El primer debate presidencial de Argentina terminó sin un claro ganador. El candidato de la ultraderecha, el economista Javier Milei, no brilló este domingo en la temática estrella, la difícil situación económica del país, pero tampoco lo necesitaba. Favorito en las encuestas de cara a las generales del 22 de octubre, Milei prefirió no arriesgar y logró mantener bajo control su conocida ira para mostrarse como un presidenciable serio. Fue suficiente para salir vivo de la disputa televisiva, en la que fue uno de los candidatos más criticados, junto a Sergio Massa, actual ministro de Economía y postulante por el peronismo gobernante. Massa respiró aliviado: sus rivales solo citaron al pasar los grandes escándalos surgidos desde sus filas durante las últimas semanas de campaña. La candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, fue la menos contundente. Necesitaba una buena actuación para remontar —va tercera en intención de voto— y no lo logró. Se trabó en varias ocasiones y sus contrincantes la atacaron en su flanco más débil: las propuestas económicas.
El debate se celebró en Santiago del Estero, en el norte del país. Comenzó con una rápida presentación de los cinco aspirantes a la presidencia de Argentina —Milei, Massa, Bullrich, la progresista Myriam Bregman y el gobernador provincial de Córdoba y peronista disidente Juan Schiaretti — antes de entrar de lleno al bloque económico. La referencia inicial de Bregman a las vacaciones en Marbella por las que renunció este sábado un alto cargo kirchnerista, Martín Insaurralde —“Mientras hambrean al pueblo se van en sus yates de lujo a pasear por Europa”—, hizo pensar que sería uno de los dardos repetidos de la noche, pero no fue así. Solo Bullrich lo usó de nuevo para responder a la propuesta de Massa de hacer una ley para castigar con penas de cárcel a los evasores fiscales. “Ya tenés al primero. Llevátelo a Insaurralde”, le contestó.
Los ataques de los candidatos opositores a Massa por sus malos resultados al frente del Palacio de Hacienda centraron la parte económica. Le echaron en cara haber llevado la inflación hasta el 124,4% actual, de hacer que la pobreza supere el 40% y de decretar “planes platita” que solo hacen que aumentar la emisión monetaria y el déficit fiscal. Massa aceptó haber cometido algún error, pero en su mayoría lanzó culpas afuera: al Gobierno de Mauricio Macri por haber endeudado al país, al Fondo Monetario Internacional por dictar la política económica y a los evasores fiscales, entre muchos otros. Y miró hacia adelante con una batería de propuestas, como la creación de una moneda digital, una ley de blanqueo y penas de cárcel para quienes defrauden al Fisco. Hacia el final del debate, dijo que convocaría a un gran acuerdo nacional en caso de llegar a la Casa Rosada.
En ese primer bloque, los candidatos atacaron también a Milei, quien pidió votos y tiempo para implementar su proyecto económico ultraliberal. “Si me dan 20 años, somos Alemania. Si me dan 35… Estados Unidos”, prometió el líder de La Libertad Avanza. Su propuesta más criticada fue la dolarización. Bullrich advirtió que Argentina no tiene dólares para adoptarla, mientras que Massa destacó que ese modelo “solo lo tienen tres países en el mundo: Zimbabue, Ecuador y El Salvador”. Bregman hizo hincapié en los vínculos empresariales del economista ultraliberal: “No es un león, es un gatito mimoso del poder económico”.
El formato elegido para el debate, con solo cinco derechos a réplica a lo largo de sus dos horas de duración, impidió interrupciones y grandes cruces entre los cinco candidatos. Hubo sonrisas burlonas de Milei ante algunos ataques y negativas gestuales de Massa, pero si hacían algún comentario no llegaba a escucharse porque sus micrófonos estaban apagados cuando no era su turno. Massa y Milei gastaron sus réplicas en el bloque económico, en el que se sienten más cómodos, mientras que los demás candidatos optaron por repartirlas. La gran distancia en intención de voto de Bregman y Schiaretti —menor al 5% en los dos casos— frente a los tres contrincantes centrales los dejó fuera de esa pelea. Las reiteradas comparaciones del gobernador cordobés entre Argentina y su provincia restaron atención a sus intervenciones y a posteriori se convirtió en carne de memes en las redes sociales.
En el segundo bloque, Educación, los roles entre los líderes de derecha se invirtieron. Bullrich ganó algo de seguridad y Milei la perdió. Ambos leyeron gran parte de sus intervenciones, lo que les restó naturalidad, pero el candidato de La Libertad Avanza se enredó al explicar su polémica propuesta de vouchers educativos. “No más darles pescado. Les vamos a enseñar a pescar o tener una empresa de pesca”, dijo Milei. “Andate con el voucher a la Puna, a cualquier lugar. No conoces la Argentina. Planteas un modelo que solo sirve para la Ciudad de Buenos Aires. El voucher no es igualdad”, le respondió Bullrich. Milei había agotado sus turnos de réplica y no le pudo contestar.
Discurso negacionista
El público podía elegir algunas temáticas y votó por incluir derechos humanos, uno de los puntos más disputados. Milei dejó claro que ha hecho suyas las ideas negacionistas de la dictadura de su candidata a la vicepresidencia, Victoria Villarruel. “Nosotros valoramos la visión de memoria, verdad y justicia. Empecemos por la verdad. No fueron 30.000 desaparecidos, son 8.753″, señaló al tomar como único número válido el del informe Nunca Más hecho por la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (Conadep) en 1984. Para Milei, no hubo una dictadura en Argentina, sino “una guerra” en la que “las fuerzas del Estado cometieron excesos”. Bregman le contestó con dureza: “Milei ensucia la palabra libertad”; “fueron 30.000 y fue un genocidio”.
La parte final estuvo dedicada a preguntas y respuestas entre los candidatos. Milei amenazó con perder los modales en un par de ocasiones, pero se contuvo a tiempo. Uno de ellos fue cuando Massa le recordó sus duros ataques al papa Francisco y lo instó a pedirle perdón. “Dejate de chicanear y dedicate a bajar la inflación”, respondió el líder de La Libertad Avanza, quien aseguró que aún no había entrado en política cuando dijo que el Pontífice era “imbécil”, un “zurdo asqueroso” y el “representante del Maligno”. En la siguiente ronda, Schiaretti volvió a descolocarlo. Le preguntó a Milei cómo iba a implementar el plan educativo que tiene si la Educación es responsabilidad de las provincias; el candidato esquivó una respuesta que no tenía.
El próximo debate presidencial tendrá lugar en Buenos Aires el domingo 8 de octubre. Será la última oportunidad de los candidatos de enfrentarse cara a cara antes de las elecciones del 22 de este mismo mes. Si ninguno de ellos gana con el 45% de los votos o con el 40% a una distancia de al menos 10 puntos del segundo, los dos más votados pasarán a segunda vuelta y antes de la cita en las urnas volverán a debatir frente a las cámaras.
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