Esta semana hizo su aparición el Movimiento 18 de Octubre. En el comunicado que difundieron el 14 de junio, la agrupación se hace responsable de tres atentados con explosivos que afectaron dos torres eléctricas, una en Valparaíso y otra en Arauco, y la línea del tren del Puente Itata, en la Región de Ñuble.

El primer suceso ocurrió el 8 de junio; el segundo se dio a conocer el día 10 y el tercero el 13 del mismo mes. La seguidilla llevó a que el Presidente Gabriel Boric convocara a una reunión de coordinación con autoridades de todos los poderes del Estado: del Ejecutivo, Legislativo y Judicial, además de representantes de las policías, el Ministerio Público y la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI); en la que se acordó un plazo de 30 días para consensuar cambios en la Ley Antiterrorista.

La Moneda, tras reunirse con legisladores de La Araucanía y el Biobío, el 13 de junio, ya se había comprometido a avanzar en esta reforma durante el segundo semestre del año. Y el Jefe de Estado dijo el viernes desde la IX Región que “tratar de mediante el amedrentamiento conseguir objetivos políticos es un muy mal camino, están equivocados” y se comprometió a enfrentar “tanto a la violencia, como al terrorismo, sin complejos”.

De ser cierto lo planteado por el Movimiento 18 de Octubre –cuya primera aparición es ese comunicado– se trataría de la primera vez que ocurre un ataque concertado en tres regiones sobre infraestructura crítica específica y otro hecho inédito es que ocurran estos atentados invocando el 18 de octubre de 2019; jornada en la que 77 (de 136) estaciones de Metro resultaron con daños, 20 de ellas incendiadas (nueve completamente).

Del FPMR al Movimiento 18 de Octubre

El ex diputado por la Región de La Araucanía, Gonzalo Arenas, planteó en el Podcast Constitucional –de El Líbero en conjunto con la Universidad San Sebastián– que “esta primera manifestación terrorista abierta, declarada, viene después de que se ha producido la casi completa desmovilización de lo que fue el estallido social de 2019 (…). Esa violencia ciudadana que puede quedar acotada a la protesta social, generalmente va a producir que cuando desaparezca ese primer grupo grande, queden grupos pequeños embriagados por esa sensación de violencia y se ponen más radicales”.

Arenas afirma que “así surgió el FPMR y ahora podemos tener otro grupo, que son muy críticos a Boric en la declaración que hacen, que digan ‘ya se acabó el impulso del estallido social, ahora pasamos a una nueva etapa, que es acción directa’”.

Cuando había transcurrido un año de los disturbios de 2019, sociólogos como Max Colodro planteaban que estos grupos radicales, como el Frente Patriótico Manuel Rodríguez, habían quedado con una sensación de “tarea pendiente” luego de la transición entre el gobierno militar de Augusto Pinochet y la democracia.

“Una tarea que no concluyó, que fue derrotar la institucionalidad del Chile de la dictadura, a su Constitución, a su modelo económico y sienten que ahora, a partir del estallido, tienen la oportunidad de retomar esa senda”, y con ello generar “una situación insurreccional”, dijo entonces Colodro a El Líbero.

El Movimiento 18 de Octubre critica en el comunicado que la redacción de la nueva Constitución está en manos de “una derecha conservadora y retrógrada” puesto que de ser aprobado el texto “perpetuará la Constitución emanada en dictadura”.

Quién fue Mauricio Arenas Bejas

El propio Movimiento 18 de Octubre alude al FPMR cuando señala que los atentados fueron efectuados en Valparaíso por el Comando Mauricio Arenas Bejas, en Biobío por el Comando Lafkenche Pilmaiquen y en Ñuble por el Comando Luisa Toledo.

La Operación Siglo XX fue una emboscada organizada por el FPMR.

Mauricio Arenas Bejas fue uno de los 21 fusileros que participaron en la emboscada, que la tarde del 7 de septiembre de 1986 tenía como objetivo el asesinato de Augusto Pinochet.

