los seres humanos no nos costaría mucho aguantar la respiración durante este tiempo (de hecho, la mayoría de las personas puede contener la respiración entre 30 segundos y 2 minutos), pero la desaparición del oxígeno, este elemento vital en la Tierra, provocaría unas consecuencias catastróficas.
El oxígeno es el centinela silencioso de la continuidad de la vida en la Tierra. Sin embargo, ¿alguna vez has reflexionado sobre las profundas implicaciones de su repentina ausencia, aunque sea por unos pocos segundos? Hoy nos sumergimos en un experimento mental que describe las consecuencias inmediatas e impactantes de un suceso de tales características.
Perder el oxígeno temporalmente
El oxígeno es mucho más que un simple componente del aire que respiramos; es una piedra angular de nuestra existencia, que influye en absolutamente todo, desde la respiración de las células de nuestro cuerpo hasta la integridad estructural de los edificios. Constituye, aproximadamente, el 21% de la atmósfera terrestre. Con todas estas premisas y viendo lo importante que es… ¿cómo sería un mundo sin oxígeno? (aunque sea temporalmente):
Día negro: lo primero que notaríamos es que el cielo se oscurecería. Al haber menos partículas en la atmósfera para dispersar la luz azul, el cielo terrestre sería menos azul y más negro.
Implicaciones para la respiración y la salud: el efecto más inmediato de una desaparición repentina de oxígeno sería en nuestra respiración. Es posible que nuestros pulmones no noten su ausencia inmediatamente dada la corta duración, pero la caída repentina de la presión del aire podría tener efectos dramáticos en nuestros tímpanos y órganos internos, provocando malestar y desorientación generalizados.
Colapso arquitectónico: el oxígeno actúa como agente aglutinante en las estructuras de hormigón. Un escenario en el que el oxígeno desapareciera completamente durante unos segundos haría que los edificios, puentes y otras estructuras de hormigón se desmoronaran, colapsaran y se desintegraran hasta convertirse en polvo al eliminar ese componente aglutinante de este material tan habitual en nuestras ciudades, lo que provocaría una enorme catástrofe e innumerables víctimas.
Transformaciones de materiales: sin oxígeno, los metales ya no tendrían una capa protectora de óxido, lo que provocaría que se soldarían entre sí espontáneamente. Una capa de oxidación sobre los metales impide que estos se fusionen, pero en un mundo libre de oxígeno, los metales no tratados acabarían automáticamente soldados, lo que conduciría al fracaso de los sistemas de transporte, a la fusión de cualquier artículo cotidiano de metal que se te venga a la cabeza y al colapso de los procesos de fabricación, donde los componentes metálicos deben permanecer separados para funcionar.
Combustión y energía: todos los motores de combustión interna se pararían; esto significa que los aviones caerían en picado del cielo, terminando estrellados contra el suelo, los coches y cualquier tipo de vehículo dejaría de funcionar y el mundo se hundiría en la oscuridad a medida que los sistemas de energía fallaran.
Catástrofe ambiental: aun no hemos acabado; la ausencia de oxígeno también afectaría a las masas de agua de la Tierra, separándose el hidrógeno y el oxígeno, provocando una caída importante de los niveles de agua y un posterior desastre ecológico.
Desintegración de la capa de ozono: la capa protectora de ozono, que consta de tres átomos de oxígeno, desaparecería, dejando la vida expuesta a la intensa radiación ultravioleta del sol, lo que provocaría quemaduras que cualquier persona o animal expuesto al sol se quemaría. Nos freiríamos inmediatamente. Realmente tampoco nos daría tiempo de darnos cuenta de esto, ya que toda célula viva explotaría.
Sería un mundo insostenible
Está claro que no podemos vivir sin oxígeno. Este elemento es vital para nuestra supervivencia y para la vida tal y como la conocemos. Este tipo de experimentos mentales son ideales para comprobar la fragilidad de nuestra existencia y el delicado equilibrio del que depende de nuestro ecosistema. Así, aunque es poco probable que la Tierra pierda su oxígeno durante este corto periodo de tiempo, comprender el impacto potencial de un evento así puede hacernos reflexionar e inspirarnos a contribuir con acciones para proteger y mantener la salud de la atmósfera de nuestro planeta a medida que el cambio climático no para de acrecentarse en nuestro planeta.
Los fenómenos climáticos extremos, como huracanes, inundaciones, sequías y olas de calor, se vuelven más frecuentes y severos, a causa del cambio climático, mientras que los ecosistemas y la agricultura se enfrentan cambios impredecibles. Es por ello que deberíamos tener en cuenta una serie de medidas orientadas a luchar contra esta emergencia climática, dentro de lo que está en nuestra mano, como: reducir el consumo, reutilizar productos y reciclar materiales, invertir en electrodomésticos e iluminación con alta eficiencia energética, usar transporte público en la medida de lo posible, apoyar las energías renovables, ser conscientes de la conservación del agua, reparando fugas y eligiendo accesorios que ahorren agua, reduciendo el consumo de carne, plantar árboles y ayudar a labores de reforestación o apoyar empresas y productos que prioricen la sostenibilidad.
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