En una reveladora entrevista con el reconocido podcaster Joe Rogan, el visionario futurista, escritor e inventor Ray Kurzweil compartió sus fascinantes perspectivas sobre el vertiginoso avance de la inteligencia artificial (IA). Kurzweil, renombrado por sus audaces pero precisas predicciones, auguró un futuro cercano en el que la IA no solo igualará, sino que superará ampliamente las capacidades humanas. “Para el año 2029, la IA igualará la inteligencia humana en general”, afirmó con certeza. Sin embargo, el magnate tecnológico Elon Musk fue aún más lejos, replicando: “El año que viene, la IA será probablemente más inteligente que cualquier ser humano. En 2029, la IA será probablemente más inteligente que todos los humanos juntos”.
Kurzweil sustentó su afirmación mostrando un gráfico titulado “Performance of Computation 1939 to 2023″. La curva, asombrosamente, forma una línea recta en escala logarítmica, evidenciando un crecimiento exponencial sostenido durante 80 años. “La velocidad de las computadoras se multiplicó por 20 cuatrillones en ese período”, destacó Kurzweil. “Y esta tendencia continuará, con los modelos de lenguaje como GPT-4 casi alcanzando las capacidades humanas y probablemente superándolas dentro de un año”.
Este ritmo de progreso abrirá la puerta a aplicaciones transformadoras. “Podremos desarrollar medicamentos personalizados en cuestión de días”, ejemplificó Kurzweil. Pero el verdadero punto de inflexión llegará en 2045 con el advenimiento de la “Singularidad”, cuando la IA superará vastamente a la inteligencia humana y podrá mejorarse a sí misma recursivamente. “En ese punto, la IA podrá hacer cosas que hoy no podemos ni concebir”, vaticinó.
¿Estamos preparados para la “velocidad de escape de la longevidad”?
Un área donde el impacto de la IA será especialmente transformador es en la extensión de la longevidad humana. Kurzweil predice que para 2029 se alcanzará la “velocidad de escape de la longevidad”, donde por cada año que pase, la ciencia añadirá más de un año a nuestra expectativa de vida. “La IA permitirá revertir el envejecimiento”, aseguró. “Podremos alejarnos indefinidamente del deterioro biológico”.
Pero quizás la visión más audaz de Kurzweil es la integración directa entre la IA y el cerebro humano. “Seremos ‘superhumanos’ que podrán asumir diversas formas físicas”, describió con entusiasmo. Nuestras capacidades cognitivas se expandirían tremendamente al fusionarse con la superinteligencia artificial. “Imagina poder acceder instantáneamente a todo el conocimiento del mundo, realizar cálculos complejos en segundos y comunicarte telepáticamente”, ilustró.
Más allá de aumentar nuestras capacidades individuales, Kurzweil ve en la IA una herramienta poderosa para abordar algunos de los mayores desafíos que enfrenta la humanidad. “La IA podría ayudarnos a desarrollar nuevas fuentes de energía limpia, optimizar la agricultura para alimentar a una población creciente, y diseñar estrategias efectivas para mitigar el cambio climático”, sugirió.
En el ámbito de la salud, las aplicaciones potenciales son igualmente revolucionarias. “La IA nos permitirá entender y tratar enfermedades complejas como el cáncer y el Alzheimer de maneras que hoy parecen ciencia ficción”, afirmó Kurzweil. “Podremos diseñar tratamientos personalizados basados en la genética individual y simular el efecto de los medicamentos antes de probarlos en humanos”.
El futurista también vislumbra un futuro en el que la IA potenciará la creatividad humana a niveles sin precedentes. “Imagina una IA que pueda colaborar con nosotros para escribir novelas cautivadoras, componer sinfonías conmovedoras o diseñar obras de arte visualmente impresionantes”, ejemplificó. “No reemplazará la creatividad humana, sino que la aumentará y la llevará a nuevas alturas”.
Sin embargo, Kurzweil no es ajeno a los desafíos éticos y sociales que plantea la IA. “Debemos ser proactivos en desarrollar la IA de manera responsable, con salvaguardas robustas contra el mal uso y alineada con los valores humanos”, enfatizó. Esto incluye abordar cuestiones como la privacidad, el sesgo algorítmico y el impacto en el empleo a medida que la IA automatiza cada vez más tareas.
En última instancia, Kurzweil ve la IA como una herramienta para empoderar y unir a la humanidad. “Imagina un mundo donde la educación de alta calidad sea accesible para todos, donde las barreras del lenguaje desaparezcan gracias a la traducción en tiempo real, y donde las decisiones globales se basen en la sabiduría colectiva en lugar de intereses estrechos”, invitó.
Ante la inquietud de Rogan sobre los riesgos de una IA fuera de control, Kurzweil reconoció el peligro de que una IA superinteligente caiga en las manos equivocadas. “Podría ser catastrófico si se usa para fines maliciosos”, advirtió. Sin embargo, se mostró optimista sobre el saldo neto: “En general, la IA nos hará más inteligentes, empáticos y menos violentos. Los beneficios superarán a los riesgos si la desarrollamos con sabiduría”.
El también abordó interrogantes existenciales que plantea el auge de la IA. Descartó la hipótesis de que vivamos en una simulación creada por otros seres. “No hay evidencia de ello”, afirmó. Tampoco ve señales de vida inteligente extraterrestre haciendo ingeniería a escala galáctica, sugiriendo que quizás seamos la civilización más avanzada hasta ahora.
La visión de Kurzweil sobre el futuro de la IA es tan prometedora como desafiante. Augura una expansión radical de las capacidades humanas en las próximas décadas, impulsada por el crecimiento exponencial de la computación que ha documentado meticulosamente. Aunque advierte sobre los riesgos, su perspectiva es profundamente optimista. “La IA es una herramienta transformacional”, concluyó. “Si la desarrollamos con sabiduría, podría ser la mayor aventura de la humanidad”.
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