Arenas Bejas fue detenido en Santiago el 19 de febrero de 1987, debido a su responsabilidad en el ataque a la comitiva e infracción a la Ley de Control de Armas, según archivos del Museo de la Memoria. Cuando fue detenido resultó con heridas de bala de gravedad por lo que estuvo internado varios meses en el Hospital Sótero del Río. Luego fue trasladado al Hospital de la ex Penitenciaría y después a la ex Cárcel Pública; de allí se fugó en enero de 1990 y tras varios meses viajó a Argentina, donde murió en octubre de 1991.

Para algunos de los fusileros, la Operación Siglo XX tuvo su continuación en el estallido que comenzó en octubre de 2019. Héctor Maturana Urzúa, uno de los participantes del suceso, lo planteó en una entrevista publicada en septiembre de 2020: “El placer y alegría que me da este proceso es que alguna vez, hace 34 años atrás, lo soñamos muchos y ahora se está logrando con un sacrificio de nuevo de nuestra juventud y nuestro querido pueblo de Chile. Mucha gente ha dejado sus ojos y vida en las calles, pero siguen ahí, hay una reiteración de formas de luchas que me llaman mucho la atención”.

La relación entre el FPMR y la CAM

El Frente Patriótico Manuel Rodríguez surgió en 1983 como parte de la política de la Rebelión Popular de Masas, auspiciada por el Partido Comunista. La organización rendía cuentas a Guillermo Teillier, que entre 1983 y 1987 fue el jefe de la Comisión Militar del PC.

“La otra gran movilización política que hubo en Chile ocurrió en 1983 que fueron las llamadas jornadas nacionales de protestas, que eran batallas campales, con estado de sitio, más de 20 mil militares en las calles. Al final de ese año, cuando se acabaron las protestas nacionales fue cuando descubrimos el primer acto terrorista que se atribuyó el Frente Patriótico Manuel Rodríguez”, recordó Arenas en el Podcast Constitucional.

Tras el fracaso del atentado contra Pinochet hubo una ruptura entre el FPMR y el PC. Sin embargo, esto no llevó a que el Frente se desmovilizara, sino todo lo contrario.

Por ejemplo, el fundador de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) Héctor Llaitul, se unió al FPMR cuando los comunistas ya habían decidido apartarse de la vía armada y encauzar su oposición a través de la política.

Llaitul contó en el libro ‘Weichan: conversaciones con un weychafe en la prisión política’ del ex candidato presidencial del Partido Comunista, Jorge Arrate, que tras dejar el movimiento Juventud Rebelde Miguel Enríquez, que se identificaba con el MIR, se unió a los frentistas en 1988. Relató que formaba parte de una célula de la Región del Biobío, y que llegó a ser un cuadro operativo de nivel medio. «Directamente subordinado a los comandantes Ramiro (Mauricio Hernández Norambuena), Chele (Juan Gutiérrez Fischmann) y Salvador (Galvarino Apablaza)».

El parecido entre el Movimiento 18 de Octubre y las orgánicas radicales del sur

Para muchas figuras que conocen el manejo de temas de seguridad, es crucial que se investigue la relación entre estos tres atentados y las orgánicas violentas que operan en el sur; muchas de las cuales se han descolgado de la CAM.

“La vinculación es clara no solo porque expresamente la organización que se adjudica los respectivos atentados lo explicita, sino también porque la forma de operar es exactamente la misma. Realizan un atentado incendiario o explosivo, infunden temor y terror en la población, emiten un comunicado adjudicándose el hecho delictual criticando el sistema y exigiendo la liberación de los ‘presos políticos’”, dice a El Líbero Pablo Urquízar, ex coordinador Nacional de Seguridad de la Macrozona Sur.

Coincide Andrés Cruz Carrasco, ex fiscal del Biobío, que en su momento participó de las investigaciones por el atentado contra el fiscal Mario Elgueta, ocurrido en 2008, que terminó con Llaitul condenado a 14 años de prisión. “Si es real este grupo 18 de Octubre, a mí no me cabe la menor duda que están relacionados con los grupos que están operando en el sur del país”, asegura.

