El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que la economía de América Latina crezca un 1,9% en 2023, lo que supone una mejora de tres décimas respecto a las últimas proyecciones del organismo publicadas el pasado mes de abril.

Esta revisión al alza de las perspectivas de crecimiento para la región obedece a un crecimiento más fuerte de lo previsto en algunos grandes países como Brasil o México, cuyas economías se han visto impulsadas por el sector agrícola o el sector servicios.

No obstante, este incremento del Producto Interior Bruto (PIB) de América Latina es muy inferior al registrado por la región en 2022, cuando fue del 3,9%. La reducción entre un año y otro se debe a la reciente moderación del rápido crecimiento registrado en 2022 debido a la reapertura tras la pandemia, así como al descenso de los precios de las materias primas.

Mientras, de cara a 2024, el FMI estima que la economía latinoamericana crecerá un 2,2%, misma cifra que calculaba el pasado mes de abril.

Fue en dicha ocasión cuando mejoró el pronóstico para el 2024 en dos décimas.

América Latina será así una de las regiones que menos crezca tanto en 2023 como en 2024 dentro del grupo de las economías de mercados emergentes y en desarrollo.

Sin embargo, a nivel global, tendrá un mejor desempeño económico que la Eurozona, cuyo PIB aumentará un 0,9% en 2023, o superior al de Estados Unidos, que crecerá un 1,8%.

Por países, cabe destacar la mejora en las previsiones para Brasil, cuyo crecimiento estimado en 2023 es del 2,1%, muy por encima del 0,9% estimado el pasado mes de abril.

Entre otros, este incremento de la cifra se da con arreglo al buen desempeño de su PIB en el primer trimestre del año.

En tanto, México también superará la cifra del 2% y llegará hasta el 2,6% de expansión al cierre de este año, aunque crecerá menos de lo previsto en 2024, quedándose en el 1,5% (una décima menos que en abril).

La resiliente demanda de Estados Unidos y el efecto ‘nearshoring’ están potenciando la economía mexicana.

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