El Niño ha regresado oficialmente y es probable que provoque fenómenos meteorológicos extremos a finales de año, desde ciclones tropicales girando hacia las vulnerables islas del Pacífico hasta lluvias torrenciales en Sudamérica, pasando por sequías en Australia y en algunas zonas de Asia.
Después de tres años del patrón climático de La Niña, que suele bajar ligeramente las temperaturas globales, El Niño, más cálido, vuelve a la carga, según un aviso emitido a comienzos de junio por el Centro de Predicción Climática de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos.
El Niño nace de unas aguas inusualmente cálidas en el Pacífico oriental, cerca de la costa de Sudamérica, y suele ir acompañado de una ralentización o inversión de los vientos alisios del este.
“En mayo, las débiles condiciones de El Niño surgieron a medida que las temperaturas de la superficie del mar por encima de la media se fortalecieron en todo el Océano Pacífico ecuatorial”, señaló la advertencia.
La última vez que se produjo un fenómeno de El Niño, en 2016, el mundo vivió su año más caluroso jamás registrado.
Unido al calentamiento provocado por el cambio climático, en 2023 o 2024 podrían alcanzarse nuevos máximos.
La mayoría de los expertos recurren a dos agencias para confirmar el inicio de El Niño: la NOAA y la Oficina de Meteorología de Australia (BOM).
Ambas agencias utilizan diferentes criterios para declarar El Niño, siendo la definición australiana ligeramente más estricta.
La NOAA considera que se ha producido un fenómeno de El Niño cuando las temperaturas oceánicas en el Pacífico ecuatorial oriental y central han sido 0,5 grados Celsius más altas de lo normal durante el mes anterior, y han durado o se espera que continúen durante otros cinco períodos consecutivos de tres meses que se solapan.
La agencia también tiene en cuenta el debilitamiento de los vientos alisios y la nubosidad.
El BOM de Australia necesita que las cosas sean más cálidas, con las regiones clave del Pacífico oriental 0,8C más cálidas que la media. Australia emitió su propio boletín a comienzos de este mes, señalando una probabilidad del 70% de que El Niño se desarrolle este año.
Según la NOAA, hay un 56% de probabilidades de que cuando El Niño alcance su punto álgido —normalmente durante el invierno del hemisferio norte— sea un fenómeno fuerte, lo que significa que las temperaturas de la superficie marina del Pacífico oriental sean al menos 1,5ºC más altas de lo normal.
Esto podría tener efectos más intensos, desde sequías hasta ciclones, en todo el mundo.
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