Los gobiernos, las empresas y las infraestructuras de América Latina tienen menos flexibilidad financiera para hacer frente a El Niño que cuando se presentó el último fenómeno fuerte en la región hacia 2016, advierte Moody’s Investor Service en un reporte reciente.

Años de bajo crecimiento, acumulación de deuda, mayores costes por intereses y crecientes riesgos políticos dejan a los países con menos fortaleza financiera para hacer frente a posibles daños físicos e interrupciones operativas.

Sin embargo, la mayoría de naciones y sectores latinoamericanos sortearán el choque climático sin experimentar grandes tensiones crediticias, gracias en parte a los esfuerzos por reforzar la resiliencia física, y algunos incluso se beneficiarán del fenómeno.

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