Un equipo de investigadores ha descubierto moléculas de agua en la superficie de un asteroide por primera vez en la historia. La técnica que se ha empleado para este hallazgo nos ayudará a entender cómo se distribuye la presencia de agua en nuestro sistema solar desde su formación y nos dará pistas para saber cómo lo ha hecho alrededor de otras estrellas, algo clave para la búsqueda de vida en otros planetas.

Científicos del Southwest Research Institute (SwRI), en EEUU, han estudiado cuatro asteroides ricos en silicatos utilizando datos del instrumento FORCAST (Cámara infrarroja de objetos débiles) del retirado telescopio SOFIA (Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja). El instrumento logró detectar moléculas de agua en dos de ellos.

«Detectamos una característica que se atribuye inequívocamente al agua molecular en los asteroides Iris y Massalia», explica la Dra. Anicia Arredondo del SwRI, autora principal del artículo publicado en la revista Planetary Science Journal. «Basamos nuestra investigación en el éxito del equipo que encontró agua molecular en la superficie iluminada por el Sol de la Luna. Pensamos que podríamos utilizar SOFIA para encontrar esta firma espectral en otros cuerpos».

En 2020, SOFIA detectó 355 mililitros de agua atrapada en un metro cúbico de la superficie de uno de los mayores cráteres del hemisferio sur de la Luna. Sin embargo, su instrumento FORCAST no es lo suficientemente sensible como para detectar huellas claras de moléculas de agua en todos los casos. Los datos recogidos de los otros dos asteroides, Partenope y Melpómene, eran demasiado ruidosos para extraer una conclusión definitiva, comentan los investigadores.

El Webb permitirá encontrar más agua

«Según la intensidad de las bandas espectrales, la abundancia de agua en el asteroide es similar a la de la Luna iluminada por el sol», explica Arredondo. «Del mismo modo, en los asteroides, el agua también puede estar unida a los minerales, así como absorbida al silicato y atrapada o disuelta en el vidrio de impacto de silicato».

La investigación cuenta con el apoyo de la NASA y la Agencia Espacial Alemana. El equipo espera poder usar los instrumentos avanzados del telescopio espacial James Webb para investigar más objetivos en el futuro.

«Hemos realizado mediciones iniciales de otros dos asteroides con el Webb durante el segundo ciclo», explica Arredondo. «Tenemos otra propuesta para el próximo ciclo con el fin de estudiar otros 30 objetivos. Estos estudios aumentarán nuestra comprensión de la distribución del agua en el sistema solar».

Clave para buscar vida alienígena

Los investigadores explican que los asteroides de silicatos anhidros, o secos, se forman cerca del Sol, mientras que los materiales helados se fusionan más lejos. Por eso la ubicación de los asteroides y su composición nos dice cómo fue la distribución de materiales desde su formación y cómo se han repartido por el espacio desde entonces.

Entender cómo fue esa distribución del agua en nuestro sistema solar nos ayudará a entender también su distribución en otros sistemas solares. La presencia de moléculas de agua es un indicador de la posibilidad de vida, por lo que los investigadores creen que esta técnica nos ayudará a saber dónde buscarla en otros planetas.

«Los asteroides son restos del proceso de formación planetaria, por lo que su composición varía en función del lugar de la nebulosa solar en el que se formaron», asegura Arredondo. «De especial interés es la distribución del agua en los asteroides, porque eso puede arrojar luz sobre cómo llegó el agua a la Tierra».

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