El miércoles 12 de ese mes y posterior a una marcha de secundarios en la que hubo lanzamiento de bombas molotov, el archivo patrimonial del Liceo de Aplicación terminó dañado (hoy está casi reparado en su totalidad). Ese hecho llevó a que el centro de estudiantes se disolviera, lo que trajo elecciones para un nuevo cuerpo representativo de los alumnos, quienes levantaron un nuevo petitorio y, con ello, comenzaran con medidas de presión para ser escuchados.

En ese contexto, el jueves 20 de julio y luego de un Consejo de Delegados de Curso (Codecu), la instancia definió por amplia mayoría tomarse el establecimiento por considerar que la respuesta a las demandas de parte de la Dirección de Educación Municipal (DEM) de Santiago, sostenedora del liceo, era insuficiente. A partir de ese día, el recinto pasó a manos de los estudiantes.

A esa altura los ánimos ya venían caldeados internamente, entre peticiones de haber radicalizado antes el movimiento y acusaciones cruzadas entre miembros de la comunidad estudiantil, algunas de las cuales afirmaban que inspectoría general cumplía un rol garantista en las manifestaciones de los alumnos, llegando las incriminaciones incluso a asegurar que en las oficinas de inspectoría se guardaban artefactos incendiarios.

“Hacemos un llamado al autocuidado y a evitar poner en riesgo tanto su integridad física y mental, como la de otros miembros de la comunidad educativa o la de los vecinos del sector y a no permitir que se produzcan agresiones a personas, tal como ha ocurrido esta semana”, se leía ese día, como un mal presagio de lo que ocurriría, en un comunicado emitido por dirección una vez votada la toma.

Así llegó el fin de semana, con desórdenes varios -informados todos por Carabineros al Ministerio Público- desde el inicio mismo de la toma. A las 19:30 horas del sábado un grupo de sujetos colgó un lienzo en el frontis del liceo y a las 19:58 el SAMU ya estaba acudiendo al lugar por, según la alerta recibida, encontrarse un menor con gran parte de su cuerpo quemado, incluyendo sus vías respiratorias. En circunstancias que aún se investigan, un adolescente que en abril había cumplido 16 años terminaba así en riesgo vital tras una explosión en su rostro, cuando manipulaba objetos incendiarios en el exterior del recinto, según la información extraoficial que hasta aquí se maneja. El menor de edad, perteneciente al mismo establecimiento educacional, portaba en una de sus manos un líquido acelerante para encender fuego, y -por razones que todavía se investigan- se provocó la explosión, dejándolo en estado grave.

Al respecto, la capitán Daniela Vargas, oficial de ronda de la Prefectura Santiago Central de Carabineros, explicó ese día que “un grupo de jóvenes, de los cuales no tenemos sus identidades, ni tampoco sabemos si son todos alumnos, salen del liceo y comienzan a encender objetos, y uno de estos menores, al portar uno de estos objetos, se le incendia en sus manos y en su parte principal del torso”.

Tras el incidente, el alumno fue asistido apenas ocurridos los hechos por personal policial junto a los funcionarios del SAMU que llegaron al lugar, debiendo ser trasladado hasta la ex Posta Central, donde todavía se encuentra internado debido a la gravedad de sus lesiones, tanto en su rostro y extremidades como en sus vías respiratorias.

Estado de salud del menor

Este lunes y según conocedores de su estado de salud, por ahora el menor ha respondido bien a los cuidados, salió de la UTI y pasó a la UCI, aunque sigue en una compleja situación. La madrugada de esta jornada, por ejemplo, cercanos del menor realizaron una velatón en las afueras del recinto de salud donde se encuentra, instalando velas y efectuando rayados, entre símbolos de anarquía y la sigla ACAB.

“El paciente tiene un 25% de la superficie corporal quemada, predominantemente con 17% de profundidad intermedia, 7% más bien superficial y 1% que es más bien profunda. Está conectado a ventilación mecánica y para producir este procedimiento se realiza un coma inducido, como se conoce normalmente, pero está bajo sedación profunda para que el paciente pueda estar acoplado a la ventilación mecánica y poder establecer la recuperación y el pronóstico. Ya está programada una cirugía para el próximo miércoles”, explicó este lunes Jorge Ibáñez, subdirector médico de la ex Posta Central.

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