Creíamos que la Luna no tenía ya capacidad de sorprendernos hasta que un equipo de científicos han detectado un fenómeno anómalo en su superficie, situado en la extraña área de Reiner Gamma, una zona que ha fascinado a las astrónomos desde que el jesuita Francesco Maria Grimaldi lo descubrió en el siglo XVII.
Todo comenzó en 2010, cuando otro equipo de investigación observó por primera vez una burbuja electromagnética que no debería existir, una magnetosfera que sólo cubría una pequeña parte del ecuador y las extrañas curvas del Reiner Gamma, protegiéndolo de la radiación solar. Como la Luna no tiene magnetosfera porque carece de un núcleo de hierro giratorio que actúe como la dinamo que tenemos en la Tierra, aquel descubrimiento dejó a todos estupefactos.
Ahora, un grupo de científicos internacional han dado con un campo de lo que afirman son “rocas anómalas» que muestran propiedades magnéticas únicas.
Uno de los autores de la nueva investigación —Ottaviano Rüsch, del Institut für Planetologie de la Universidad de Münster— afirma que «el conocimiento actual de las propiedades magnéticas de la Luna es muy limitado, por lo que estas nuevas rocas arrojan luz sobre la historia de la Luna y su núcleo magnético. Por primera vez, hemos investigado las interacciones del polvo con las rocas en la región de Reiner Gamma, concretamente las variaciones en las propiedades reflectantes de estas rocas».
Además, aseguran que estos objetos están cubiertos de un singular polvo que, según los resultados publicados en el Journal of Geophysical Research Planets, tiene propiedades únicas: reflejan la luz de una manera totalmente diferente a todas las rocas lunares conocidas hasta ahora. Según el científico del Centro para el Espacio y la Habitabilidad de la Universidad de Berna Valentin Bickel, «los métodos modernos de procesamiento de datos nos permiten obtener información completamente nueva […] seguimos encontrando objetos desconocidos de esta manera, como las rocas anómalas que estamos investigando en este nuevo estudio».
La incógnita de su origen
Como indica Bickel, el hallazgo fue posible gracias a la inteligencia artificial, que realizó un análisis detallado de más de un millón de imágenes tomadas por el Lunar Reconnaissance Orbiter de la NASA. Esta metodología permitió identificar diferencias materiales en la superficie lunar que nunca se habían detectado.
Las rocas encontradas tienen una superficie cubierta de una estructura de polvo muy particular, encima o en los lados, que afecta a cómo reflejan la luz solar. Su comportamiento fotométrico inusual resulta en una apariencia particularmente oscura en imágenes tomadas con ángulos de incidencia bajos. Según Marcel Hess —uno de los autores del estudio— “estas rocas desvían menos luz hacia el sol debido a una estructura única del polvo” que desafía nuestro conocimiento del comportamiento de esta sustancia.
Modelo de interacción desconocido
El nuevo modelo de interacción entre estas rocas y el polvo en la Luna es diferente al conocido hasta ahora, pero no sabemos exactamente por qué. De hecho, no sabemos por qué algunas de estas rocas en la misma zona exhiben este comportamiento y otras no lo hacen.
Según el estudio, la anomalía fotométrica de estas rocas —quizás bloques de eyección del cráter Reiner K— se debe probablemente a un efecto de oposición reducido, asociado con una estructura de polvo más compacta que la del regolito normal. Estos procesos afectan al comportamiento del polvo, influenciado por la topografía local, la microestructura de las rocas, las propiedades químicas de las rocas, la levitación electrostática y los campos magnéticos que estas exhiben. Todo esto, aseguran, puede explicar estas observaciones pero admiten que no tienen ni idea del por qué. El mecanismo responsable de las anomalías seguirá siendo desconocido hasta que visitemos el lugar en una futura misión lunar.
Futura misión de la NASA para investigarlo en directo
Afortunadamente, la NASA tiene pensada exactamente una misión así en pocos años, afirman. La misión se centrará en examinar de cerca las rocas anómalas cubiertas por este polvo único. El estudio detallado que realizará este rover busca comprender mejor las interacciones entre el polvo y las rocas y el origen de la estructura especial del polvo.
La misión investigará también el proceso de levantamiento del polvo debido a la carga electrostática y la interacción del viento solar con campos magnéticos locales, un conocimiento crucial para planificar futuras misiones tripuladas. Esto es vital para los astronautas que irán a la Luna en años venideros: uno de los grandes problemas detectados durante las misiones Apolo fue el polvo lunar que se pegaba a todas partes. Si queremos establecer una base o colonias en la Luna, debemos buscar una forma de evitarlo.
La extraña estructura de Reiner Gamma
Reiner Gamma es una característica geográfica lunar conocida como un remolino lunar, uno de los fenómenos geológicos más visibles desde la Tierra. Este extraño lugar tiene una magnetosfera propia, un «campo magnético burbuja» que lo protege de los intensos vientos solares. La fuerza del campo magnético en Reiner Gamma es de aproximadamente 15 nanoteslas —una unidad de medida de la intensidad del campo magnético— a una altitud de 28 km. Esto es, en teoría, lo suficientemente fuerte para formar una mini-magnetosfera que se extiende 360 kilómetros por la superficie.
La minimagnetosfera actúa como una piedra en un arroyo, acelerando el viento solar a su alrededor y creando una esfera de partículas cargadas. Todo lo que haya dentro de esta esfera estaría más protegido que lo que haya fuera. Fue la sonda lunar india Chandrayaan-1 la que confirmó la existencia de esta minimagnetosfera, confirmando su tamaño de 360 kilómetros. Su existencia puede explicar las misteriosas «espirales brillantes» en la superficie lunar, ya que protegerían estas regiones del oscurecimiento causado por la radiación solar.
Los científicos piensan que existe la posibilidad de que haya más mini magnetosferas en otros lugares de nuestro satélite, ofreciendo posibles oásis antiradiación que puedan servir para construir bases.
Martin Wieser, coautor del estudio original de 2010 publicado en el diario científico Geophysical Research Letters, especula con que estos campos magnéticos pueden estar vinculados a los cráteres de impacto, pero no existe todavía ninguna evidencia que lo confirme. Según Wieser, la dinámica del plasma de un gran impacto podría haber congelado el campo magnético cuando las ondas de plasma se encuentran en el lado opuesto de la Luna.
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