Nuestro vecindario estelar es un lugar relativamente tranquilo. Situados en el denominado brazo de Orión, o Local, el Sistema Solar está alejado del bullicio del centro de la galaxia. El sistema estelar más cercano a nosotros, Alfa Centauri, está a una distancia aproximada de 4,4 años luz. En esa misma distancia, en el centro de la galaxia, se amontonan más de un millón de estrellas que el agujero negro supermasivo Sagitario A* acelera a miles de kilómetros por segundo.

Tantas estrellas moviéndose a tanta velocidad llevan, inevitablemente, a choques colosales que pueden dar lugar a un fenómeno un tanto extraño. Para entenderlo, antes hemos de comprender cómo son los choques estelares.

ERA UN DOMINGO A LA TARDE

Los choques entre las estrellas no suelen ser frontales, si no que, más bien, el área de influencia de una estrella entra en el de otra. Cuando dos estrellas se acercan demasiado el tirón gravitacional ejercido por la inmensa masa de los astros desestabiliza las capas más externas de la estrella y, con ello, puede expulsar parte del material al espacio. Cuando más se acerquen, mayor será el tirón y, por tanto, las estrellas se verán más afectadas.

Según explica Rose Sanaea C. autora del trabajo, debido a las altas velocidades, en la zona más cercana al agujero negro supermasivo, aunque choquen, siguen avanzando. Rose compara este evento con un choque de manos entre dos deportistas que corren en la misma dirección. Chocan las manos, y cada uno sigue por su lugar. Ahora bien, en zonas un poco más alejadas del núcleo galáctico, las estrellas tienen comportamientos completamente diferentes.

Agujero Negro Sagitario A*
ESO / L. CALÇADA / SPACEENGINE.ORG Esta ilustración muestra las órbitas de estrellas muy cercanas a Sagitario A*, un agujero negro supermasivo situado en el corazón de la Vía Láctea

Si nos alejamos del centro de la galaxia 0,01 pársecs, o lo que es lo mismo, unos 12 días luz (aproximadamente 68 veces la distancia entre el Sol y Neptuno), entramos en un territorio en permanente guerra estelar. En esta zona, las estrellas se mueven ligeramente más despacio (a cientos de kilómetros por segundo en lugar de miles) por lo que sus interacciones son más lentas y mucho más intensas. Algunas de estas interacciones acaban en una fusión, pero otras en un festín donde tanto los comensales como la comida son estrellas.

QUÉ ES UNA ESTRELLA VIEJA

Escribir la vida de las estrellas implica reducir a unas pocas líneas un proceso que lleva miles de millones de años. Por tanto, irremediablemente va a haber grandes simplificaciones, pero el proceso ha de quedar claro para entender cómo el canibalismo estelar puede rejuvenecer una estrella.

Todo comienza en una nebulosa, es decir, una enorme acumulación de gas y polvo estelar. Debido a una perturbación causado por un evento externo, como la explosión de una estrella cercana, este gas comienza a juntarse en un punto concreto en el espacio y surge el germen de la estrella. Según se acumula más gas en el mismo punto, va aumentando la masa y, con ello, la presión a la que están sometidos los átomos del gas. Al sobrepasar cierto límite. Una vez los propios átomos están cerca los unos a los otros que empiezan a juntarse en el proceso conocido como fusión nuclear. Este es el “encendido” de la estrella y cuando empieza a brillar.

En el núcleo de las estrellas normalmente se fusiona el hidrógeno en helio en un proceso que se conoce como cadena protón-protón. La explosión resultante empuja el material de alrededor, pero esta fuerza es rápidamente contrarrestada por la propia gravedad de la estrella impide que esta se desintegre. De este modo, la estrella encuentra un equilibrio y comienza su vida. Sin embargo, con esta vida también comienza una cuenta atrás, ya que el hidrógeno que contienen las estrellas es limitado. Por ello, las estrellas más jóvenes tienen mayores cantidades de hidrógeno que las más viejas, ya que estas últimas las han ido transformando poco a poco en helio y otros elementos.

Las estrellas de mayor tamaño siguen un proceso distinto denomina ciclo CNO, donde los antes del helio se producen otros átomos como el carbono, nitrógeno y oxígeno.

LAS DEVORADORAS DE ESTRELLAS

Tras simular 1000 astros orbitando en torno a Sagitario A*, la universidad de Northwester pudo detectar cómo ciertas estrellas les arrancaban el hidrógeno a sus compañeras y se lo quedaban. De este modo, una estrella consigue robarle el combustible a su vecina y, por tanto, aunque se trate de estrellas más antiguas, se “disfrazan” de estrellas jóvenes. Según Rose, estas estrellas “caníbales” son, simplemente, las ganadoras de una lotería de colisiones. Sin embargo, ganar la lotería viene con un coste inesperado.

Imagen del agujero negro Satigario A* situado en el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea.
FOTO: ESO Imagen del agujero negro Satigario A* situado en el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea

Cuando una estrella rejuvenece también crece en tamaño y en masa. Según los cálculos, estas nuevas estrellas podrían llegar a ser mayores de 10 masas solares. Para mantener el equilibrio, la velocidad a la que ocurren las reacciones nucleares es mucho mayor que en estrellas más pequeñas y, por tanto, su esperanza de vida es menor.

LAS VERDADERAS ESTRELLAS “ZOMBI”

Aunque Rose compara estas estrellas con “zombis”, en astronomía ya se emplea este término para nombrar a un tipo hipotético de estrella. Las estrellas zombis se crearían en sistemas binarios, es decir, en estrellas que se forman en parejas y orbitan entorno a un mismo punto. Cuando una de las estrellas muere, si tiene un tamaño similar al del Sol lo más probable es que se acabe transformando en una enana blanca. Durante el proceso, la estrella moribunda primero crece en tamaño y pierde sus capas más externas, por lo que deja su núcleo expuesto, del tamaño de La Tierra, pero con la masa del Sol.

Aunque en este punto la estrella se considera muerta, en ciertos casos puede que la enana blanca consiga robarle material a su compañera y, de este modo, ir aumentando en masa. Una vez sobrepasa un límite, denominado “límite Chandrasekhar”, la enana blanca explota en forma de supernova tipo Ia. Ahora bien, se estima que entre un 5 y un 30% de los casos únicamente explota una parte de la enana blanca. En estos casos, aunque también se libera una cantidad enorme de energía en forma de supernova, los remanentes de la enana blanca forman “la estrella zombi”. En la actualidad se han observado algunos candidatos que podrían ser estrellas zombis, como SN 2012Z.

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