En Chile estamos acostumbrados a sentir temblores constantemente, donde ya parece ser una anécdota más que sumar a la jornada en la que nos tocó percibir un movimiento telúrico a una verdadera preocupación.
Podría considerarse una reacción natural, teniendo en cuenta que pueden registrarse más de 20 sismos diarios en nuestro país y, aunque la mayoría pasan desapercibidos por ser de baja magnitud, tenemos el sentimiento colectivo de ser expertos en identificar cuándo se trata de una emergencia.
Una de aquellas jornadas tuvo lugar recientemente, cuando las celebraciones de Fiestas Patrias de la zona norte del país sumaron un temblor al panorama protagonizado por la música y el baile de ese fin de semana largo.
Según el Centro Sismológico Nacional, se trató de un temblor de magnitud 5.0, que tuvo lugar a las 01:02 horas del domingo 17 de septiembre y cuyo epicentro fue localizado a 12,3 km al noroeste de La Higuera, en la Región de Coquimbo.
Pese a que el evento telúrico no pasó a mayores, deja en evidencia una tendencia que se puede identificar en las últimas semanas, con la zona norte como principal foco de la mayoría de los sismos reportados día a día.
A eso se suma la seguidilla de sismos reportada recientemente, con un evento principal de magnitud 5.9 reportado por Sismología durante el martes 10 de octubre, con epicentro a 174 km al noreste de Socaire.
Con este escenario, cabe preguntarse por la existencia de algún fenómeno en particular, donde expertos responden a La Tercera sus impresiones ante esta inquietud.
¿Por qué está temblando tanto en el norte?
Para el profesor de Geología de la Universidad del Desarrollo, Mauricio Calderón, estos temblores corresponden a un comportamiento normal de nuestro territorio.
—La señal es que está ocurriendo el proceso natural, que el proceso de subducción y que está asociado a la generación de sismos en todo el margen continental de Chile. Ahora, se da que en el último periodo se han concentrado los eventos en la zona norte de Chile y también en la zona del altiplano, cerca de la Región de Antofagasta, en La Puna.
El experto indica a La Tercera que se están presentando temblores más cercanos a la zona cordillerana, como también en el área submarina, respondiendo a distintos procesos del terreno.
—Un aspecto interesante que podría apuntar hacia la predictibilidad de los sismos, que es una materia que no está para nada cerrada, y que realmente existe un consenso de que son impredecibles, pero se estudian bajo el concepto de que, si bien existen eventos precursores, anteriores a un sismo grande, también existen los procesos de réplica, que son posteriores al evento sísmico grande. Entonces, quizás estos eventos que están ocurriendo ahora son precursores de los eventos que ocurran en las próximas semanas o meses, o que se mantengan de esa manera.
De todas maneras, la actividad vista hasta el momento responde a las características propias de las regiones del norte, de las que Calderón marca una diferencia respecto a ciudades en la zona centro sur del país.
—Toda la zona que está ahí desde Illapel hacia el norte, hasta Iquique, es una zona sísmica que está asociada a un segmento de la cordillera. Esto no tiene mucho que ver, por ejemplo, con los sismos que ocurren en el sur, por decirlo, en Concepción, en el sur de Santiago, o Cobquecura, que se asocian a un segmento de corteza particular. O sea, son dos zonas que tienen diferentes dinámicas.
Por su parte, Luis Donoso, geofísico y sismólogo también ha identificado una actividad sísmica proyectada en el último tiempo, como se ve en su propio análisis difundido en redes sociales, aunque coincide en su análisis entregado a nuestro medio en que se trata de una actividad posicionada dentro de rangos normales.
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¿Estos temblores pueden predecir un terremoto?
Para Donoso, la aparición de lo que él denomina “secuencia” de temblores, -descartando la presencia de un enjambre sísmico-, debe ser comparada con la actividad de años anteriores, para así visualizar el escenario futuro.
—Por ejemplo, en el año 2021 el sur de Huasco tuvo dos eventos 5.8 y 5.9 y después un sismo. Antes, habíamos tenido un sismo en el año 2020, en Huasco, magnitud 7, según el Centro Sismológico Nacional. Ahora, ninguno de esos eventos que están ahí nos permite decir que es inminente un gran sismo, por aquí no va a salir.
Su punto de comparación son los registros históricos de la zona norte en materia sísmica, donde el académico destaca como dos grandes eventos los ocurridos en 1819 -terremoto 8,5 en Copiapó- y 1922 -terremoto de Vallenar de magnitud 8,5-, los que podrían repetirse a futuro.
—¿Por qué se va a repetir? Porque tengo la corteza oceánica es decir, la placa de Nazca, viene empujando a una cierta velocidad por año de manera constante, entonces eso me acumula estrés. Estos pequeños sismos que se me forman son las irregularidades que hay en los contactos entre las dos cortezas y eso se libera de golpe.
¿Cuándo podría presentarse otro evento importante en las regiones del norte? Donoso indica que el rango considera entre 100 y 120 años, contados desde el último evento de 1922, por lo que las fechas coincidirían con la posibilidad de que ocurra un importante movimiento a futuro.
—Entonces la zona empieza a avisar, es muy noble. Pero, estos sismos tampoco podrían significar que se venga un terremoto en sí.
Según el académico, a lo que se debe estar atento es a la magnitud de los sismos ocurridos, donde varios temblores inferiores a magnitud 4.0 no significan una amenaza, en contraste con eventos de mayor intensidad que podrían replicar la situación vista históricamente.
—Los grandes sismos se anuncian. Si tengo un 7.5, un 8 al norte de Caldera en los siguientes 3 a 4 años, se estaría comportando como se comportó en 1922. Esa sería una señal, ojo, cuidado. Pero también pudiera ser que pasara que tuviera solamente ese sismo y en 20 años más tuviera otro en la parte sur.
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