Este domingo, el rey Carlos III realizó su aparición pública más significativa desde que se anunció su diagnóstico de cáncer no especificado a inicios de febrero. El monarca asistió con la reina Camila y otros miembros de la familia real británica al servicio de Pascua en la capilla San Jorge del castillo de Windsor, donde estrechó manos y conversó con el público.
Su presencia en el servicio religioso anglicano de Semana Santa había generado una gran expectación y por eso, su lenguaje corporal ya fue analizado y dejó algunas pistas sobre su situación actual.
La aparición del monarca se interpretó como un intento de tranquilizar a la población, después de que se retirara de sus tareas públicas luego de que el palacio de Buckingham diera a conocer que estaba en tratamiento contra un cáncer y tanto a su llegada al templo como a la salida, el soberano de 75 años se dirigió con semblante relajado y sonriente a las personas que se congregaron en las puertas del lugar desde horas antes.
Judi James, profesional del lenguaje corporal, aseguró al medio Fabulous que Carlos III utilizó «tres gestos clave y rituales de lenguaje corporal para tranquilizar a una nación que ha estado preocupada por su salud».
«Primero está su sonrisa. No hay ningún rictus o mueca que pueda sugerir un esfuerzo», señaló la especialista según recogió La Vanguardia.
«Desde el momento en que sale con bastante firmeza de su auto, su boca se abre en una sonrisa radiante y congruente», indicó. «Sus mejillas están levantadas y redondeadas a pesar de que su rostro es un poco menos lleno y los surcos a los lados de su boca y en sus mejillas producen el efecto de ‘corona’ que indica genuino buen humor», agregó.
«En segundo lugar, están sus señales de comedia», estableció, para luego detallar que «está haciendo una pequeña y tal vez modesta boca cómica mientras saluda al clero y cuando se gira para saludar a la multitud que espera, levanta las cejas en señal de reconocimiento y comienza a reír y señalar como si estuviera compartiendo una broma».
De esta manera, aseguró que el monarca trató de transmitir tranquilidad a la sociedad británica. «Es el rey en su modo característico de ‘bromeo'», expresó.
Luego Judi afirmó que los saludos de Carlos III muestran su afecto por el público. «El último es su andanada de saludos a la afición. La primera es una ola ondulante que indica afecto, mientras que las tres olas que siguen nos dicen que extraña al público y que no tiene prisa por entrar a la abadía y fuera de la vista de las cámaras y los reflectores», aseguró.
Además, la experta en lenguaje corporal dijo que en «términos de espíritu e incluso de humor prácticamente no hay cambios».
Fuentes del palacio de Buckingham -residencia oficial del monarca- indicaron que, si bien esta comparecencia no significa que el rey vaya a retomar sus labores públicas, sí pretende señalar que su tratamiento oncológico avanza de manera positiva.
Cabe mencionar que la ceremonia en sí estuvo menos concurrida de lo habitual, ya que el príncipe William y Kate se ausentaron de la actividad debido a que ella también está bajo tratamiento contra el cáncer y detuvo sus apariciones públicas.
Con Carlos III y la princesa de Gales en tratamiento, el resto de la familia real debe asumir la nutrida agenda oficial, en especial William, el heredero al trono británico, y Camila.
Sin embargo, dado que estos días el príncipe permanece al lado de su esposa, el mayor peso recae sobre la reina.
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