Para esta vetusta pluma, cada día resulta más difícil conciliar el sueño y dormir plácidamente. Aclaro a mis mal pensados lectores, que los desvelos y los sobresaltos no se deben a los años vividos o a los yerros cometidos, lo que sería normal, sino a la convulsa situación que vive nuestro país… la que, sin lugar a duda, es capaz de quitarle el sueño hasta al más impávido de los habitantes del planeta.

Llevamos años insomnes por culpa de un fantasma artificial, por una pesadilla constitucional indeseada, que durante todo este período ha tenido al país en una situación inestable y beligerante, únicamente por la falta de coraje de quienes, en su momento, vieron amenazada su zona de confort por “el octubrismo”.

Durante este período, como en una película de terror, hemos vivido plebiscito de entrada, de salida, elección de constituyentes, designación de asesores, etc., etc.… mientras el país real ha enfrentado con desesperanza una crisis económica y de decrecimiento pocas veces vista… Crece el desempleo, se dispara la inflación y la deuda pública, el producto interno cae a niveles alarmantes… suma y sigue.

Sin embargo, poco pareciera importar esta compleja situación al Gobierno, a las cúpulas políticas, a los medios de comunicación, a opinólogos e intelectuales; para ellos, sus desasosiegos y desvelos están movidos por el tema constitucional… por el Apruebo o el Rechazo.

La izquierda (P.C., F.A, y sus adláteres del oficialismo) ya se pronunciaron por el Rechazo; la dirigencia Republicana se ha comprometido con el Apruebo; las cúpulas de Chile Vamos (UDI, RN, Evópolis), los Amarillos y los D.C., tibiamente están por aprobar. Sin embargo, a pesar de estas definiciones cupulares, a la base electoral del país el tema no le interesa y mayoritariamente está por rechazar.

A dos meses del Plebiscito de salida, y considerando los antecedentes entregados por las encuestas, se supone que podría triunfar el Rechazo, lo que en una “primera lectura” sería interpretado como un éxito de la izquierda; sin embargo, para esta sagaz pluma, esa lectura -además de inaceptable- sería un grave error de interpretación porque, de ganar el Rechazo, éste debe ser entendido como “un rechazo a la política”, como la expresión del hastío de la comunidad, y como la culminación de un tema… que nunca fue tema.

Del otro lado, para quienes en la Comisión representan el pensamiento de la Sociedad Libre, sería un éxito que se impusiera el Apruebo, esto siempre y cuando prime en ellos la cordura, y el coraje de proponer “un Proyecto mejor que la Constitución actual”; de otra manera, será difícil que se apruebe un proceso que la comunidad… nunca ha aprobado.

En fin, así como están las cosas, y mientras no se decante el brete en que nos ha metido la Sociedad Política, ni se perciban señales claras en los meses que restan para el plebiscito del 17 de diciembre, el país seguirá en la cuerda floja y el ciudadano común seguirá durmiendo a sobresaltos… viviendo como “loro en el alambre”.

Por Cristián Labbé Galilea

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