para la vida (entre otras cosas forma la banda en la que se anclan las bases del ADN), y encontrarlo en abundancia indica que, al menos, los nutrientes precisos para la vida se encuentran allí», señala.
Este descubrimiento, añade, «parece indicar que la química en los océanos de las lunas heladas, por lo menos en el caso de Encelado, sería suficientemente completa y compleja como para albergar procesos biológicos».
Como enumera el científico español, sin vinculación con este estudio, las lunas heladas de Júpiter y Saturno constituyen un entorno de primera prioridad para la astrobiología por varias razones: tienen gran cantidad de agua; el fondo de sus océanos es rocoso; por su proximidad a Júpiter y Saturno, que hace que las fuerzas de marea calienten el interior, por lo que disponen de una fuente de energía comparable quizás a las fuentes hidrotermales en los océanos terrestres; y por la costra helada de la superficie, que los protege de los elevados niveles de radiación en la proximidad de Júpiter y Saturno.
«Puesto que se formaron a partir de la misma nube molecular de la que se formó el resto del Sistema Solar, deben de tener una composición química con todos los elementos precisos para la vida. Son entornos muy prometedores para haber desarrollado seres vivos», asegura Mas Hesse, que recuerda que «Arthur C. Clarke, el autor de 2001, Odisea en el Espacio, ya sugirió en la continuación, 2010, publicada en 1982, que podría haber vida por debajo de la superficie de Europa».
No obstante, al igual que su colega Postberg, Mas Hesse subraya que aunque «no hay duda de que la bioquímica de esos océanos helados debe de ser muy rica, más que suficiente para que hubieran formado vida, como denotan otros elementos químicos que han podido identificar, de momento no hay ninguna evidencia de que haya sido así».
GRANDES CANTIDADES DE FÓSFORO
El equipo liderado por Postberg analizó los datos recopilados por el Analizador de Polvo Cósmico (CDA, por sus siglas en inglés) de la nave Cassini para determinar los componentes principales de los océanos de Encelado. Estas mediciones no solo detectaron fósforo sino que, junto con los datos de laboratorio, sugieren que el fósforo podría estar disponible en concentraciones al menos 100 veces más altas que en los océanos de la Tierra.
Frank Postberg asegura que están completamente seguros de la presencia de este elemento. «Nuestra detección ocurrió in situ cerca de Encélado con una nave espacial y analizamos granos de hielo que sin duda se originan en el subsuelo de Encelado», detalla al preguntarle sobre si este resultado podría ser cuestionado por otros autores, como ocurrió en 2020 tras el anuncio del hallazgo de gas fosfina en las nubes de Venus. «En contraste con la supuesta señal débil de fosfina, la señal de fosfato en los datos de Cassini es extremadamente fuerte y sin ambigüedades, proviene del fosfato de sodio y de hidrogenofosfato de sodio que son solubles en agua (del océano)», detalla.
Además, los científicos creen que niveles altos de fosfato podrían observarse más ampliamente en otros mundos oceánicos helados con parámetros ambientales similares.
En un artículo de análisis de este estudio publicado también en Nature, Mikhail Yu. Zolotov, investigador de la Universidad del Estado de Arizona, señala que «la presencia de componentes de fósforo en el agua es crucial para la producción biológica en la Tierra». Que haya fosfatos en el océano de Encélado, añade, confirma que su agua es alcalina.
Tras este emocionante descubrimiento, Frank Postberg adelanta que va a seguir analizando los datos de Cassini: «Las observaciones que ha hecho el telescopio James Webb de Encélado, recientemente publicadas, no nos han aportado nuevos conocimientos», señala el científico, que considera que «para averiguar si Encélado no es sólo habitable sino habitada, tenemos que mandar -y deberíamos mandar- otra nave espacial».
Como repasa Mas Hesse, la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) trabajan en una misión llamada Joint Europa Mission, que aterrizará una pequeña sonda en la superficie de Europa, la luna de Júpiter, con el objetivo de hacer análisis químico del polvillo marrón que la cubre, a la búsqueda de restos de actividad biológica. «Pero tendremos que esperar aún muchos años para que algo así pueda hacerse. La misión que lo podrá realizar, Joint Europa Mission, está todavía en fase de estudio. Y cuando se llegue a lanzar, tardará unos ocho años en llegar hasta allí. Entretanto, la nave Juice va camino de Júpiter y Europa, y otra misión de NASA, Europa Clipper, partirá en 2024 o 2025 para continuar el estudio detallado de la superficie de Europa».
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