Hace aproximadamente 66 millones de años, nuestro planeta experimentó el impacto de un asteroide de dimensiones urbanas. Este evento liberó una cantidad de energía equivalente a la detonación de 72 billones de toneladas (65 toneladas métricas) de TNT, formando una cicatriz de 180 kilómetros en lo que hoy conocemos como la península de Yucatán, México. La consecuencia más notoria de este asteroide, denominado el impactador Chicxulub, fue la extinción de los dinosaurios no aviares y cerca del 75% de las especies terrestres.
En un esfuerzo por prevenir colisiones similares, el Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS) de la NASA opera el sistema de monitoreo de impactos Sentry. Este sistema realiza análisis continuos a largo plazo de las posibles órbitas futuras de asteroides potencialmente peligrosos. Para cuantifica la peligrosidad, los astrónomos utilizan la Escala de Peligro de Impacto Técnico de Palermo. Esta escala combina dos valores: la probabilidad de que ocurra el impacto y cuánto daño podría causar. Si el puntaje es 0, el riesgo es similar al riesgo promedio de objetos similares en el pasado, pero si el puntaje es +2, significa que el riesgo es 100 veces mayor que eventos aleatorios anteriores. Valores negativos sugieren que el evento no tendría consecuencias probables, y valores entre -2 y 0 indican situaciones que deben ser monitoreadas con atención.
Teniendo en cuenta esta escala, hay cinco asteroides que representan un riesgo significativo para la Tierra (con valores en la escala de Palermo por encima de -2).
1. Bennu
- Dimensiones: 0,49 kilómetros
- Masa: 74 millones de toneladas
Descubierto en septiembre de 1999 y oficialmente designado como (101955) Bennu (un pájaro de la mitología egipcia) actualmente encabeza la lista de los más peligrosos. De acuerdo con los cálculos de la NASA, hay una probabilidad del 0.037% o 1 en 2 700 de que colisione con nuestro planeta cuando se acerque a la órbita de la Tierra para el 24 de septiembre de 2182. Si se produjera un impacto, la energía asociada con la colisión sería de 1 200 megatones en equivalente de TNT. A modo de comparación, el equivalente de TNT del arma termonuclear más poderosa jamás probada, la Bomba del Tsar, era de aproximadamente 54 megatones.
En anticipación a este evento, los científicos están llevando a cabo un análisis detallado de este asteroide rico en carbono, que se cree se separó de un asteroide más grande entre 2 000 millones y 700 millones de años atrás. Es por eso que en septiembre de 2023 la sonda espacial OSIRIS-REx de la NASA regresó a la Tierra con muestras recogidas de la superficie de Bennu, que está siendo examinada por equipos de investigadores en todo el mundo.
2. (29075) 1950 DA
- Dimensiones: 1,3 kilómetros
- Masa: 78 millones de toneladas
En segundo lugar en riesgo se encuentra el asteroide (29075) 1950 DA. Descubierto inicialmente en febrero de 1950 y redescubierto 50 años después, se piensa que 1950 DA es un asteroide con un alto contenido de hierro y níquel. Con una probabilidad del 0.0029% o 1 en 34 500, existe la posibilidad de que impacte la Tierra el 16 de marzo de 2880. Un impacto liberaría la energía equivalente a 75 000 millones de toneladas de TNT, suficiente para desencadenar una catástrofe global que podría poner en peligro la existencia de la humanidad.
3. 2023 TL4
- Dimensiones: 0,33 kilómetros
- Masa: 47 millones de toneladas
Descubierto en 2023, el asteroide 2023 TL4 ilustra cómo un nuevo objeto espacial puede convertirse inmediatamente en uno de los asteroides potencialmente más peligrosos. Observaciones realizadas entre el 8 y el 19 de octubre de 2023 indican que tiene una probabilidad del 0.00055% o 1 en 181 000 de impactar la Tierra el 10 de octubre de 2119. En caso de impacto, liberaría la energía equivalente a la detonación de 7 500 millones de toneladas de TNT.
4. 2007 FT3
- Dimensiones: 0,34 kilómetros
- Masa: 54 millones de toneladas
Es un asteroide perdido pues no se ha vuelto a observar desde 2007. Eso quiere decir que los astrónomos no tienen su órbita bien definida, por lo que la incertidumbre sobre dónde está es bastante grande. Según los cálculos de la NASA, el máximo acercamiento del asteroide a la Tierra en 2024 no ocurrirá hasta finales de diciembre, cuando esté aproximadamente a la misma distancia que separa al Sol de la Tierra. La Tabla de Riesgo Sentry muestra una probabilidad estimada de 1 entre 11 millones de que el asteroide impacte la Tierra el 2 de octubre de 2024, lo cual es 1 900 veces menor a la amenaza de fondo –la probabilidad de que un asteroide cualquiera choque con la Tierra en un momento cualquiera-. Del mismo modo, la NASA estima que hay una probabilidad del 0,0000096% o 1 en 10 millones de que impacte nuestro planeta en 2030. En caso de impacto, liberaría la energía equivalente a la detonación de 2.6 mil millones de toneladas de TNT, suficiente para causar daños regionales masivos, pero no a nivel global.
5. 1979 XB
- Dimensiones: 0,66 kilómetros
- Masa: 390 millones de toneladas
Es otro asteroide perdido. No ha sido visto en unos 40 años y, por tanto, nuestro conocimiento de su órbita es bastante limitado. Según los científicos del CNEOS, a mediados de diciembre de 2024 el asteroide tendrá un 0,05% de posibilidades de acercarse a la Tierra a una décima parte de la distancia Tierra-Sol, pero no pasará a menos de 750 000 km de la Tierra. Además, existe una probabilidad de 1 en 1,8 millones de que impacte la Tierra en diciembre de 2113. Una colisión liberaría la misma energía que la detonación de 30 000 millones de toneladas de TNT.
Comprendiendo el riesgo: la Escala de Peligro de Torino
La noción de un impacto de asteroide puede resultar aterradora, pero es crucial entender que todos los asteroides mencionados se catalogan como «cero» o «blanco» en la Escala de Peligro de Torino. Esta escala, adoptada por la Unión Astronómica Internacional en 1999, asigna un número del 0 al 10 para indicar el riesgo de impacto y las consecuencias asociadas. Niveles del 8 al 10 se encuentran en la zona roja, denotando asteroides que inevitablemente colisionarán con la Tierra, con consecuencias que van desde la destrucción localizada hasta una catástrofe climática global que amenazaría la civilización. En contraste, el nivel 0, la zona blanca, indica cero riesgo de impacto o un riesgo tan ínfimo que puede considerarse nulo.
Es crucial señalar que ni Bennu ni 1950 DA cuentan con clasificaciones en la Escala de Torino ya que sus impactos previstos se proyectan más allá de los próximos 100 años, que es el margen de tiempo que usa la NASA para identificar amenazas significativas de impacto.
Por supuesto, la posibilidad de que existan objetos potencialmente peligrosos sin descubrir persiste, dado que miles de asteroides, desde posibles «destructores de ciudades» hasta algunos de escala «planetaria», podrían estar ocultos tras el resplandor solar. Esta realidad subraya la importancia de la constante vigilancia y búsqueda de asteroides cercanos a la Tierra por parte del CNEOS, utilizando tecnologías avanzadas para prever y prevenir eventos cósmicos que puedan poner en riesgo nuestro planeta.
/psg