Noches de temor han asolado a una pequeña comunidad del Amazonas peruano. Y es que al grito de ‘¡Son extraterrestres!’, personas pertenecientes al pueblo Ikitu han asegurado que durante algunas noches de agosto han sido atacados por seres que parecían proceder de otros planetas. El mundo del cine nos han enseñado diferentes tipos de extraterrestres, aunque en esta ocasión no parece que el misterio tenga que ver con entidades de fuera del Sistema Solar.

Misteriosas presencias en aldeas del Amazonas y alienígenas que no existen

La información ha sido sacada a la luz por el medio RPP Noticias y en ella se señala la preocupación de los habitantes de una aldea del distrito de Alto Nanay, en la provincia peruana de Maynas, por ‘seres que medirían dos metros, que serían inmunes a sus armas de caza y que desaparecen al ser acorralados’.

Los pobladores aseguran que las entidades se asemejan al famoso Duende Verde de los cómics de Spider-Man y que son capaces de elevarse sobre el terreno, según confirma Jairo Reátegui Ávila, líder de la comunidad Ikitu.

Algunas personas aseguran que también podrían tratarse de drones utilizados por traficantes de drogas o de los temidos ‘pelacaras’, presuntos traficantes de órganos que ya son toda una leyenda en esa zona. Además, según una nueva información publicada por RPP Noticias, un ataque a una chica de 15 años habría hecho desplazarse a la policía y la marina hasta el lugar para realizar una exhaustiva investigación.

En los últimos días, nuevas informaciones, también publicadas en RPP Noticias, han salido a la luz y parece que se empieza a esclarecer el misterio de los seres nocturnos, siendo su figura algo mucho más mundano de lo que anteriormente se había podido imaginar.

Al parecer, las entidades que rondan la aldea podrían ser mineros ilegales utilizando jetpacks con el fin de amedrentar a la población de la zona para así poder continuar llevando a cabo sus actividades ilegales. Parece que existen mafias dedicadas a la extracción de oro, abundante en la cuenca del río Nanay. Infundiendo miedo entre la población, para evitar que abandonen sus casas por la noche, los mineros podrían realizar su actividad fuera de miradas indiscretas y, de paso, generar una leyenda más para los amantes de las conspiraciones.

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