El Reloj del Fin del Mundo, Reloj del Juicio Final o Reloj del Apocalipsis (o Doomsday Clock, en inglés), es uno de los indicadores más escalofriantes de la distancia que separa a la humanidad del desastre total, y los científicos acaban de revelar a qué hora se ha fijado el Reloj del Juicio Final para este 2024.
Este reloj no está alojado en ninguna torre ni adjunto a ningún monumento, es un reloj metafórico, pero sus manecillas ejercen el poder de reflejar la proximidad de la humanidad a la autodestrucción. Cada ajuste refleja la evaluación del mundo ante la catástrofe. Y es la Junta de Ciencia y Seguridad del Boletín -que se reúne dos veces al año para discutir los asuntos del planeta-, decide dónde debe colocarse la manecilla del Reloj del Juicio Final.
El año pasado, el reloj se movió de 100 segundos a 90 segundos hasta la medianoche. Fue lo más cerca que estuvo el Reloj del Apocalipsis de la medianoche en toda su historia. Esto se debió en gran medida a la invasión rusa de Ucrania y al mayor riesgo de una escalada nuclear. Pero, para este año, muchos predecían que se acercaría a la medianoche en 2024, en gran parte debido a la actual guerra entre Israel y Hamás y al resto de conflictos bélicos existentes en el mundo en nuestros días.
Los encargados de anunciar la modificación en el Reloj del Juicio Final han incluido a la presidenta y directora ejecutiva del Boletín de Científicos Atómicos, Rachel Bronson. El anuncio se ha retransmitido en directo en el canal web de YouTube del Boletín de Científicos Atómicos.
¿Desde cuándo existe?
La idea se introdujo por primera vez en la primera edición del Boletín que se publicó en junio de 1947. Así, desde su creación en 1947 por el Boletín de Científicos Atómicos, el Reloj del Apocalipsis ha advertido a la humanidad lo cerca que está el mundo de una catástrofe cada año, con la medianoche actuando como símbolo de ese apocalipsis.
La génesis del reloj coincidió con el inicio de la era atómica, un período caracterizado tanto por la maravilla tecnológica como por el temor existencial, tras la detonación de las primeras bombas atómicas durante la Segunda Guerra Mundial.
¿Y por qué se creó?
El Reloj del Juicio Final fue creado por científicos involucrados en el famoso Proyecto Manhattan -entre ellos Albert Einstein, aunque él no participase nunca en el desarrollo de la bomba ni supo de su existencia-, e inicialmente se centró únicamente en las amenazas nucleares; sin embargo, con el paso del tiempo y los nuevos peligros del mundo de nuestros días, se amplió para incluir otras amenazas apocalípticas como el cambio climático, las tensiones políticas, la tecnología (como las ciberguerras o las campañas de desinformación a través de Internet) o las pandemias, como en el caso de la COVID-19.
De ahí que la creación del reloj fuese una respuesta directa a la amenaza de una guerra nuclear, que se había vuelto palpable con las crecientes tensiones de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Este simbólico reloj evidenciaba la urgencia y el peligroso estado de los asuntos internacionales, donde la medianoche representaba una hipotética catástrofe global provocada por el hombre.
¿Cuántas veces se ha ajustado?
La configuración inicial del Reloj del Juicio Final fue de siete minutos para la medianoche. Desde entonces, ha sido ajustado 24 veces por la Junta de Ciencia y Seguridad del Boletín, con el aporte de su Junta de Patrocinadores, que incluye a 13 premios Nobel.
Uno de los peores momentos de la historia del Reloj del Juicio Final fue en 1953, cuando Estados Unidos y la Unión Soviética probaron dispositivos termonucleares con nueve meses de diferencia. Esto llevó a adelantar el reloj a dos minutos para la medianoche, lo más cercano al apocalipsis que jamás había estado, hasta hace poco.
Algunos años, las manecillas del reloj no se mueven en absoluto –como fue el caso en 2021 y 2022–, lo que sugiere que la situación global no ha cambiado. Si retrocede, más lejos de la medianoche, sugiere que la humanidad ha reducido los riesgos de una catástrofe global en los últimos 12 meses. Pero si el reloj avanza y se acerca a la medianoche (en comparación con la hora en que se fijó el año anterior), sugiere que la humanidad se ha acercado un poco más a la autodestrucción.
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