La coincidencia en las críticas a Boric y a la constituyente

El Movimiento 18 de Octubre escribe en el comunicado que “desde la firma del acuerdo por la Paz el 15 de noviembre de 2019, cuando el gobierno criminal de Sebastián Piñera estaba por las cuerdas, apareció el salvador que hoy es el encargado del orden y de perpetuar los abusos sistemáticos del sistema capitalista. Con Boric, la derecha y la clase política en su conjunto planificaron su agenda para el periodo actual, entendiendo que un rostro joven heredero del movimiento estudiantil podría calmar las aguas de estallido, con el agregado de la promesa constituyente que cambiaría las bases de la institucionalidad y haría eco de las demandas populares”.

El enunciado se asemeja a lo planteado en el prólogo del libro de la CAM ‘Chem Ka Rakiduam’.

El texto de la CAM dice que en “el imaginario colectivo, nacional e internacional, Chile ha tenido una supuesta apertura izquierdista y Gabriel Boric, junto con la Convención Constituyente, vendrían a ser los fenómenos que cristalizan dicho giro. Sin embargo, Boric y la constituyente no representan lo mismo para el pueblo mapuche en resistencia. Más bien, encarnan la administración institucional del descontento popular y comunitario que desmovilizó la protesta social y territorial, encerrándola en los límites de la democracia burguesa”.

El Movimiento 18 de Octubre hace un planteamiento en contra de una forestal. Una actividad que la CAM apunta como su principal enemigo, cuando se autodefinen como “anticapitalista” y “antisistema”.

El comunicado del Movimiento 18 de Octubre también alude a los seis presos que estaban recluidos en la Cárcel de Angol, y que tras secuestrar a gendarmes el pasado 7 de mayo fueron trasladados a centros de reclusión fuera de la Región de La Araucanía. Una causa por la cual la Resistencia Mapuche Malleco se ha adjudicado múltiples atentados en el último mes.

Métodos guerrilleros aprendidos en Colombia

El libro ‘Chem Ka Rakiduam’ recoge los principales métodos de guerrilla de la CAM. Métodos que, ha quedado demostrado, fueron aprendidos en Colombia, con participación de las FARC.

Para Andrés Cruz “indudablemente” se puede hacer un paralelismo entre las ORT (Organismos de Resistencia Territorial) y los tres comandos enumerados por el Movimiento 18 de Octubre, si es que existen estas organizaciones. “Si existen, no me cabe la menor duda que están operando sobre la base de una dinámica que no es extraña a la influencia que puedan haber obtenido por la formación que recibieron en Colombia. Sabemos que hay individuos que recibieron preparación en Colombia y sabemos que ese tipo de formas de obrar son aprendidas, no son originales. Por lo tanto, estos grupos, indudablemente que de existir, tienen una influencia”.

Un ejemplo de los atentados en los que se vio este entrenamiento fue cuando en marzo de 2020 atacaron con explosivos una torre de telefonía en la zona rural de Contulmo. Y también el 13 de abril del mismo año, cuando detonaron un auto-bomba en el puente Lleu Lleu. Ese año hubo un tercer atentado con explosivos que afectó una antena de comunicaciones en Tirúa.

Entonces, las autoridades indagaban si estos atentados tenían que ver con un robo ocurrido en noviembre de 2019 a una caravana de camiones de una empresa que transportaba 200 barras de amongelatina y 100 metros de cable detonante; relacionados con la minería.

Es por ello que para quienes conocen de estos temas es crucial conocer si en los atentados recientes se utilizó el mismo tipo de explosivo; para determinar si hay alguna conexión. No solo con la CAM; sino con las otras agrupaciones que pueden ser hasta más violentas y que operan en la Macrozona Sur.

