Cuando converso de política con alguno de mis parroquianos, quedo con la sensación que, para la mayoría de ellos, este rincón del mundo, otrora faro y referente de progreso, ahora pareciera estar en “modo pausa” … porque el tiempo pasa y “no pasa nada”. Cómo no, si por ningún lado se ve que los problemas, esos que afectan al “ciudadano de a pie”, tienden a solucionarse… Claramente se respira un ambiente de apatía política manifiesta.

Esto que pareciera no tener mayor importancia, porque para muchos es el sino -el hado- de los tiempos…, para esta añosa pluma representa una gran preocupación, ya que la vida le ha enseñado que “si bien los años nos arrugan la piel, la falta de entusiasmo nos arruga el alma” y que si una sociedad se deja estar, pierde el entusiasmo y el deseo de superación, pierde en definitiva “el alma” … y va derecho al despeñadero.

Sin ser especialista en enfermedades del alma, esa docta pluma está convencida que la apatía política que se respira en el ambiente, en el último tiempo ha generado un pesimista estado emocional que se manifiesta, por un lado, en la falta de interés, de entusiasmo, y de motivación en aquellas actividades públicas -entiéndase participación-, y por el otro en el desencanto y menosprecio hacia los “señores políticos”.

Dicha apatía política es el efecto que produce en el ciudadano el que las autoridades y las instituciones, que debieran estar concentradas en las soluciones a los problemas reales de la gente, estén más preocupadas de los contubernios electorales y de defender sus cuotas de poder. La gran enfermedad de nuestros políticos es la carencia de objetivos y la falta de realismo.

Para muestra un botón, ¿Cómo va a ser posible que la educación, “gratuita y de calidad”, que fue uno de los “caballitos de batalla” de nuestras imberbes autoridades, sea un escándalo, producto de miles de niños sin cupos en los colegios, de arreglines en la asignación de la plataforma de matrículas, o por la incapacidad para solucionar los problemas de los SLEP (Servicios Locales de Educación Pública) …? ¡Toda una vergüenza!

Ni hablar de Gobernar… un ministro dice una cosa, otro lo desmiente, y después se desmiente el desmentido; según el gobierno, la economía no sólo está “mostrando brotes verdes” sino que, en su fértil imaginación, ya está “dando jugosos frutos”; la izquierda presionando por la mesa de la Cámara … suma y sigue, todo esto mientras el Presidente, taimado con la FIDAE y con la prensa, pareciera “estar en Babia” porque hace un mes que “le comieron la lengua los ratones”.

En pocas palabras, el país vive una total inacción política. La sociedad política preocupada de los suyos y el gobierno literalmente “un gatuperio” (léase bolsa de gatos). Al final de cuentas, no sólo el país está en “modo pausa”, ya que nadie toma decisiones para enfrentar los problemas, sino -lo que es más grave-… vamos “cuesta abajo en la rodada”.

Por Cristián Labbé Galilea

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