Crystal Hefner, quien estuvo casada con el polémico fundador de la revista Playboy, Hugh Hefner, durante sus últimos cinco años de vida, brindó una esclarecedora entrevista sobre cómo eran los días al lado de Hef y cómo ha cambiado todo desde que el magnate falleció en 2017.
Crystal fue portada de la revista de su esposo en diciembre de 2009, para lo cual tuvo que despedirse de su identidad y transformar su cuerpo según los estándares de belleza que manejaba Playboy. Se tiñó el cabello de rubio y se puso un par de implantes de senos que hoy en día considera ridículos.
“Mis pechos eran demasiado grandes. Parecía una muñeca inflable de China. Mis implantes eran de atrezo, parecía que llevaba un disfraz”, confiesa Crystal en la entrevista.
Paralelamente, la vida dentro de la mansión era de todo menos glamorosa. Crystal recuerda que Hef no la dejaba salir del gigantesco complejo y le indicaba siempre qué comer, a qué hora debía llegar a casa, qué películas ver y hasta el color de esmalte de uñas que debía usar.
En la noche, la mansión Playboy se convertía en lo que Hefner creía era un templo sagrado de placer desenfrenado con las famosas orgías que escandalizaron a todo el mundo en el siglo XX. Sin embargo, los involucrados en esta práctica, incluida Crystal, no lo ven de la misma manera que el editor en jefe de Playboy.
“Era vergonzoso. No sé cuánta gente había en nuestro dormitorio a la vez, pero… mucha. Bastante. Estábamos como, ‘Oh, ahora es tu turno.’ Nadie realmente quería estar allí, pero creo que en la mente de Hef, todavía pensaba que estaba en sus 40 años, y esas noches, la gente, la mansión, solidificaron esa idea. Él sintió, ‘Todavía lo tengo’”, explica Crystal a Daily Mail.
¿Cómo hacía un octogenario para mantener ese ritmo de vida? La respuesta es tan simple como obvia: dosis ridículas de viagra que terminaron por dejarlo sordo de un oído. Este es un efecto secundario bien conocido del medicamento, aunque Pfizer, la farmacéutica encargada de desarrollar las famosas píldoras azules, asegura que la pérdida de audición es algo que muy rara vez pasa; una afirmación que da una idea de las dosis que consumía Hef en sus últimos 10 años de vida.
Según explica con sarcasmo Crystal, “Hef siempre dijo que prefería estar sordo y poder mantener relaciones sexuales. Qué raro”.
Cuando la playmate conoció a Hefner, era una estudiante de psicología. Ahora, casi 15 años más tarde, ha decidido regresar a sus estudios con la esperanza de alcanzar su doctorado. Si eso llega a pasar, Crystal asegura que volverá a usar su apellido de soltera, Harris.
Mientras continúa en este camino de autosuperación viviendo cómodamente en Hawái, reflexiona lo que la llevó a casarse con un hombre 60 años mayor que ella.
“Cuando tu familia se rompe, sientes que no perteneces a ningún sitio. Dependes de la amabilidad de los demás y te haces pequeño para intentar encajar. No tienes poder. Entonces conocí a Hef. Él vivía como vive la otra mitad. Sientes: ‘Vaya, yo también podría pertenecer aquí’. Al principio, la Mansión Playboy se sentía como un santuario. No lo era. Pero luego, o lo acatas o te vas, y yo no sentía que tuviera otro sitio adonde ir o que pudiera hacer algo por mí misma”.
Ahora, con una nueva visión del mundo mucho más sana, asegura que nunca permitiría que, en caso de tener una hija, pasara por lo mismo.
“Si fuera mi hija, eso no pasaría. Todo lo que puedo decir es que si vienes de una infancia feliz, perfecta y llena de amor, no sueles acabar con alguien que ya tenía 60 años cuando naciste”.
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