Sí, todos sabemos, no hace falta recurrir a los estudios, que para prolongar tu esperanza y calidad de vida es necesario adoptar una vida saludable basado en una alimentación sana y equilibrada y en realizar algún tipo de actividad física de manera regular. Comer bien y moverse, aunque sea poco, es esencial para hacer frente a los riesgos de enfermedades cardiovasculares y crónicas que amenazan a nuestro organismo a medida que vamos cumpliendo años.
Sin embargo, si no se hace correctamente o de manera equilibrada, el ejercicio físico puede contribuir a que la edad de nuestras células y tejidos aumente de manera exponencial, sobre todo cuando es en exceso. Así lo reconoce un nuevo estudio realizado por la Universidad de Jyväskylä en Finlandia y publicado este mismo año, que sirve para desafiar este tipo de creencias que se dan por hechas.
Obviamente, ningún exceso es bueno, aunque sea de algo positivo para la salud. Los investigadores evaluaron los datos de salud de varias encuestas sobre actividad física realizadas en 1975, 1981 y 1990, hasta 2020, clasificándolos en cuatro grupos según su nivel de actividad física diaria en su tiempo libre: los sedentarios (alrededor del 13,4%), moderadamente activos (un 36,7%), activos (38,7%) y muy activos (11,2%).
La influencia de otros factores de salud
Como es lógico, los investigadores hallaron que aquellos que estaban en el grupo de los activos tenían entre un 15 y un 23% de menos probabilidad de muerte prematura en comparación con los sedentarios. Sin embargo, como recoge la revista Best Life, el estudio se puso interesante cuando tomaron en cuenta otros indicadores de salud, como la educación, el índice de masa corporal (IMC), el tabaquismo o el consumo de alcohol. Teniendo estos factores en consideración, los activos tenían solo el 7% de menos probabilidades de muerte prematura que los sedentarios. Y, que en caso de diferenciarse respecto al resto en estas variables, la actividad física regular no proporcionaba «ningún beneficio adicional».
Por otro lado, en el grupo de los muy activos también reportaban unos índices de mayor edad biológica de sus células y tejidos (diferente a la edad cronológica), aunque esto no afectaba a los moderadamente activos o activos simplemente. Sin embargo, sí que afectaba mucho más a la clase de los sedentarios, lo que significa que está mejor moverse, aunque sea mucho, que no moverse en absoluto.
Los investigadores concluyeron que el ejercicio no podría ser el principal factor que reduce la probabilidad de muerte prematura. También hay otros, pero en lo que sí que coincidieron es que, por norma general, entrenar de manera frecuente y sin excesos conduce a llevar una vida más sana y también a tomar decisiones más saludables en el estilo de vida, lo que redunda en una mayor probabilidad de durar más años y vivirlos con mayor calidad de vida.
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