Tres minutos antes del mediodía, Javier Gerardo Milei juró por la Patria y los Santos Evangelios ante la atenta mirada de la vicepresidenta saliente, Cristina Kirchner, y la Asamblea Legislativa y se convirtió en el undécimo presidente de la Nación desde el retorno de la democracia en 1983.
El grito de “Presidente” estalló desde el tercer piso de palcos, donde se ubicaron los seguidores más enfervorizados del líder libertario, que no podía ocultar su alegría. Apenas unos segundos después, recibió los atributos de mando, banda y bastón presidenciales, de parte de Alberto Fernández que tras firmar el libro de actas de Casa de Gobierno y palmear en la espalda a su sucesor, se retiró raudo del recinto de la Cámara de Diputados.
Fue el momento culminante de una ceremonia atípica porque por primera vez el flamante jefe del Estado prefirió dar su discurso de asunción presidencial desde las escalinatas del Palacio Legislativo en vez de dirigirse a senadores y diputados reunidos en Asamblea Legislativa. La situación fue vista como un desplante por gran parte del arco político con representación parlamentaria; en particular el peronismo, que vuelve al llano de la oposición por segunda vez en los últimos ocho años.
Le tocó a su vicepresidenta, Victoria Villarruel, superar el inédito momento. Leyó un breve mensaje en el que agradeció a los legisladores por su presencia y dio por finalizada la sesión. Los diputados peronistas, ubicados a la derecha del estrado presidencial, abandonaron en tropel el recinto, encabezados por Máximo Kirchner. Vestido de camisa y jeans, el legislador presenció la corta ceremonia desde una banca pegada a una de las salidas.
En lo que podría leerse como un gesto de las alianzas políticas con las que llega Milei al poder, el primero en recibir el saludo del nuevo presidente en ejercicio fue Mauricio Macri, que se encontraba ubicado en el palco pegado al estrado de presidencia en una primera fila reservada para los exjefes del Estado. Estaban también Eduardo Duhalde y Adolfo Rodríguez Saá. Invitado de lujo, en la primera fila se ubicó el expresidente de Brasil Jair Bolsonaro.
El brasileño no fue el único representante extranjero presente. Unos metros más allá, en el palco bandeja de la izquierda, se encontraban el rey de España, Felipe VI, elos primeros mandatarios de Uruguay, Luis Lacalle Pou, y de Chile, Gabriel Boric.
La figura destacada de ese palco fue el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, vestido con pantalón de fajina verde oliva, que departió casi todo el tiempo con el primer ministro de Hungría, Víktor Orban, y se prestó a todas las fotos que le pidieron los legisladores nacionales, sobre todo de Juntos por el Cambio, que lo reconocieron y se acercaron a saludarlo.
Después de Milei fue el turno de Villarruel, que también juró el cargo por la Patria y los Santos Evangelios. La asunción del cargo de la vicepresidenta marcó el final del mandato de Cristina Kirchner, que se retiró del estrado de la presidencia. Antes de abandonar el lugar, cruzó un cálido saludo con el nuevo jefe del Estado en el que se pudo ver con claridad que le deseó suerte en la empresa que tiene por delante.
La vicepresidenta saliente protagonizó un incidente en su ingreso al Congreso, cuando fue recibida con gritos de “Chorra”. Respondió con el típico gesto de alzar el dedo medio de su mano derecha en dirección a quienes la agredían.
Cuando ingresó al recinto hubo un tibio intento de agresión verbal a la exmandataria, pero fue rápidamente sofocado por los aplausos de los presentes cuando entró Milei. Antes, los militantes libertarios habían protagonizado un breve escarceo con los diputados de izquierda. “Motosierra” fue el cántico de guerra que intentaron motorizar desde los palcos y que no encontró demasiado eco entre los asistentes. Les respondió desde el recinto el diputado Cristian Castilli. “Facho”, gritó el legislador.
El incidente no pasó a mayores, aunque los diputados trotzkistas se dieron el gusto de colgar una serie de carteles en sus bancas formando la leyenda “No al plan motosierra de Milei contra el pueblo”.
MIlei llegó al Congreso quince minutos antes de las 12 a bordo de un automóvil cerrado. Ingresó por la explanada. Fue recibido en el atrio del Palacio Legislativo por la Comisión Exterior de diputados y senadores. Unos metros más atrás, ya en el Salón Azul, hicieron lo propio los legisladores de la denominada Comisión Interior.
En todo el trayecto Milei estuvo acompañado por Cristina Kirchner, que como una anfitriona condujo a la fórmula presidencial electa ante el Libro de Honor de visitas y el tradicional saludo a la Constitución Nacional que se exhibe en el Salón Azul.
Luego de que Villarruel diera por concluida la sesión, Milei se dirigió a la explanada para dar su discurso ante la gente concentrada en la Plaza de los Dos Congresos. Lo acompañaron los mandatarios extranjeros invitados, quienes fueron ubicados en sillas a los costados del jefe del Estado.
Sin embargo, el recinto de la Cámara de Diputados no se vació. Los diputados libertarios permanecieron sentados en sus bancas para escuchar el discurso presidencial. Lo mismo hicieron los miembros de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti; y la mayoría del gabinete de ministros designados, que siguieron las palabras de Milei sentados en los palcos que habían ocupado durante la Asamblea Legislativa.