Un solo estudio científico sobre algo puede darnos algunas pistas sobre por dónde van los tiros. Cuatro estudios (los cuales coinciden en sus conclusiones) aportan una seguridad relativa de que los resultados obtenidos son correctos. Pero en el caso que exponemos hoy, la certeza no puede ser más absoluta: 107 estudios científicos que afirman una cosa que los españoles (al menos los de toda la vida, que comían lo de aquí, como es tradición) ya sabían: la dieta mediterránea (cereales integrales, fibra, pescado y ácidos grasos omega-3) están directamente relacionados con una buena salud.
En este caso particular, la revisión de estudios que se presentará en la edición de este año de la Reunión Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes ha analizado los 107 trabajos científicos sobre cómo influye la dieta mediterránea en los pacientes con diabetes mellitus tipo 2 y cómo está directamente relacionada con una reducción del riesgo de muerte prematura de las personas que padecen esa enfermedad.
| «Un aumento de 300 g en el consumo diario de colesterol se vincula a un aumento del riesgo de muerte por cualquier causa del 19%»
Como explica una de las autoras del estudio, la doctora Janett Barbaresko, del Centro Alemán para la Diabetes de Düsseldorf, «existe una multitud de recomendaciones dietéticas para las personas que padecen diabetes tipo 2, pero la mayor parte de ellas no están basadas en evidencias científicas». Además, la experta comenta que «nuestro análisis riguroso de los mejores estudios realizados hasta la fecha indica con una certeza considerable que la ingesta de una dieta basada en cereales integrales, fibra, pescado, verduras, proteínas de origen vegetal (como las legumbres) y ácidos grasos sanos como los del aceite de oliva pueden contribuir a que las personas con diabetes tipo 2 vivan más tiempo».
En efecto, estos elementos tan básicos de nuestra querida dieta mediterránea, una vez más, vuelven a ser (científicamente hablando) los mejores para otra dolencia más, cuando ya lo eran para otras, como los problemas cardiovasculares y la salud cardiaca.
Es necesario, de todos modos, recalcar que los pacientes con diabetes tipo 2 son más propensos a desarrollar determinados problemas de salud como enfermedades circulatorias, demencia, cáncer y fracturas óseas, por lo que la relación entre la dieta y la mejora del pronóstico de pacientes de diabetes tipo 2 puede deberse, directamente, a un efecto sobre los síntomas producidos por la enfermedad y no por la afección en sí misma. Por suerte, sea como sea, el resultado sigue siendo más que positivo.
Entre los resultados más llamativos del estudio se encuentra que el aumento del consumo diario de vegetales (100 g más) y proteínas de origen vegetal (10 g) como frutos secos, soja, lentejas, judías o garbanzos se ha asociado consistentemente con una reducción del riesgo de muerte de entre el 9 y el 12%.
Según los investigadores, la explicación más plausible para esta correlación es que entre los efectos beneficiosos de estos alimentos se encuentran la reducción del colesterol, los niveles de azúcar en sangre y la presión sanguínea, así como la aparición en el torrente sanguíneo de sustancias antiinflamatorias. Todos estos efectos se han relacionado con una reducción del riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares o cáncer, entre otras.
Del mismo modo, los investigadores determinaron que el consumo de otros alimentos, como los huevos y otros ricos en colesterol se han asociado con un aumento del riesgo de muerte por cualquier causa: «Un incremento diario de 10 g en el consumo de huevo, lo que equivale a dos huevos más a la semana, se ha vinculado a un riesgo un 5% mayor de muerte, mientras que un aumento de 300 g en el consumo diario de colesterol se vincula a un aumento del riesgo del 19%».
Por su parte, la doctora Sabrina Schlesinger, otra de las autoras del estudio, se mantiene cauta: «Hace falta más investigación para conseguir una robusta evidencia de cómo los diferentes patrones dietéticos afectan a la diabetes. De todos modos, sabemos que si los pacientes que la padecen añaden a su consumo semanal algo más de cereales integrales y fibra, pescado, aceites vegetales saludables y verduras, nuestros resultados muestran que esa sería una forma muy fácil de reducir el riesgo para su salud de la enfermedad».
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