La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (Noaa) anunció que el fenómeno de El Niño se hará fuerte en los próximos meses, lo que influiría directamente en el desarrollo de la primavera en Chile. Añade que El Niño permanecerá al menos hasta enero-marzo de 2024, lo que también impactaría en el verano en el hemisferio sur, justamente, momento en el que alcanzaría su punto máximo.

El diagnóstico establece que el fenómeno continuaría intensificándose cada vez más, y le asigna un 96% de probabilidad de que efectivamente así ocurra. Incluso, podría alcanzar cifras que no se registran desde 1950, hace más de siete décadas.

Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, señala que durante las últimas tres semanas, las temperaturas en la zona 3-4 del Pacífico tropical se han mantenido 1,5°C por encima de valores típicos para la fecha. “Estos 1,5° marcan el límite entre un evento de El Niño moderado y un evento de El Niño fuerte”.

“Si la anomalía se mantiene en esos niveles, alguna semanas más, es probable que se declare el actual evento como un evento de El Niño fuerte. Independientemente de si hay o no una declaración oficial al respecto, las anomalías en la temperatura superficial del Pacífico tropical son suficientemente agudas como para prever que tengamos una temporada primaveral, no solo con precipitaciones, sino con altas temperaturas, ya que El Niño empuja las precipitaciones y las temperaturas al alza”, añade el climatólogo.

A pesar de la importancia que la Noaa le da a la zona 3-4, es fundamental notar que para Chile y para la costa oeste de Sudamérica, es más relevante lo que suceda en la zona 1+2. “En esta última la temperatura ha caído medio grado el último mes, pero se mantiene en valores de alrededor de 2,5°C por encima de valores típicos. Es decir, se mantiene en los valores más altos observados en más de dos décadas”, recalca Cordero.

Fenómeno de El Niño poderoso: las consecuencias en Chile

Lo que suceda en el verano próximo en Chile, explica Cordero, “en lo que se refiere a temperaturas e incendios, dependerá de la evolución de las temperaturas superficiales del Pacífico tropical. Veremos”.

Al diagnóstico climático de la Noaa, se suma el de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), que a través de su pronóstico estacional para septiembre, octubre y noviembre, señala más precipitaciones de lo acostumbrado. “Esto implicaría que las lluvias acumuladas oscilarían para el período septiembre-octubre-noviembre (SON), entre el rango normal y sobre lo normal, es decir, que existen altas probabilidades de que durante estos tres meses se registren más de 17 mm de precipitación, ya que su rango normal oscila entre los 17 y 48 mm”, indica el documento.

La situación se repetiría en otras regiones del país, sobre todo en el tramo sur de la Región de Coquimbo aproximadamente y la Región del Maule, al igual que desde la Región de Los Ríos hasta la Región de Magallanes. Esto significa que en cada estación meteorológica dentro de estas áreas, la precipitación puede acumularse tanto dentro del rango normal como por encima de él para esta época, añade la DMC.

“No deberíamos tener una primavera excesivamente seca en la zona centro y sur del país”, considera Cordero.

Fenómeno de El Niño: el invierno más lluvioso en casi dos décadas

El invierno en Chile llega a su fin, con varios récords de precipitaciones en Santiago. Por ejemplo, en la capital, este invierno de 2023 anota más de 200 mm, transformándose en el más lluvioso desde 2005, es decir, en 18 años.

Por su parte, septiembre de este año se ubica como el más lluvioso en los últimos 23 años en la capital, y el cuarto con más precipitaciones desde que existe registro (77 mm) según la Dirección Meteorológica de Chile (DMC). Solo es superado por el año 2000 (114,8 mm), 1999 (87,6 mm) y 1963 (80,4 mm).

Cordero ratifica que El Niño ha ejercido mucha influencia. “Probablemente sin El Niño este hubiese sido otro año seco. La influencia del fenómeno es tal que, cuando remita, la sequía probablemente vuelva instalarse en la zona central de Chile”.

“Considerando el año completo, queda en el promedio, pero la buena notica es que por primera vez desde 2008 llegamos a este punto del año sin déficit. En otras palabras, si bien no ha sido un año que podríamos considerar lluvioso, si puede considerarse que ha sido un invierno lluvioso”, sostiene el climatólogo.

Si bien este año el paso del invierno a la primavera astronómica ocurre en estricto rigor el sábado, debido al equinoccio, fenómeno que se produce cuando el Sol se encuentra sobre la línea del ecuador, por lo que el día y la noche en ambos hemisferios tienen exactamente la misma duración, Cordero aclara que para efectos prácticos y estadísticos, se mantiene el 21 como la fecha de cambio de estación.

Cordero añade que el fenómeno se extiende por otras zonas geográficas del país, con diferentes realidades. “En el norte sequía, y desde la Quinta Región hacia el sur, lluvioso”.

Fenómeno de El Niño: septiembre lluvioso

“Los 20,5 mm caídos a inicio de este mes, lo convierten en el más lluvioso desde septiembre de 2010, cuando cayeron en los primeros seis días del mes, en total 25,7 mm”, señala Cordero

También, añade Cordero, “se registraron precipitaciones relevantes en la primara semana de septiembre en 2015, además del mencionado 2010, que al igual que en 2023, se presentó el fenómeno de El Niño”, sostiene.

La realidad de septiembre se produce justamente, en la de un invierno con una cantidad inmejorable de precipitaciones. Es más, Santiago vive el invierno más lluvioso desde que comenzó la megasequía. El último gran temporal invernal que vivió Santiago fue en agosto de 2015, cuando cayeron en la ciudad más de 100 mm de precipitaciones, recuerda Cordero.

Luego de un agosto lluvioso en Santiago y la zona central, septiembre, tal como se había predicho, también registró precipitaciones importantes. Además, la proyección es que las precipitaciones continúen en los próximos meses.

Cordero explica que lo “normal” en Santiago en septiembre es que caigan alrededor de 22 mm. “Sin embargo, han existido ocasiones en que las precipitaciones han estado muy por encima de valores típicos”.

Finaliza el invierno: consecuencias de El Niño

A pesar de que las precipitaciones en Santiago, y en toda la zona central, han decaído en la última década como consecuencia del cambio climático, “la caída es en septiembre es mucho menos aguda que la registrada en los meses de junio-agosto”, explica el climatólogo.

Los “septiembres” marcados por el fenómeno de El Niño has sido en general, relativamente lluviosos en Santiago: así fue en 1997 y 2009 por ejemplo, indica este último. “Aunque las lluvias no fueron torrenciales, 2017 también superó el promedio histórico en Santiago en septiembre, es decir, la última vez antes de 2023 que se registró El Niño costero, frente a las costas de Perú y Ecuador”, añade.

En general, “El Niño favorece que las primaveras no sean secas en la zona central en Chile”, considera Cordero.

Sin embargo, “la última vez que se registraron precipitaciones relevantes en una primara semana de septiembre fue en 2015, cuando cayeron 16 mm en la capital. Justamente, 2015 fue el año del Niño Godzilla”, señala.

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