Luego del ambiente recesivo que ha caracterizado a la actividad este año, las esperanzas de un 2024 más robusto y de plena reactivación han comenzado a atenuarse. Al largo estancamiento del crecimiento potencial de la economía y la debilidad que sigue marcando la inversión se suma un panorama económico internacional que se ha deteriorado durante las últimas semanas y que probablemente empujará con menos fuerza el carro de la recuperación para el 2024.
Las recientes expectativas de crecimiento del 2,5% proyectadas por Hacienda en el proyecto de Ley de Presupuestos ya han quedado obsoletas para el mercado. El propio Consejo Fiscal Autónomo dijo que hay un riesgo a la baja en las proyecciones macroeconómicas y de ingresos fiscales, en especial para 2024. “Las proyecciones de Hacienda para el PIB se mantienen por sobre las expectativas del mercado en el periodo 2023-2025, en especial para la parte minera”, alertó el CFA esta semana.
La proyección de la autoridad, además, no sólo es mayor al último rango de estimación de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) hecha por el Banco Central (1,25%-2,25%), sino también aparece como optimista frente al pronóstico del 1,4% hecho por el FMI la semana pasada.
Si a principios de este año reinaba un escenario mundial más amigable con el crecimiento de países emergentes como Chile, el cierre de 2023 está marcado por la incertidumbre externa. Más allá de los consolidados signos de desaceleración de la actividad y de desajustes del mercado inmobiliario en China, EE.UU. ha captado la atención de los mercados mundiales con la posibilidad de subir nuevamente la tasa de interés de política monetaria para controlar la inflación y con el inquietante aumento de las tasas de los bonos del Tesoro y su efecto en el financiamiento global.
Sin embargo, la reciente guerra en Medio Oriente y la posibilidad de que el conflicto escale y nuble el panorama 2024, ha puesto otro ingrediente más al complejo escenario económico mundial relevante para Chile. La reciente rebaja de la perspectiva crediticia de Chile desde estable a negativa por parte de Standard and Poor’s (S&P) agrega otra señal de alerta para el siguiente año. La agencia justificó su decisión en la existencia de un débil consenso político en el país que demora la aprobación de políticas públicas que impulsen el crecimiento y su posición fiscal.
Lenta recuperación
“Estamos esperando un crecimiento en torno al 1,3% para el próximo año. El principal factor detrás de esta lenta recuperación es el elevado nivel de tasas de interés que estamos viendo a nivel global y en Chile. Esto impacta negativamente a la economía especialmente a la inversión. Además, los problemas en China también son un riesgo relevante”, afirma el economista jefe de BTG Pactual Chile, Pablo Cruz, quien reconoce que la “preocupante” situación fiscal en Estados Unidos ha impactado en un aumento de las tasas de largo plazo en todo el mundo, lo que es un “gran riesgo” para la actividad global para el próximo año.
“No obstante, a mediano-largo plazo, los mercados debiesen privilegiar a aquellas economías que tienen cuentas fiscales sanas y Chile es una de ellas, por lo que puede ser una oportunidad en el futuro”, matiza el experto.
La economista principal del BCI, Francisca Pérez, reconoce que está ajustando a la baja el crecimiento para 2024 desde una expansión del 1,9% pronosticada en septiembre pasado. “Con una inversión cayendo todo el año y consumo de hogares cayendo la mitad del año, lo que nos iba a salvar de alguna forma en ese contexto era la demanda externa. Eso ha empezado a cambiar”, afirma la especialista, quien estima que la nueva proyección de crecimiento que darán a conocer en noviembre debiera estar en torno al 1,6% para 2024.
“La tasa de desempleo, a su vez, se va a mantener arriba del 8% en 2024 y eso va a mantener el consumo deprimido”, alerta Francisca Pérez.
En la misma línea, Carmen Gloria Silva, economista de Banco Santander, destaca que el escenario externo se ha vuelto más complejo. “Más allá del estrechamiento de las condiciones financieras globales, en especial tras la postura de la Fed (Banco Central de EE.UU.) de mantener tasas elevadas por un mayor periodo de tiempo, se ha sumado en lo más reciente el conflicto en Medio Oriente, aumentando la incertidumbre global. Además, en el caso de Chile, tiene un impacto muy significativo la evolución económica de China y, a pesar de los recientes datos algo más favorables para el PIB de esa economía, las perspectivas para el próximo año son más débiles, lo que genera un efecto negativo sobre la demanda y el precio del cobre”, explica la economista de Santander, quien proyecta una variación de -0,75% para el PIB este año y una recuperación gradual durante 2024 en el entorno del 2%. “Esto es algo mayor que lo proyectado por organismos internacionales y el Ipom, por menores bases de comparación, pero inferior a la proyección implícita en el Presupuesto”, añade Carmen Gloria Silva.