Urquízar, por su lado, plantea que en este caso en particular del Movimiento 18 de Octubre “se agrega la misma fórmula organizativa de la CAM y sus ORT. En efecto, la estructura de organización de la CAM tiene dos componentes: el político-estratégico y el operativo. Este último desarrollado por los ORT. Los atentados explosivos recientes desarrollan la misma fórmula. El Movimiento 18 de Octubre sería el nivel político-estratégico y los tres ‘comandos’ el ámbito operativo específico, su brazo armado”.

El dossier colombiano

Luego de la muerte del cabecilla de las FARC, Raúl Reyes, ocurrida el 1 de marzo de 2008, se abrió una caja de Pandora que involucraba a las FARC, al Partido Comunista chileno y a la CAM. Se reveló que, con intermedio del PC, las FARC estaba entrenando a comuneros mapuche.

Colombia incluso solicitó la extradición de Manuel Olate Céspedes, militante del PC, articulador de la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB) en Chile y quien había estado junto a Raúl Reyes tan solo tres días antes del bombardeo que lo mató.

Mientras se desarrollaba la investigación por el atentado al fiscal Elgueta comenzaron a salir a la luz informaciones sobre el ingreso a Colombia de ocho dirigentes de la CAM y su relación con las FARC. Dos de los integrantes del grupo que atentó contra el fiscal en Tirúa se contaban entre los que habían viajado.

En ese momento trascendió que los radicales se trasladaron a Colombia en cuatro grupos de dos entre los años 2004 y 2007, con la finalidad de recibir entrenamiento paramilitar de las FARC.

La Fiscalía Colombiana entregó a Chile un dossier que establecía que la relación entre las FARC y el PC había comenzado en 1998.

Sin embargo, pese a todos los antecedentes reunidos por Colombia, el caso contra Olate no prosperó porque el 19 de mayo de 2011 la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia de Colombia declaró que la información obtenida de los computadores de Raúl Reyes no tenía validez en procesos judiciales, porque los archivos fueron obtenidos ilegalmente.

El embajador de Colombia en Chile, Santiago Figueroa, sostuvo entonces que «las pruebas no son falsas, son inválidas. El señor Olate tiene vínculos, eso es objetivo, pero las pruebas son inválidas y la decisión de la Corte tiene que respetarse».

Olate fue sobreseído y el PC insistió en su tesis de que todo se había tratado de un “montaje”.

La inoperancia del Estado

Desde entonces han dejado de aparecer indicios de los nexos entre todas estas agrupaciones.

Justamente durante una de las presentaciones del libro de la CAM, a principios de 2020, aparece junto a Llaitul el ex combatiente del MIR Jaime Castillo Petruzzi, quien estuvo preso durante 23 años en Perú acusado de terrorismo por su participación en el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).

«No va a haber una solución posible, si es que no hacemos colapsar la columna vertebral de la defensa del Estado, que son las fuerzas armadas, la policía», se le escucha decir a Castillo Petruzzi en el registro de la actividad al referirse a las acciones a tomar tras el estallido social del 18 de octubre.

Por tales dichos, el Ministerio del Interior se querelló en su contra, pero finalmente la Fiscalía optó por no perseverar en la investigación.

Después de aquella aparición junto a Llaitul, al ex mirista se le vio en manifestaciones en las que se exigía la libertad de los presos del 18-O y también en un acto por la libertad del “comandante Ramiro”, frentista cuyo verdadero nombre es Mauricio Hernández Norambuena, y quien fue extraditado desde Brasil el 19 de octubre de 2019 y encarcelado en Chile por el homicidio del senador de la UDI Jaime Guzmán y el secuestro de Cristián Edwards.

El ex fiscal Cruz Carrasco concluye que “resulta preocupante que recién nos estemos dando cuenta que hay organizaciones que tienen capacidad para poder cometer esta clase de ilícito, circunstancias que se vienen cometiendo hace mucho rato. Esto no es ninguna novedad. Ya ha habido atentados explosivos con antelación, ya se sabía la capacidad que podían tener estos grupos para poder desarrollar este tipo de acciones y esperamos que las lleven a cabo para poder demostrar algún grado de preocupación”

Original de El Líbero

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