Es el evento editorial más importante del mundo. Habitualmente realizada en el otoño europeo, la Feria del Libro de Frankfurt fue fundada en 1949 y cada año reúne a las casas editoras más relevantes del planeta. No solo se venden libros. Ahí, entre libreros, editoriales, agentes, se negocian nuevos contratos, nuevos derechos de publicación, traducciones, reediciones. Dicho de otro modo: si una casa editorial quiere obtener un trato con determinado autor, ese el lugar al que hay que acudir.
Cada año suele invitarse a un país como invitado de honor, y para el 2025 estaba considerado Chile para tal efecto. Sin embargo, como informó en el medio digital Ex-Ante, el gobierno -a través del ministerio de las Culturas- declinó la invitación para ello. ¿El motivo? Presupuestario, según se argumentó.
Según cita Ex-Ante, el ministerio -en una declaración institucional- comentó: “Se consideraron motivos presupuestarios, ya que ser invitado de honor en esa feria significa una gran inversión, que acorde al lineamiento de austeridad, enfocaremos en gasto público para una iniciativa de alcance internacional en Chile que permita volver a posicionar a nuestro país como espacio de reconocimiento mundial en esta área”.
Más extraño todavía si se considera que solo hasta ayer en la mañana, desde ProChile, se convocó a diferentes gremios de economía creativa -entre otros, los gremios del libro -para presentar la planificación dentro de los próximos dos años. Y se especificó que entre las instancias a fortalecer estaban las participaciones en las ferias del libro en el extranjero. De acuerdo a fuentes del mundo editorial, fue en la tarde cuando se comunicó que Chile se marginaba de Frankfurt. “Es súper contradictorio, va en contra de lo que planteó otro organismo en la mañana”, señalan. Eso sí, en esa reunión no se mencionó la feria de Frankfurt 2025, aunque la política apuntaba a las distintas ferias internacionales.
Durante esta mañana, el gobierno acusó recibo de las fuertes críticas que ha detonado la decisión -desde el mundo del libro, pero también de sectores políticos- y de modo muy gradual se ha abierto a la alternativa de “reevaluar” la negativa de participar como invitado de honor en el evento en Alemania.
Consultados por Culto, en el mundo de la cultura lamentan esta decisión. El escritor Francisco Ortega, asegura: “Frankfurt no es una feria del libro como Guadalajara, o Buenos Aires, que son ferias de autores, donde los lectores van a que los escritores les firmen los libros, hay charlas, lanzamientos. Frankfurt es una feria de negocios, para editores, agentes. En ese sentido, todos los años las editoriales van a Frankfurt, gente, scoutings, pero van quienes pueden pagar los pasajes y estadías, de las independientes son muy pocos las que van, a menos que lo hagan por Ventana Abierta”.
El autor de Bahamut agrega: “Yo creo que era una oportunidad para que sobre todo editoriales independientes -que en Chile están súper interesantes- pudieran acceder a ir a Frankfurt a mostrar su trabajo, a mostrar su catálogo, conseguir traducciones, conseguir salir afuera. Era una oportunidad para conseguir hacer masivo y grande lo que se hace”.
“Esto te lleva a una crítica política, sobre todo de la oposición, de que dice ‘otra vez Chile le falla a la cultura’, cuando en general a nadie le importa la cultura. Pero si se va, también hay críticas, que se van a gastar 200 millones en esto. No se gana por ninguna de las dos partes, pero por la primera no hay gasto de plata, que imagino es importante para el gobierno en tiempos de vacas flacas”.
El poeta Matías Rivas, director de Ediciones UDP, señala: “Es una vergüenza nacional. Es una de las ferias más antiguas del mundo. Ningún país del mundo ha dicho que no, ni Corea del Norte. Es muy raro que el gobierno de Chile no quiera poner a sus intelectuales, a sus libros, en un lugar que es importante. Con el prestigio que tiene la poesía, los narradores. Eso podría ser hasta un legado del Presidente”.
“Cuando Argentina fue hace un par de años, fue muy importante. Se tradujeron muchos autores argentinos al alemán, entonces es una experiencia mayor. Tampoco es que sea un gasto desmesurado. Dejar de ir a esta feria por poner el acento en los 50 años, me parece muy extraño, muy incoherente de un presidente que se dice pro cultura. No conozco un hecho equivalente, de esta importancia, al que nos hayan invitado”.
El escritor y guonista Simón Soto también se pronuncia al respecto: “Hay un mercado mínimo, venimos saliendo de una pandemia muy dura, que afectó a todos los actores que producen películas, libros. Por eso, era una oportunidad muy positiva, muy esperada, ¿y se rechaza? Me parece una ignorancia, una injusticia, una estupidez, y me parece una maldad”.
“Es una oportunidad concreta de abrir posibilidades, ventanas y puertas para las personas que trabajan escribiendo libros. Es sencillamente una maldad. Entre ironía, sarcasmo y rabia, pienso que es casi como una activa decisión para hacerles daño a los trabajadores del mundo editorial”.
“No hay ningún contraargumento posible. Cuando dicen que es para llevar los fondos y recursos al fomento lector de acá. Por favor, ¡la Feria de Frankfurt es fomento lector para acá! En otra escala y en otra dimensión. Es eso. Creo que se confirma que la decisión de poner a De Aguirre tiene que ver con una movida política, pero es contraproducente, porque él no tiene ningún manejo en eso. Viene de otra industria, la de la TV, que esta distinta”.
Pero no todo el mundo opina igual. El editor Pablo Dittborn, quien formara parte de la extinta Editorial Quimantú y de Penguin Random House, opina escueto: “Todos rasgan vestiduras indicando que nunca nadie había rechazado la invitación. Argentina la aceptó y fue una mala idea con un muy mal resultado. Colombia abandonó un Mundial de fútbol con hidalguía por reconocer que no estaba en condiciones. No pasó nada y se hizo en Mexico”.
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