En 2023, China experimentó un año de desafíos económicos y demográficos significativos. A pesar de un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del 5.2%, uno de los más bajos en décadas, el país enfrentó una disminución acelerada de su población, un fenómeno que plantea preocupaciones a largo plazo para la segunda economía más grande del mundo.

El crecimiento del PIB de China en 2023, aunque superó el objetivo del gobierno de aproximadamente el 5%, se situó por debajo de las tasas de crecimiento habituales de la década de 2010, que rondaban el 6% o 7%. Este crecimiento fue una mejora en comparación con el 3% de 2022, un año marcado por restricciones severas debido a la política de “COVID-cero” de Beijing. Sin embargo, este aumento no debe interpretarse como una señal de fortaleza económica incondicional, ya que se produjo después de un año particularmente débil y enmascara algunas debilidades subyacentes en la demanda agregada.

“En cierto sentido, el fuerte número del titular es un poco engañoso. Viene después de un año muy débil y realmente enmascara algunas de las debilidades subyacentes que estamos viendo en términos de demanda agregada”, dijo Fred Neumann, economista jefe para Asia en HSBC al Financial Times.

| “En cierto sentido, el fuerte número del titular es un poco engañoso. Viene después de un año muy débil y realmente enmascara algunas de las debilidades subyacentes que estamos viendo en términos de demanda agregada” (Neumann)

El sector inmobiliario, un pilar clave de la economía china durante décadas, continuó sufriendo en 2023. La inversión en desarrollo de propiedades cayó un 9.6% en comparación con el año anterior, y los precios de las viviendas nuevas disminuyeron en diciembre, registrando la caída más pronunciada desde febrero de 2015. Este declive en el sector inmobiliario, que ha estado en crisis de deuda durante tres años, refleja una falta de confianza tanto de los consumidores como de los inversores.

“Lo que China vio el año pasado fue posiblemente la recuperación post-COVID más decepcionante imaginable”, dijo Shehzad Qazi, director gerente de China Beige Book, una firma consultora que rastrea la economía china, a The Japan Times.

Problemas Económicos y Demográficos

  • Crecimiento Económico Débil: a pesar de superar las expectativas, el crecimiento del PIB revela debilidades subyacentes.
  • Crisis Inmobiliaria: la inversión en desarrollo de propiedades cayó significativamente, reflejando una falta de confianza en el mercado.
  • Deflación Continua: la deflación persistente afecta la confianza del consumidor y frena el gasto.
  • Disminución de la Población: la caída en la tasa de natalidad y el aumento en la tasa de mortalidad plantean desafíos a largo plazo.
  • Tensiones Internacionales: las relaciones con Estados Unidos y otros países impactan el crecimiento económico.
  • Falta de Confianza: la confianza tanto de consumidores como de empresas sigue siendo un desafío.

Además, la economía china se vio afectada por la disminución de su población. En 2023, la población del país cayó a 1.4 mil millones, con 11 millones de muertes superando los 9 millones de nacimientos. Esta disminución, la segunda consecutiva en tantos años, se atribuye en parte a las consecuencias de la política de un solo hijo implementada en la década de 1980 y a un aumento en la tasa de mortalidad, que alcanzó su nivel más alto desde principios de la década de 1970. La tasa de natalidad, por otro lado, no ha logrado mantenerse al nivel necesario para reemplazar a la población existente.

“El declive de 2 millones de personas reveló la ‘huella de Covid-19′, que se extendió por el país a principios de 2023 después de que las autoridades levantaran apresuradamente las medidas contra la pandemia”, dijo Wang Feng, experto en demografía china en la Universidad de California, Irvine, en declaraciones citadas por Financial Times.

El envejecimiento de la población y la disminución de la fuerza laboral joven plantean desafíos significativos para el futuro económico de China. Estos cambios demográficos podrían tener implicaciones a largo plazo en términos de consumo interno, innovación y desarrollo económico. Además, la creciente tasa de mortalidad en 2023, que fue notablemente más alta que en años anteriores, se ha vinculado con el levantamiento abrupto de las medidas contra la COVID-19, lo que resultó en un aumento de las muertes.

En el frente internacional, las tensiones con Estados Unidos y los esfuerzos de algunas naciones occidentales por reducir su dependencia de China o diversificar sus cadenas de suministro también han impactado el crecimiento económico del país. Estos factores, combinados con la continua deflación y la falta de confianza de los consumidores y las empresas, han llevado a un crecimiento económico más lento de lo esperado.

| “Lo que China vio el año pasado fue posiblemente la recuperación post-COVID más decepcionante imaginable” (Qazi)

A pesar de estos desafíos, los líderes chinos han expresado confianza en el rumbo de la economía, descartando la necesidad de medidas de estímulo precipitadas. Sin embargo, los datos revelan una economía que experimenta un crecimiento moderado, caracterizado por una demanda interna débil y presiones deflacionarias persistentes. La recuperación económica de China en 2023 fue, en el mejor de los casos, tímida, lo que sugiere que aún no es momento de afirmar que la economía ha superado sus dificultades.

El gobierno chino, consciente de estos desafíos, ha buscado atraer de nuevo a los inversores internacionales. Durante la reunión anual de élites globales en Davos, el primer ministro Li Qiang ofreció una visión optimista de la economía, enfatizando las oportunidades que ofrece el mercado chino. Sin embargo, persisten riesgos significativos, especialmente en el mercado inmobiliario, que ha sido durante mucho tiempo un motor clave de la economía china.

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