Pero el economista y asesor de EuroAmerica, Luis Felipe Alarcón, incluye nuevos factores de peso en el panorama económico local para el próximo año y cree que el país se expandirá un 1,8%. La cifra es igual al pronóstico de la Encuesta de Expectativas Económicas del BC de octubre. El sondeo mensual, que se realiza a un grupo de académicos, consultores y ejecutivos o asesores de instituciones financieras, preveía una expansión del 2% hace un mes.
“Estimamos un año 2024 definitivamente mejor que 2023, pero con muchos baches y riesgos. Entre estos, el rechazo al nuevo proyecto constitucional podría implicar un nuevo freno a las inversiones, mientras que el alargamiento del ciclo restrictivo de la Fed, los riesgos geopolíticos (Medio Oriente) y la desaceleración de China podrían llevar a un enfriamiento de la economía global, si es que no a una recesión”, explica el experto.
Más cautelosa, la economista jefe de Fintual, Priscila Robledo, dice que los riesgos externos recientes aún están en el ámbito de las posibilidades que todavía no se materializan. Sin embargo, cree que si el conflicto escala y afecta la oferta de petróleo, Chile sería uno de los países emergentes “que quedaría más mal parado”.
La disyuntiva del Banco Central
La misma economista de Fintual pone acento en la disyuntiva que significará para el Banco Central (BC) este escenario externo más complejo y el impacto que ha generado en el precio del dólar. “No esperamos que el BC detenga los recortes, pero sí que adopte una postura más dura en sus comunicaciones y reconozca que, al menos en el corto plazo, la caída en las tasas podría ser más lenta de lo que planeaban. Eso apunta a un crecimiento más acotado para 2024, porque significa que el freno a la economía se retiraría más lentamente”, explica.
Una opinión similar es la que tiene Carmen Gloria Silva, de Santander, quien no cree que la depreciación cambiaria o precios de petróleo más elevados producto del escenario externo se traduzcan en un obstáculo para el proceso de convergencia inflacionaria, aunque sí estima que se podría moderar el ritmo de descenso de la inflación. “Recientemente revisamos al alza nuestra estimación de inflación para este año, desde el 4% al 4,5%. Por ello, creemos que el Banco Central debería continuar con su trayectoria de recortes de tasas, aunque posiblemente en la RPM (Reunión de Política Monetaria) de la próxima semana, este recorte pueda ser algo menor a los 75 puntos base esperados debido a la volatilidad reciente”, sostiene.
Para 2024, añade, los recortes serían algo más graduales que los esperados hace un tiempo. “Si la Fed mantiene tasas elevadas hacia fines de 2024, vemos poco probable que la TPM (Tasa de Política Monetaria) disminuya del rango 5%-5,5%. Este nivel de tasa más elevada, sin duda, dificultará aún más el proceso de recuperación económica”, afirma Silva.
Coincide Luis Felipe Alarcón, de EuroAmerica, quien cree que los efectos del escenario externo debiesen llevar a recortes de tasa de menor calibre, probablemente a partir de 2024. “Más que tasas más altas por más tiempo, la convergencia hacia una tasa neutral (4,5%) podría tardar más, o simplemente estacionarse en un nivel más elevado. Al final del día, el dilema del BC es equilibrar el necesario estímulo a una economía hoy muy débil y garantizar la convergencia hacia la meta del 3%, algo que es fácil decirlo, pero no así lograrlo”, afirma.
Sin embargo, Pablo Cruz, de BTG Pactual Chile, repara en que dado que las expectativas de inflación a 2 años están ancladas en el 3%, que la economía está débil y que los desequilibrios macroeconómicos se han corregido, la inflación adicional producto de la depreciación del tipo de cambio debiese ser transitoria. “A mediano plazo, las fuerzas económicas apuntan a una baja actividad que ayudará a tener la inflación en línea. Por lo mismo, no creo que el BC pause el ciclo de bajas y probablemente lleve la tasa al 8% a fin de año. Esto podría variar si es que la depreciación se agudiza y comienza a afectar el correcto funcionamiento de los mercados financieros, afectando la formación de precios. En ese caso, podríamos ver una moderación en el ritmo de bajas y alguna acción adicional que apunte a calmar al mercado cambiario. El Banco Central deberá ir monitoreando de cerca la situación”, concluye Cruz.
/psg